Edición del Domingo 08 de setiembre de 2013

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El mundo oró por la paz en Siria - Edición Impresa - Aldea Global - Internacionales Aldea Global

Jornada de ayuno y oración

El mundo oró por la paz en Siria

El papa Francisco presidió la vigilia de oración convocada para que el mensaje de paz llegue a los corazones de quienes toman las decisiones. “¡Que termine el sonido de las armas!”, clamó el Sumó Pontífice.

El mundo oró por la paz en Siria

“La guerra siempre es una derrota para la humanidad”, destacó Francisco en su homilía. Foto: Agencia EFE

 

Carmen Postigo

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EFE

El papa Francisco dijo ayer que era posible una solución pacífica a la guerra e instó a que de cada lugar de la Tierra se grite “sí, es posible para todos”, al hablar sobre el conflicto de Siria para el que pidió que “se pare el sonido de las armas”, durante su homilía en la Vigilia por la paz.

El papa Francisco, que ha sido interrumpido varias veces con aplausos, presidió hoy la vigilia de oración para pedir la paz en Siria y Oriente Medio, convocada junto a una jornada de ayuno a la que han sido invitados todos los católicos, los cristianos, los fieles de cada religión y los hombres de buena voluntad.

Ante unas 100.000 personas, según cifras oficiales, que abarrotaban la plaza de San Pedro y los aledaños donde fueron colocadas pantallas gigantes para seguir el acto, el papa hizo un llamamiento al fin de la guerra: “!Que termine el sonido de las armas!”, exclamó.

“El perdón, el diálogo, la reconciliación, son las palabras de la paz: en la amada nación Siria, en Oriente Medio, en todo el mundo”, aseveró el papa en su meditación en la que instó a la reconstrucción de la fraternidad fundada en el amor y la bondad del uno al otro.

“En cada guerra hacemos renacer a Caín”, advirtió el papa argentino.

Caminando

El papa Francisco llegó a pie a las 19:00 hora local al exterior de la Basílica de San Pedro acompañado por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de San Pedro y vicario de la Ciudad del Vaticano, mientras aguardaban religiosos de todas las órdenes, miembros de la Curia y autoridades religiosas cristianas orientales.

En un altar situado en el exterior de la Basílica, el papa rezó el rosario tras la entronización de la imagen de la Virgen “Salus Populi Romani”, muy querida por los romanos, que fue trasladada al altar a hombros de cuatro guardias suizos al son del Ave María.

Finalizado el rosario, el papa se dirigió a los presentes en una alocución en la que pidió sin ambages el fin de la guerra en Siria.

“La guerra siempre marca el fracaso de la paz y ello es siempre una derrota para la humanidad”, sostuvo el papa argentino.

“Hemos perfeccionado nuestras armas -dijo-, nuestra conciencia está dormida, hemos hecho más sutil la razón para justificarnos como si fuera una cosa normal y así seguir causando estragos, dolor y muerte”.

Delegación islámica

Durante su homilía a los fieles, entre los que se encontraba una delegación islámica de la comunidad del Mundo Árabe en Italia, con su presidente Foad Aodi al frente, Bergoglio instó “a reconstruir la armonía mediante la unión no con la confrontación” porque “la violencia, la guerra tiene el lenguaje de la muerte”.

Se preguntó el papa si era posible ir por otro camino, que no sea el de la guerra.

“¿Podemos salir de esta espiral de dolor y de muerte?”, inquirió.

Para el pontífice argentino, “invocando la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la ‘Salus Populi Romani’, Reina de la paz, quiero responder: Sí, es posible para todos. Esta noche quisiera que de cada parte de la tierra gritásemos: sí, es posible para todos”.

Las palabras del pontífice fueron largamente aplaudidas por los participantes en la Vigilia en la que además de religiosos, había políticos, miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y representantes de diversas instituciones italianas, además de miles de peregrinos y fieles, sobre todo, romanos.

Al término de la homilía, se celebró la Adoración Eucarística a cuyo término cinco parejas procedentes de Siria, Egipto, Tierra Santa, Estados Unidos y Rusia hicieron la oferta del incienso en un brasero colocado en el estrado a la derecha del altar.

Hubo lecturas bíblicas y de oraciones por la paz compuestas por papas, como la de Pío XII que leyó una niña, además de bellísima música sacra.

También en la plaza de San Pedro se dispusieron 50 confesores, según expreso deseo del papa, para quien quisiera recibir el sacramento de la reconciliación y se vivieron momentos de imponente silencio.

La ceremonia, que duró cuatro horas, terminó con la bendición eucarística durante la que el papa se envolvió en una capa pluvial y después se entonó el canto del Tantum Ergo.

El pontífice convocó este acto el pasado 1 de septiembre durante el tradicional rezo del Ángelus, en el que lanzó un enérgico llamamiento para que “no haya más guerras” y expresó su preocupación por el “dramático desarrollo que se presenta en Siria”.

Divulgan videos

  • El Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU publicó hoy en su página web una serie de vídeos en los que se ve las consecuencias sobre un grupo de adultos y niños del supuesto ataque con armas química atribuido al Gobierno Sirio el pasado 21 de agosto en una población al sur de Damasco.

