Edición del Martes 27 de setiembre de 2011

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El sueño de los celulares propios - Edición Impresa - Economía

Las tarifas aumentaron hasta 25% en el año

El sueño de los celulares propios

En sólo dos décadas de presencia en el país, ya hay bastante más celulares que argentinos: más de 50 millones de aparatos, según un informe del año pasado del Indec, aunque “solamente” hay entre 36 y 40 millones de líneas activas. El negocio perfecto.

 
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De la redacción de El Litoral

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En nuestro país hay más celulares que personas: la Argentina tiene más de 50 millones de celulares según lo consigna el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en un informe realizado el año pasado. Desde entonces, y atendiendo a siempre difusas informaciones de las empresas, esa cifra creció en un año en el orden del 10 por ciento, con lo que ahora trepa -treparía- a un total de 56 725 200. Descontando la franja etaria que no los usa ni puede adquirirlos -genéricamente los niños, aunque también ese es un mercado en expansión, con líneas específicas para incorporar nuevos usuarios cada vez más jóvenes-, queda claro que hay personas que tienen dos celulares o más.

La cantidad de aparatos no coincide con la cifra de líneas activas, ya que según el registro de las operadoras no habría “más de 36 millones”, aunque algunos estiman que estaría entre 38 o 40 millones. Queda claro, millón más, millón menos, que es el gran objeto de consumo impuesto en sólo dos décadas. y todavía tiene techo de crecimiento. Ford soñaba con un auto por familia en Estados Unidos, hoy hay por lo menos un televisor por hogar y el otro negocio, el de los celulares, apunta a lograr que todos los habitantes de la tierra tengan al menos un aparato. Y hay que hacer la aclaración inmediata: para las compañías, el aparato no es tan importante como el abono, poder estar sentado arriba de millones de consumidores que aceptan pagar todos los meses una cuota.

Con la aceptación del celular como nuevo objeto a poseer, deseo que traspasa capas etarias -la franja de uso va desde niños de 10 o menos años hasta ancianos que necesitan “aggiornarse” y lo hacen- y franjas sociales, también aumenta su utilización: durante el año pasado la cantidad de llamadas creció un 23 por ciento, que es un salto hacia adelante traducido en millones para las compañías que prestan el servicio.

Durante el año pasado, los argentinos realizamos casi seis mil millones de llamadas con celulares, y enviamos casi siete mil quinientos millones de mensajes de texto y está ya cuantificado que la gente prefiere este servicio al teléfono fijo del hogar, en franco retroceso o reemplazo liso y llano.

El informe también señala que las importaciones de móviles en los diez primeros meses de 2010 llegaron a los u$s 679,2 millones, lo que representa una fuerte caída del 26,6% respecto de años anteriores, pero, como contrapartida las partes para el ensamble local crecieron 322%. En relación con el origen de las importaciones de esos teléfonos celulares, aparece primero Brasil, con el 58,8% del valor, seguido por México (19,5%), y China (13,4%). Estos tres países conforman el 91,7% del total importado, lo cual marca la concentración de la oferta importadora.

Que veinte años no es nada...

El primer servicio de telefonía celular en Argentina fue prestado por la compañía Movicom Argentina a partir de 1989 en el Área Metropolitana de Buenos Aires y desde entonces, en poco más de veinte años, se ha llegado a la masiva utilización que hoy se percibe: no hay hogar que no tenga uno, dos, tres o más celulares, tantos como personas habiten en la casa. Incluso, en sectores de humilde condición, donde antes una zapatilla, una ropa deportiva determinada eran los objetos de deseo, ahora el lugar lo ocupa el celular con total naturalidad.

En algunos casos, la ostentación de determinadas marcas y modelos genera la vaga sensación de status y poder: “tranquiliza” tener, usar, mostrar “ese” celular, aunque exceda la original misión de comunicar. Entre los viejos “ladrillos”, pesados, con antenas y apenas prácticos hasta los smartphones y toda la generación de los teléfonos inteligentes ha corrido mucha agua bajo el puente.


Portabilidad

Las prestadoras se negaron hasta aquí a que sus clientes de telefonía móvil se lleven “su número”, con el fin de mantenerlos cautivos. En 2009, la Justicia ordenó la “portabilidad numérica” (cambiar de empresa manteniendo el número) que fue establecida por decreto en el año 2000, pero recién en agosto del año pasado la Secretaría de Comunicaciones lo reglamentó. Claro que todavía la posibilidad no está vigente, aun cuando se cumplieron los 12 meses del plazo establecidos para que todo funcione “a pleno”.



/// análisis

¿Más libertad o más control?

Virginia Trevignani (*)

El impacto de los avances tecnológicos en las relaciones sociales y la subjetividad, ha sido objeto de análisis científico desde el surgimiento de la sociología como disciplina científica. Así como los sociólogos clásicos se preguntaron por las consecuencias en las formas de trabajar y en la estratificación social de un modo de producción capitalista con eje en la unidad fabril en el contexto de las sociedades modernas, actualmente nos preguntamos por las transformaciones que conlleva el uso masivo de nuevas tecnologías en la vida cotidiana.

En las sociedades contemporáneas, lo novedoso radica en tres aspectos: el ritmo y velocidad de los avances tecnológicos; la democratización de la apropiación y uso de las nuevas tecnologías y, por último, la tendencia hacia un consumo de los objetos tecnológicos vinculado con la construcción de identidades y la búsqueda de distinción.

La separación entre tiempo y espacio que permite este nuevo escenario de apropiación y uso masivo de los avances tecnológicos, es una de las tendencias a largo plazo analizadas por los sociólogos contemporáneos. Otra tendencia tiene que ver con la incorporación acelerada y cada vez más reflexiva de un gran bagaje de información y conocimiento por parte de actores legos.

En el caso específico de la apropiación y uso de las nuevas tecnologías de la comunicación (por ejemplo, el celular), podríamos identificar una paradoja. Se ha dicho que la aparición de esta herramienta comunicativa amplía los márgenes de libertad del usuario; sin embargo y en paralelo, el uso del celular conlleva también la acentuación de algunos mecanismos de control social. Basta citar la tendencia actual de control parental de las relaciones y el uso del tiempo libre de niños y adolescentes a través del celular.

(*) Socióloga. Docente de la Carrera de Sociología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL.

 



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Martes 27 de setiembre de 2011
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