Ilustración: Fabricio Solís
El médico de cabecera es el jinete sin cabeza. No habla: ¡No tiene con qué! Con gestos temblorosos me hace pasar al consultorio. Me recuesta sobre la camilla. Apoya el estetoscopio sobre mi corazón pero no oye mis latidos: ¿No tiene con qué o no hay palpitaciones? Toma el recetario y garabatea: "Usted tenía 7 vidas como los gatos. La primera expiró cuando el divorcio de sus padres mató su niñez. La segunda se extinguió cuando se cansó de esperar en una esquina a la chica que jamás llegó. La tercera, cuando abortó su sueño de ser músico. La cuarta, cuando aceptó ese trabajo esclavizante. La quinta, cuando se casó por inercia de zona de confort. La sexta feneció cuando rechazó mudarse de país para buscar nuevos horizontes. La séptima comenzó a cesar cuando se acostó a dormir esa siesta que lo trajo a este consultorio. Le diagnostico una muerte saludable. Ahora sí, descanse en paz."