En los 13 vídeos, en principio divulgados por la cadena CNN, se puede observar a un grupo de niños sufriendo convulsiones tras el supuesto ataque, y varias personas tratando de calmarles y ofrecerles agua. De acuerdo al Senado, la autenticidad de estos vídeos ha sido confirmada por los servicios de inteligencia de EE.UU. En declaraciones a la CNN, el ex embajador de EE.UU ante la ONU, Bill Richardson, explicó que las imágenes servirán “para sensibilizar al pueblo estadounidense de que esto no es simplemente una intervención, que es un ataque militar para detener este tipo de atrocidades”.

La pesada sombra de Irak

Taylor Luck, Pat Reber y Clare Byrne

[email protected]

dpa

  • El legado de la Guerra de Irak, liderada por Estados Unidos en 2003, pesa como una losa sobre los planes de Washington de lanzar un ataque punitivo contra Siria. Y ese peso se siente tanto fuera como dentro de casa.

El presidente estadounidense, Barack Obama, ha puesto todo su empeño en diferenciar entre Irak y Siria a la hora de explicar por qué habría que castigar al régimen de Bashar al Assad por su presunto uso de armas químicas contra la población.

En 2002, el Congreso estadounidense respaldó con una amplia mayoría al entonces presidente George W. Bush cuando éste llamó a la guerra contra Irak, alentada por las ‘pruebas‘ de su administración de que Saddam Hussein poseía un gran almacén de armas de destrucción masiva y por el clima de miedo sembrado tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. El objetivo declarado de Bush era lograr un cambio de régimen.

Una vez más, un presidente estadounidense pide al Congreso su autorización para un acto de guerra alegando el uso de armas químicas. Pero Obama insiste en que el caso de Siria es diferente. ‘No implica un despliegue en tierra. Esto no es Irak‘, dijo el mandatario. Y es que esta vez, el objetivo no es un cambio de régimen, ni siquiera la protección de civiles, aunque 100.000 hayan muerto durante los dos años y medio de conflicto.

Consciente de la guerra a la que se opuso cuando era candidato a la presidencia, Obama sostiene que la probable respuesta de Washington a Siria se limitará a determinados ataques misilísticos durante un periodo de entre 30 y 60 días. Una intervención dirigida a minar la capacidad de Al Assad de emplear armas químicas, en lugar de una invasión que persigue el cambio de régimen.

Pese a lo cauto de la posición, los analistas advierten que Washington entraría en el conflicto sirio sin objetivos bien definidos ni un seguimiento paralelo a nivel político o diplomático que asegure una rápida salida. Y eso mismo fue lo que empantanó a Estados Unidos en Irak hace diez años.

Mandato claro

‘Se afirma que Siria no es Irak, pero... ¿Estados Unidos ha aprendido realmente las lecciones de Irak antes de embarcarse en Siria?”, se preguntaba Salman Shaikh, director del Brookings Center con sede en Doha. ‘Actuar sin un mandato claro y robusto ni estrategia política alguna; me temo que Estados Unidos tendrá que asumir mucho más de lo que Obama está regateando.‘

En Francia, la otra única nación que está considerando abiertamente apoyar un ataque militar contra Siria, las analogías con Irak se centran en las prisas por ir a la guerra sin esperar al informe de los investigadores de la ONU.

‘El telón de fondo de Cercano Oriente, las acusaciones de armas de destrucción masiva utilizadas por un régimen autoritario, una administración estadounidense que alega que tiene pruebas y afirma que está dispuesta a actuar sin el apoyo de Naciones Unidas... Hay una sensación de déjÇá vu en todo esto‘, escribía la semana pasada la edición francesa de ‘The Huffington Post‘.

El primer ministro galo, Jean-Marc Ayrault, dijo al Parlamento que Francia sigue queriendo que Al Assad abandone el poder, pero el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, aseguró que el objetivo de los eventuales ataques misilísticos no sería derrocar al mandatario. Después, el viernes, el presidente FranǺois Hollande afirmó que esperaría al informe de la ONU antes de tomar una decisión definitiva.

Obama es muy reticente a permitir el flujo de armas y ayuda financiera a las fuerzas rebeldes ante el temor de que las armas caigan en manos de militantes de Al Qaeda, que desestabilizaron el vecino Irak y derivaron en ataques contra las fuerzas estadounidenses.

Aparte del limitado entrenamiento para los oficiales rebeldes del Ejército Libre Sirio, Estados Unidos ha dejado de proporcionar pleno apoyo militar y financiero a la oposición, dejándolos sin un aliado viable.

‘Ahora, no sólo esta falta de apoyo ha llevado el conflicto hasta el punto de que Occidente tiene que intervenir, sino que no hay una oposición fuerte que pueda asumir las riendas en caso de que el régimen caiga‘, señala Nadim Shehadi, del ‘think thank‘ Chatham House, con sede en Londres.

Las fotos de portada de esta semana en ‘The New York Times‘, en las que aparecían rebeldes asesinando a soldados sirios, desprotegidos de cintura para arriba y en cuclillas, han horrorizado a muchos congresistas ante los planes de armar a los rebeldes.

Y es que el legado de Al Qaeda en Irak y Afganistán, donde los terroristas cobraron fuerza en el caos de la guerra, también cala entre los críticos, ante la creciente evidencia de la implicación de islamistas en la guerra civil siria.

Sin embargo, pese a la creíble evidencia de que se utilizó gas tóxico en los ataques del 21 de agosto a las afueras de Damasco, en los que según Washington murieron más de 1.500 personas, los observadores creen que los paralelismos con Irak han evitado que Washington impulse un mandato de la ONU en pro de la amplia coalición internacional necesaria para el éxito de un ataque militar contra siria.

 



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