Autorretrato en lápiz del Dr. Agustín Zapata Gollán. Crédito: Gentileza Prof. Roberto Favaretto Forner
Por Prof. Roberto Favaretto Forner
Conocí a Zapata Gollán como alumno de primaria. Luego fue mi profesor de "Historia del Arte" en el secundario de Bellas Artes; hice el Servicio Militar bajo su dirección y luego trabajé más de treinta años a su lado, hasta su muerte.
Cursé la primaria en la Escuela "Juan de Garay" Nº 19 de la ciudad de Santa Fe, a la que concurría desde mi casa que estaba enfrente, en Barrio Las Flores.
Con motivo de un acto en homenaje al fundador de Santa Fe, invitaron a un historiador para que hablara sobre la personalidad de Juan de Garay, nombre que lleva la Escuela antes citada; el invitado era una persona muy seria, parca, quien nos dio un poco de miedo a la mayoría de los alumnos por su carácter tan fuerte, pero me impresionó todo lo que sabía sobre Garay y, en especial, sobre la fundación de "Santa Fe la Vieja". Con posteridad, por medio de mi señorita maestra, me enteré que era él quien había descubierto las Ruinas de Santa Fe en Cayastá, por lo que me surgió hacia él una admiración muy especial, a pesar de que su imagen me daba miedo.
Al terminar mi primario tuve que trabajar ya que mi padre, como obrero con muchas dificultades económicas, no me podía pagar los estudios secundarios. Es así que conseguí un trabajo en una marmolería funeraria como obrero aprendiz, donde hacía placas para homenajes póstumos, cumpliendo ocho horas diarias en dos turnos y luego, con muchos sacrificios y dificultades, iba a estudiar a la "Escuela de Bellas Artes" nocturna, ya que siempre viví a unos diez kilómetros del microcentro de la ciudad. Por esas cosas del destino, entre otros profesores pioneros de las artes plásticas de Santa Fe y el Litoral, tales como: Supisiche, Bardonek, Fernández Navarro, Planas Casas, López Claro y otros grandes maestros, en la cátedra "Historia del Arte" tenía como profesor a la persona que me había impactado en aquella conferencia en la escuela primaria y a quien le tenía un cierto temor por su personalidad. En forma paralela, el Dr. Zapata Gollán era profesor de Derecho en la Universidad Nacional del Litoral y Director del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales de Santa Fe. Fue en esos años que aprendí mucho, puesto que nos obligaba a investigar y analizar el arte a través de los tiempos.
Serie de la isla, "Carpincho", Xilografía de 1963, Dr. Agustín Zapata Gollán.Foto: Gentileza Prof. Roberto Favaretto Forner
Al finalizar la primera carrera del Profesorado de Nivel Primario, fui incorporado como soldado aspirante en el Ejército, por haber rendido en las condiciones de tiro, el destino fue en "Pontoneros de Grandes Ríos de Santo Tomé" (Santa Fe). Como en mi ficha manifesté que sabía nadar, me llevaron a "Plazas de Aguas", para lijar barcazas. Pasaba con medio cuerpo en el río durante muchas horas diarias, lo que me generaba gran cansancio y me apenaba mucho al pensar en el destino obtenido.
En ese entonces, mi profesor de "Historia del Arte", además era presidente del "Instituto Sanmartiniano de Santa Fe", donde dictaba un Curso Especial para Jefes y Oficiales de la Guarnición Santa Fe y algunos oficiales del Litoral.
En un momento surge la posibilidad de concretar un "Museo Histórico Didáctico", realizado en dioramas (perspectiva plana en vitrinas), en el que se debían documentar escenas históricas y edificios: Combate de San Lorenzo, Cabildo de Santa Fe y Buenos Aires, Casa de Tucumán, etc. En el curso, mi profesor se acordó y comentó a los oficiales que un egresado de la Escuela de Bellas Artes estaba bajo bandera, y que, tal vez, podría ser la persona indicada para efectuar dicho trabajo para el Museo, bajo la dirección del presidente del Instituto.
Pasaron unos días y un oficial me llevó a la Dirección del Batallón. Yo iba con mucho temor, pensando que había cometido alguna infracción. Luego de saludarme, el encargado me manifestó que había sido designado en el Museo Etnográfico para realizar un trabajo dentro de mi especialidad, lugar al que me llevaría para presentarme a quien sería mi jefe hasta concretar el trabajo. Fuimos en un coche del Ejército, allí me esperaba el Director, mi ex profesor, el Dr. Agustín Zapata Gollán, a quien fui conociendo y admirando por su personalidad tan especial. Con mucho placer pude concretar el trabajo encomendado y al finalizar, recibí una distinción especial del Ministerio de Guerra: Medalla de Oro y una Baja de Honor, por haber cumplido con el Servicio a la Patria.
Grabado del Dr. Agustín Zapata Gollán. Foto: Gentileza Prof. Roberto Favaretto Forner
Mientras trabajaba en el museo como soldado, le comenté al Dr. Agustín Zapata Gollán que era mi deseo al finalizar el Servicio Militar poder conseguir un trabajo, ya que me habían despedido de la marmolería y necesitaba ayudar a mi padre con problemas de salud. Luego de mi Baja, un día Zapata Gollán me manifestó que quería conocer a mis padres. Fuimos con su chofer y a mitad de camino, a la altura del Cementerio Municipal, me manifestó que al mes siguiente el gobierno de la Provincia me nombraría como Personal Técnico, para restaurar el material exhumado de las Ruinas de Santa Fe la Vieja, material indígena y español. Fue muy grande mi satisfacción cuando al poco tiempo de estar trabajando pasé a ser Jefe de Restauraciones del "Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales de Santa Fe". Asumí la responsabilidad de restaurar, clasificar, inventariar y ubicar en vitrinas a la mayoría del material (vasijas, campanas, pipas, calcos, medallas, monedas, etc.) que se exhibe en las vitrinas tanto del Museo Etnográfico como del situado en Cayastá.
