
Propuesta Missoni.
La moda se nutre del arte: Missoni y Sonia Delaunay
En artículos anteriores hemos hablado, en general, de la presencia del arte en el diseño de moda. Hoy queremos referirnos a un caso puntual que hace a las propuestas de diseñadores inspirados en artistas. Se trata de la colección primavera-verano 2015/16 presentada por la casa italiana Missoni.
TEXTO. PATRICIA ALEJANDRA VASCONI
La casa Missoni, fundada en 1953 por Ottavio Missoni y su esposa Rosita, en Lombardía (Italia), se ha venido manejando como una verdadera empresa familiar hasta la actualidad, a cargo de Ángela Missoni, una de las hijas del matrimonio fundador.
Caracterizada desde siempre por prendas de punto que apelan al color y a la textura, en esta temporada Missoni nos ofrece su reinterpretación del trabajo de la artista de vanguardia Sonia Terk, a la que luego se va a conocer como Sonia Delaunay.
A esta artista es preciso ubicarla en relación con las profundas transformaciones producidas en las primeras décadas del siglo XX, tanto en el campo sociopolítico como en el artístico. En lo sociopolítico, la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y, más adelante, la crisis financiera del ‘29 rompen la ilusión de una sociedad estable, pacífica y en progreso, produciendo el quiebre de la matriz de Estado liberal clásico. Por otro lado también se modifica sustancialmente el lugar de la mujer en la sociedad, siendo integrada paulatinamente al mundo del trabajo y de los intereses que la conducen más allá del puro ámbito doméstico.
En lo artístico, es la época de desarrollo de las primeras vanguardias -vgr. dadaísmo, expresionismo, surrealismo, etc-. Las vanguardias surgieron como un cuestionamiento radical al arte académico y a las instituciones que lo legitimaban. Independientemente de su destino posterior, plantearon la necesidad de reconciliar el arte con la vida y desde este lugar se preocuparon y ocuparon de los objetos de la realidad cotidiana, entre ellos, el vestido.
PURA ABSTRACCIÓN
Sonia Terk (1885, Odesa, Ucrania/ 1979, París, Francia) se casa en 1910 con el pintor Robert Delaunay y ambos evolucionan hacia la pura abstracción y a una particular técnica del color que, en la vanguardia, va a ser conocida con el nombre Simultaneísmo u Orfismo.
El Simultaneísmo nace en la década de 1910. Su característica esencial es el empleo en pintura del contraste simultáneo de los colores. El movimiento sostenía que la música y la luz se comportaban análogamente, y que tenían relación con el funcionamiento del cosmos. Robert Delaunay fue el que empleó la palabra simultaneísmo para definir su forma de representación. Mientras tanto, Orfismo es el nombre dado en 1913 por el poeta Guillaume Apollinaire a esa tendencia pictórica que sustituye la forma de los objetos reales por formas lumínicas de color puro. La denominación proviene de la vinculación del movimiento con la figura de Orfeo, personaje de la mitología griega, caracterizado por su excelencia en el manejo de la lira que le permite escapar del Hades o mundo de los muertos. Representa la conjunción de la música y la poesía.
”Es el arte de pintar conjuntos nuevos con elementos no tomados de la realidad visual, sino totalmente creados por el artista y dotados por él de una poderosa realidad. Es arte puro” (Apollinaire, Guillermo: Meditaciones estéticas).
Pero, fuera de lo que hace a su actividad estrictamente artística, Sonia Delaunay, interpretando el postulado vanguardista de un arte integrado con la vida social, se inicia en la producción de textiles y objetos. A partir de 1913, se dedica a crear telas de coloridos múltiples, almohadones, chalecos, vestidos y pantallas; realiza encuadernaciones, tapas e ilustraciones de libros.
CORTE Y DECORACIÓN
