Edición del Sábado 24 de octubre de 2015

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“El tango es piel, sentimiento y entrega” - Edición Impresa - Revista Nosotros Nosotros

“El tango es piel, sentimiento y entrega”

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Carolina Jador

Es bailarina desde pequeña y amante del tango desde adolescente. Estudiosa, exigente, autocrítica y reflexiva. Bailó en distintos escenarios y disfrutó de su pasión bailando en Europa. Afirma que le encantaría que el tango se enseñe en las escuelas primarias y que lo pueda bailar la gente humilde.

TEXTOS. LUIS GUDIÑO. FOTO. GENTILEZA.

INICIOS. “Desde chica hacía danza clásica porque mi mamá, Silvia Giancarelli, era profesora, y mi padre es cantor de tangos, conocido como “El Cholo” Flores, así que siempre me movilizó algo en mi interior. Cuando terminé la secundaria, pasábamos con mi madre frente al Teatro Municipal, escuchamos tango y le dije que quería entrar. Y el tango me atrapó y nunca mas me soltó. En ese momento, en Santa Fe no había muchos lugares tangueros y adonde me enteraba que podía aprender algo, iba con ganas, como República del Oeste, Luz y Fuerza, Centro Cultural y el Prado Español. Cada vez que escuchaba de algún lugarcito lo recorría. Un día estaba con mi compañero Daniel Mendoza en el Prado Español y el profesor nos invitó a dar la clase. No lo esperábamos, y a partir de allí fue mayor la exigencia. Seguí y ya llevo 16 años dictando clases”.

LA PAREJA. “Es difÍcil conseguir una pareja para bailar tango. Estoy bailando con distintos bailarines. Trabajo con gente de Rosario cuando sale un show. Tengo otro alumno que es de Paraná, pero vive en Eslovenia desde hace 6 años y viajé el año pasado a Europa. Empecé la búsqueda, cuando sentí que aquí en Santa Fe había un techo, y me fui a Buenos Aires. Descubrí un mundo increíble, y hace diez años que viajo de manera ininterrumpida; es una búsqueda que nunca se termina y más cuando estas a cargo de la enseñanza. Muchos vienen de otros bailes, algunos empiezan de cero, a otros los manda el médico. Tengo alumnos de distintas edades, desde niños de 6 años, adolescentes y hasta una abuela de 87. Es una terapia y a muchos les cambió la vida. A mí también, por supuesto. En el escenario tengo muchas sensaciones. Un bailarín se entrega, espera el aplauso, da lo mejor que puede. Al principio me jugaban en contra los nervios, pero a medida que fui tomando experiencia cada vez tuve más confianza. La adrenalina nunca se pierde. La pareja debe tener conexión y, sobre todo el varón, oído, ya que no puede ir fuera de ritmo. El hombre guía a la pareja, la mujer lo sigue. A mis alumnos les digo: ‘aprovechen que aquí mandan ustedes’. También en la milonga y el vals manda el varón, y una buena bailarina debe dejarse llevar y entregarse a la marca. El varón debe saber conducir, estar seguro de lo que va a hacer. Es muy importante lo que le transmite el hombre a la mujer en el abrazo para bailar. La primera impresión es fundamental. Ese abrazo es un romance de tres minutos. Me gusta el hombre alineado, el traje, bien peinado y elegante”.

