Reforzar la cantidad con calidad
El crecimiento del área sojera contrasta con la disminución en los niveles de proteína del “yuyo”. Especialistas propusieron esta semana algunas herramientas para corregir el problema y satisfacer los requerimientos de los mercados externos.
Campolitoral
En un seminario realizado esta semana, quedó evidenciada una realidad preocupante de la que no se habla: la soja argentina va por el mismo camino que la estadounidense: las dos muestran incrementos de rendimientos acompañados por caídas en el nivel de proteína, cuando precisamente ese es el componente de alto valor que tienen las harinas derivadas de esta oleaginosa. Si consideramos que la Argentina provee a más del 50% del mercado mundial de harina de soja, el dato cobra una relevancia mayor. Según los estudios presentados, frente a un promedio histórico de 38,7% de proteína en la soja de la zona núcleo, en la última cosecha el nivel proteico cayo a alrededor del 37%.
“Los mercados internacionales demandan harinas con valores altos de proteína, y si no se cumple con los estándares, se aplican descuentos sobre el precio o llegan a rechazarla”, explicó Rodolfo Rossi, fitomejorador a cargo del Programa Soja de Nidera. “Además, esa desventaja genera menor competitividad en los mercados externos frente a otros países más atractivos como originadores de harinas de más alta calidad, que incluso reciben premios al superar esos estándares”, agregó.
Los técnicos coinciden en que uno de los caminos a seguir es la búsqueda de mejoras a través de la genética, ya que aparecen diferencias entre los materiales respecto de la capacidad de expresar los contenidos de proteína. El camino pasa entonces por buscar herramientas de largo plazo que aporten al manejo integrado del cultivo. Para la semillera, el tema pasa por la elección adecuada de la variedad para cada ambiente, los niveles de nutrición del cultivo, las rotaciones fortalecidas por la riqueza de sus rastrojos, respetar las fechas de siembra sugeridas por el semillero y la protección del cultivo en los momentos óptimos. Todo indica que el omnipresente cultivo seguirá creciendo. Apuntemos entonces no sólo a la cantidad, sino también a la calidad.