Edición del Martes 27 de setiembre de 2011

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Reconocimiento del Estado palestino - Edición Impresa - Opinión Opinión

Editorial

Reconocimiento del Estado palestino

Más allá del veto norteamericano, más allá de las protestas de Israel o del oportunismo habitual de los dirigentes palestinos, la tendencia histórica indica que más temprano que tarde el Estado palestino será un integrante pleno de las Naciones Unidas. Cada vez son más los Estados que lo reconocen, con la salvedad de los Estados Unidos, Gran Bretaña y, de alguna manera, Francia.

Las discusiones acerca de la identidad de este proto-Estado, forman parte de un debate historiográfico que algunas consecuencias tiene sobre la política, pero esos efectos no son decisivos hoy. Historiadores israelíes podrán argumentar que el Estado palestino es un invento de sus enemigos, pero lo cierto es que en un proceso tortuoso, complejo y cargado de conflictos, los palestinos han adquirido “estatidad” y ésta es un atributo objetivo difícil de refutar.

Todo Estado es una “invención histórica”. Lo fueron los Estados Unidos, la Argentina, Francia o Israel, a partir de iniciativas cargadas de intencionalidad política y comprometidas con determinados intereses. A su manera, la causa palestina ha realizado el mismo recorrido. Dispone de fundamentos espirituales o ideales que cohesionan a su población, cuenta con un ejército y una administración burocrática, recauda impuestos y dispone de un creciente reconocimiento nacional.

Israel advierte que la estatidad de los palestinos puede ser un factor de más violencia en la región. Puede ser. Pero también puede ser que la integración al concierto de las Naciones civilizadas signifique un nivel de compromiso que ponga límites a algunas de sus tendencias belicistas. El debate está abierto, pero lo que en todo caso no se debe hacer en el mundo de la diplomacia, es desconocer la contundencia histórica de los hechos.

Es verdad que el status de Estado para los palestinos no incluye de manera automática la paz y en más de un caso puede ser un factor que provoque nuevos derramamientos de sangre. En este punto no se equivoca Israel cuando señala que toda iniciativa de paz debe fundarse en negociaciones directas entre los interesados. A su vez, estas negociaciones deben de estar precedidas de la voluntad manifiesta de los palestinos de reconocer la existencia del Estado de Israel.

En este tema los conflictos renacen con inusitado vigor. Los palestinos se quejan de no ser reconocidos como Estado pleno, pero al mismo tiempo sus principales dirigentes no se cansan de repetir que su objetivo estratégico es la destrucción de Israel, consigna que algunos palestinos han renunciado a sostener en los últimos años, aunque no se sabe con certeza si lo han hecho por convicción o por cálculo oportunista.

Por su parte, Israel debe hacerse cargo de resolver el problema que representan para la paz sus colonos en tierras palestinas.



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Martes 27 de setiembre de 2011
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