FUSIONAR Y MOVERSE. “Estuve en Eslovenia y en Trieste, Italia, ya que Alfredo Rutar dicta clases allá y me invitó a compartir con sus alumnos. Los europeos no son para nada fríos; al contrario, son muy cálidos. En Francia, son amantes del tango y les encanta. En París es como en Buenos Aires, hay muchísimo nivel de tango, de entender lo que es cada canción y las letras, quieren bailarlo. Estudian mucho, se informan, nunca se conforman. Me tocó bailar en escenarios diversos, en la calle sobre el pavimento, plazas, parques, sobre césped, y hasta en un ring de boxeo, que realmente fue muy difícil por el piso: parecía arena movediza. Y yo siempre con tacos altísimos. También bailo bachata, salsa, folclore, me gustan las danzas en general; pero a las otras las tomo con mucho respeto, soy principiante. En cada presentación hay que tener en cuenta muchos detalles: vestuario, maquillaje, luces, sonido, y yo soy la que se encarga de controlar todo, de armar y que salga lo mejor posible. Cada año, en agosto, en Buenos Aires, se hace el Mundial de Tango, y hace 4 años me presenté. Es un nivel súper exigente. Me gustaría volver a intentarlo. Sola no se puede, se necesita el par, que tenga compromiso y entrenar mucho todos los días es fundamental. Bailo tango escenario (se arma una coreografía para un show) y tango salón o baile social, donde se improvisa mucho. Me gustan Juan D’Arienzo y Alfredo De Angelis. Primero me encantaban los temas rápidos y con los años me fui calmando y supe disfrutar con otras orquestas. Muchas veces me encargo de pasar la música. Defino el tipo de música, y voy analizando a los cantantes, la época en que grabaron, las diferentes orquestas. También me gustan Osvaldo Fresedo y Miguel Angel Caló”.

MUJER IMPACTANTE. “La gente ve a la bailarina de tango como a una mujer impactante, fuerte, con carácter, la que todo lo puede, que va al frente. A la hora de bailar, la mujer se tiene que montar en un personaje y transmitir eso. Meterse en las historias que se cuentan en el tango. El tango es piel, sentimiento y entrega. Depende de lo que estamos escuchando, le anexamos un poco de teatro, interpretación; soy muy respetuosa, me gusta investigar todo, hoy por hoy son muy autocrítica y exigente. Soy sensible, audaz, mucha gente no me saca a bailar por respeto, hay todo un tabú: ‘como voy a bailar con la profesora’. Cuando estoy en Rosario o Buenos Aires si me sacan mucho y puedo disfrutar mas. Nunca me quedo con los ‘no’, sigo luchando. Me gustaría poder llegar a tener mi propia academia, difundir nuestra música, que el tango se de en las escuelas y que no solamente se enseñe folclore, poder llegar a todos los niveles sociales, que la gente humilde tenga acceso. A través del baile los niños pueden expresarse. Hoy, con todo el tema de la violencia, la droga, de un montón de cosas, esta también es una forma de sacarlos de eso y ofrecerles algo distinto. A los chicos les gusta, hay que buscarles el contexto y el momento. Yo trabajé con grupos de niños y adolescentes, y fue muy enriquecedor. La bailarina de tango no puede vivir solo de lo que hace; yo trabajé toda mi vida. Soy decoradora, también me gusta la venta, organizo eventos, milongas en un comedor de la Costanera Este los días domingos. Pero es difícil dar clases en distintos lugares cuando se tiene un horario fijo de trabajo. En enero de 2016 lo traigo nuevamente desde Europa al bailarín y coreógrafo Miguel Angel Soto; luego de tres años vuelve a la Argentina y a Santa Fe, y ya estoy trabajando en ese evento tan importante. Cuando una le pone amor a lo que hace, y no lo hace por obligación, se abren puertas”.

PERSONAL

- Familia: “Mis hijos, Alejandro de 16 años y Federico, de 9”.

- Ropa: “Por épocas, depende”.

- Color: “El verde”.

- Comida preferida: “Lo dulce, a morir”.

- Un paisaje: “Tlmin, en Eslovenia, el río Soya, muy tranquilo, con mucha paz”.

- Lugar en el mundo: “El escenario”.

REFLEXIÓN

“La vida me va llevando por distintas situaciones. Hoy entiendo que es muy importante poder perdonar para crecer como persona. Perdonar para estar bien. La vida se trata de eso, dar para recibir. Si lo transporto al tango, no se debe ser egoísta a la hora de enseñar. Si tenemos este don, esta función, no sirve de nada guardarse conocimientos porque cada alumno, cada persona, los recibe de distintas formas. En una clase hay que entregar todo y es la manera de que esto crezca, y que no muera”.

así soy yo



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