En 1925 se asocia con el modisto parisino Jacques Heim y crean “La Boutique simultánea”, mostrando sus creaciones en la Exposición Internacional de Artes Decorativas. Tal era su importancia como realizadora textil que fue invitada, en 1927, por la Sorbona a dictar una conferencia sobre “La influencia de la pintura en la moda”.
Allí hizo un paralelo entre la evolución de la pintura moderna y la liberación del vestido de los tradicionales cortes de los modistos, afirmando que la construcción de la prenda debía concebirse, al mismo tiempo, como la decoración de ésta. Igualmente, el acostumbrado distanciamiento entre los estampados de la tela y el diseño del vestido debía abolirse. Sus creaciones reflejan el uso del color que caracterizó el movimiento al que pertenecía: franjas simultáneas de colores puros.
En cuanto a la moldería de sus prendas, respetó la que estaba vigente en las décadas del ‘10 al ‘30, propias de mujeres modernas, integradas a una vida activa y audaz, plena de movimiento y dinamismo que quiere ser protagonista de la sociedad de consumo que se va consolidando. También apeló a algo tan contemporáneo a nosotros como es la combinación de texturas y el pachtwork.
Comprendió la sociedad de consumo en formación contribuyendo con sus ideas a lo que el pensador francés Gilles Lipovetszky denominó la “democratización” de la moda en el siglo XX: “Los volúmenes y las curvas de la mujer dejan sitio a una apariencia depurada, simplificada, (...). La moda ha aprendido del proyecto modernista comenzado con Manet (...), democratizó el estilo del vestir en el clima de nuevos valores estéticos modernistas que tendían a la depuración de las formas” (1).
UN SIGLO DESPUÉS
Finalmente, la crisis del ‘29 puso término a estos emprendimientos productivos de Sonia en el campo textil, aunque ella siguió ligada a la actividad artística como realizadora, investigadora y difusora, hasta su muerte.
Nos trasladamos aproximadamente una centuria en el tiempo, desde el simultaneísmo de los Delaunay, en las décadas de 1910-20, a la resignificación de sus propuestas que hace la Casa Missoni en la colección “Crucero 2016”. Observamos cómo las franjas de color en sus versiones saturadas, y no saturadas en los pasteles, se recrean en prendas de corte sencillo. Vestidos rectos y de línea A, cortos y largos, conjuntos de pantalón y casaca, faldas, chaquetas, shorts y mallas, que siguen las tendencias de la moldería actual, parecen pinturas en las que el color agrega dinamismo a la forma base.
El color está trabajado, como decíamos, en bloques y éstos siguen una morfología geométrica realizada en textiles como organzas, sedas, gasas, tejidos de punto y otros. Seguramente, si Sonia estuviera, sería la diseñadora estrella de la Casa Missoni.
(1) Lipovetszky, G. ( 1990) “El imperio de lo efímero”; Anagrama; Madrid

Abrigo realizado por S. Delaunay.
LAS LEYES DEL COLOR
Para Sonia Delaunay, “en 1913, los patrones florales más o menos estilizados estaban de moda. Quería escapar de eso, hacer algo absolutamente nuevo y moderno. Mi punto de partida fueron las leyes del color. Un vestido, un abrigo y una estrella son todos fragmentos de espacio”. Y de aquel año es su primer vestido, diseñado por ella misma, y usado para un evento nocturno en el Bal Bullier, el legendario sitio de encuentro parisino, donde los artistas de vanguardia y escritores compartían baile y la diversión de los años de preguerra. Fue en distintas ocasiones al Bal, acompañada de su esposo Robert Delaunay, vestida con “chaqueta violeta, chaleco beige y pantalones negros” o con “un abrigo rojo con cuello azul, medias rojas, zapatos amarillos y negros, pantalones negros, chaqueta verde, y un minúsculo lazo rojo”.

Vestido corto de Missoni.

Sonia Delaunay en su estudio.

Boceto de S. Delaunay.

“Rythme”, pintura de Sonia Delaunay.