Edición del Jueves 05 de setiembre de 2013

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Una presidenta pendenciera - Edición Impresa - Opinión Opinión

mesa de café

Una presidenta pendenciera

Remo Erdosain

—Ahora resulta que la señora se enoja con Sebastián Piñera.

El que así habla es Abel que acaba de llegar al bar y antes de sentarse se descarga con esas palabras dirigidas seguramente a José que ha terminado su café y está leyendo el diario.

—Piñera a través de sus voceros le contestó -señalo.

—Le contestó -coincide Marcial- y dieron una lección de diplomacia, buen gusto y decencia pública.

—¿No te parece que estás exagerando? -gruñe José.

—Para nada, para nada, por el contrario, me quedo corto.

—Lo que es verdad -insiste Abel- es que tenemos demasiados problemas como para que encima la señora se dé el lujo de que nos peleemos con los chilenos.

—Yo creo que porque tenemos demasiados problemas la señora se da ese lujo -subrayo.

—No te entiendo -balbucea José.

—Clarito como el agua o, como se decía en otros tiempos, una manera de distraer a la gente con balas de fogueo.

—No sé por qué lo hizo -dice Marcial-, lo que sé es que hicimos otro papelón y si bien algunos ya se acostumbraron a ello, a mí todavía me cuesta habituarme.

—Convengamos que Piñera es un reaccionario, un gorila -enfatiza José.

—No sé lo que es -responde Abel- pero es el presidente elegido por los chilenos y se merece el respeto debido.

—Es más -agrega Marcial- no sólo actuaron como corresponde, sino que además, de una manera sutil y elegante nos recordaron que en Chile los políticos dan a conocer su patrimonio antes de asumir el cargo.

—Igualito que acá -digo.

—Acá también la compañera Cristina y el compañero Néstor informaron sobre su patrimonio.

—¡Vos no tenés cara! -reacciona Marcial.

—No sólo informaron, sino que la Justicia desestimó cualquier denuncia sobre bienes malhabidos -amplía José.

—La Justicia no -digo- fue Oyarbide.

—Que no es exactamente lo mismo -completa Abel.

—Además -aclara Marcial- ¿qué es eso de acusarlo a Piñera de gorila?

—Gorila y pinochetista -retruca José.

—Lo de gorila vaya y pase -comenta Abel-, pero lo de pinochetista es falso, y al respecto te recuerdo que Piñera fue uno de los primeros líderes de la derecha chilena que se opuso al dictador y llamó a votar en su contra en el plebiscito.

—Como todo empresario oportunista, cuando vio que el barco se hundía se cambió de bando -ataca José.

—Si así fuera -acoto- su comportamiento se parece al de un peronista clásico.

—Además -afirma Marcial- no nos vengan a correr con lo de Pinochet, y mucho menos los peronistas, porque yo me acuerdo muy bien cuando se abrazó con Perón, para no mencionarte la amistad que mantenía con Menem.

—Nosotros con Menem no tenemos nada que ver.

—Ustedes nunca se hacen cargo de nada -se enoja Abel-, durante diez años estuvieron con él y ahora resulta que Menem no es peronista.

—Podemos admitir que es un compañero, un compañero equivocado.

—O un compañero ladrón -apunta Marcial.

—Ahora empezamos a entendernos -digo- con lo cual no descubrimos la pólvora.

—¿Por qué decís eso?

—Muy sencillo muchacho, Menem hoy no está preso porque los señores y las señoras K lo protegen. Como se dice en estos casos, una mano lava la otra y con las dos nos lavamos la cara.

—Me acuerdo -evoca Abel- cuando el señor Néstor lo calificó como el mejor presidente de la historia.

—No fue exactamente así, pero la intención fue la misma -digo.

—Ustedes sigan gorileando, mientras tanto nosotros hacemos las cosas como se debe. Antes de ayer bajamos el mínimo no imponible, ayer, abrimos otro canje de la deuda y hoy ganamos las elecciones en Bariloche. El país funciona; hay problemas claro está, pero son los problemas de un país que anda, con gobernantes que no renuncian antes o se escapan en un helicóptero.

—Cuando terminés con esa película contanos una de cowboys -se burla Marcial.

—La única verdad es la realidad -insiste José.

—Creo que ni vos te tragás ese verso -reacciona Abel.

—Después del 28 de octubre hablamos -responde José.

—Si es que estás en condiciones de venir hasta el café.

—¿Y por qué no voy a estar en condiciones?

—Porque la paliza que van a recibir, los va a dejar de cama por varios días.

—Eso está por verse. Varias veces ustedes nos declararon muertos y aquí estamos, siempre vigentes y siempre dispuestos a ganar; porque no se hagan ilusiones, si la compañera Cristina se va, el que va a venir va a ser otro peronista.

—En eso capaz que estés en lo cierto -dice Marcial.

—Todo está por verse -digo-, en estos días Macri largó su candidatura y esa novedad los ha puesto muy nerviosos a los peronistas.

—A Macri le ganamos de orejitas paradas -se ufana José.

—No sé si van a ganar; si hay segunda vuelta no ganan -afirmo- y lo más probable que haya segunda vuelta.

—Todo muy lindo -exclama Abel- pero mientras tanto hay que llegar a 2015.

—Si es que llegamos -advierte Marcial- no te olvides lo que dijo Jorge Yoma, que algo conoce del paño.

—Es el colmo que los gorilas ahora recurran a Jorge Yoma para fortalecer sus argumentos -se indigna José.

—Es un compañero -se burla Marcial.

—Yoma está enojado con Cristina porque están investigando las trapacerías que hizo en la Embajada de México. Ése el motivo de fondo por el cual está en contra de Cristina.

—¿Y se puede saber quién lo designó embajador en México? -pregunto.

—La política tiene esas cosas -se justifica José.

—La política peronista -enfatizo.

—No le voy a dar la razón a Yoma, y mucho menos deseo lo que pronostica -reflexiona Abel-, pero a mí me parece que la salud psíquica de la señora no es buena y en esas condiciones se hace muy difícil gobernar.

—Otra vez empiezan con la cantilena de la salud de la señora. Yo creía que solamente Nelson Castro se dedicaba a estas cosas.

—Que cada uno piense lo que quiera -expresa Marcial-, pero admitamos que algún grado de desequilibrio tiene esta mujer.

—El desequilibrio lógico y normal de toda persona que tiene la responsabilidad de ejercer el poder -se encrespa José.

—En homenaje a la memoria -digo- lo que en estos tiempos se dice de ella es muy parecido a lo que se decía de Isabel en 1975. Y en los dos casos me parece que el diagnóstico es semejante.

—En homenaje a la memoria -replica José- recuerdo cuando mi tío me contaba que en los tiempos de Perón los ‘contreras’ especulaban con que él estaba enfermo y se iba a morir en la primera de cambio. Esto sucedía en 1954 y Perón vivió veinte años más. Lo que pasa -dice suspirando- es que ustedes esperan que la Parca les resuelva lo que no son capaces de ganar en las urnas.

—La señora de la Parca -dice Marcial- los ha ayudado mucho a ustedes, así que no sean desagradecidos con ella.

Hablá más claro porque no te entiendo.

—Y sacá la cuenta: Evita se murió justo cuando llegaba a su fin el tiempo de la plata dulce peronista. Perón se murió cuando el país estaba a punto de estallar, y Kirchner crepó cuando se le venía la noche. Todos murieron en el momento justo y los que estaban condenados a concluir como villanos se transformaron en mitos populares.

-No comparto -concluye José.

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Jueves 05 de setiembre de 2013
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