Pasé casi treinta años al lado de Zapata Gollán compartiendo además de la actividad específica, su otra actividad creativa. Fue un gran dibujante y grabador, considerado como Decano del Grabado en Santa Fe; en ese tiempo hice de nexo, desde sacar las copias de sus grabados, enmarcarlos y compartir muestras individuales y colectivas. A su lado aprendí mucho y me ayudó a presentarme en diferentes Becas de Perfeccionamiento: tres años en Buenos Aires como Becario del "Fondo Nacional de las Artes" (formación artística, cultural y pedagógica), del gobierno de Italia y el Fondo Nacional de las Artes del gobierno de Francia, de Bélgica, etc.
Cuando estaba por recibir la Distinción de los Reyes de España, Zapata Gollán padecía un problema muy grande de sordera, lo que hacía muy penoso verlo en alguna reunión, ya que no podía participar de lo que estaban hablando. Un día, luego de hablar con un grupo de especialistas, lo llevé a mi coche y a pesar de la resistencia que puso, a la semana siguiente tenía audífono. Durante los primeros días de su uso tuvo algunos problemitas con el acople del teléfono, que le generaban zumbidos, pero los superó y escuchaba perfectamente. Una tarde en el Taller, se levantó y me dio un beso en la frente y me manifestó que le había cambiado su vida.
Los sábados por la tarde, luego de cerrar el Museo Etnográfico, donde me desempeñaba los fines de semana y feriados como "Jefe de Guías" al público y contingentes que visitaban -muchos de regreso de las Ruinas-, a las 19 hs. asistíamos a la Misa de la Iglesia de los Milagros de los Padres Jesuitas y con posterioridad lo acompañaba a su casa, donde pasaba algunas horas en compañía también de su mujer, Dora Gaydou Monasterio, que padecía muchos problemas de salud. Me quedaba hasta tarde con ellos, lo que hacía que llegara a mi casa muy entrada la noche. Durante los últimos diez años, como él no podía concurrir a reuniones, cenas, etc., yo lo hacía en su representación.
En el Museo cumplía horario de 13 a 19. Zapata Gollán, que vivía muy cerca, luego de almorzar me acompañaba al Taller del Museo. Allí hacía sus grabados y dibujos, donde compartíamos un mate cocido con galletitas. A veces nos visitaba José Pedroni, que venía de Esperanza todos los días, dado que era Subsecretario de Cultura de la Provincia, y con dos de sus grandes amigos, Magin Ferrer y Alberto Amador. También a veces hacíamos alguna pausa para caminar por el parque. Me hablaba mucho de su "Negrito", el único hijo que lamentablemente se le ahogó en la pileta de natación de los Jesuitas; me contaba algunas de sus anécdotas cuando jugaba en la Plaza con otros chicos y se le caía alguna lágrima.
Siempre admiré un abrigo clásico (London Fog) que había traído en uno de sus viajes y que usaba muy a menudo. Como me gustaba, me lo prestaba para ponérmelo cuando iba a comprar los bizcochos. En una ocasión me manifestó que le diría a su mujer, Dora, que cuando él se muriese, me regalara el abrigo, gesto que le agradecí mucho y también le manifesté que cuando se fuera al cielo, le diría a su Señora Dora, que le retribuiría con un busto en bronce para ser ubicado en las "Ruinas de Santa Fe la Vieja", a la entrada. Al poco tiempo de fallecer, su mujer me regaló el abrigo, y yo concreté el busto en bronce.
En la actualidad, mientras atravieso mi década de los 80', estoy en vías de dejar a la ciudad mi Casa-Taller, Biblioteca, con toda mi obra, la de otros artistas y en especial los dibujos y grabados originales de Zapata Gollán, que me los donó en vida, siendo que sabía que era mi deseo hacer un "Centro Cultural" con Salas de Exposiciones en mi barrio, en la zona norte, a la entrada de Santa Fe; en la actualidad una de las Salas de Exposiciones lleva su nombre.
El Dr. Agustín Zapata Gollán con su perro. Foto: Gentileza Prof. Roberto Favaretto Forner
Fue como mi segundo padre y siempre me aconsejaba cómo organizarme en mis actividades. A veces me decía que siempre recibía distinciones, reconocimientos, etc. pero en lo íntimo no tenía quien le alcanzara un vaso de agua. En sus últimos años compartí un poco su vida cotidiana, desde cortarle el cabello, comprarle alguna ropa, etc. Cosas que hice con cariño y un gran aprecio muy especial.
Cuento con una muestra póstuma de dibujos y grabados, junto con un material didáctico y un video sobre la obra de Zapata Gollán, con plástico. El mismo fue realizado por el "Taller de Video" de la Universidad Tecnológica de Santa Fe y con un carácter un tanto itinerante, fue presentado en diferentes Salas de Santa Fe, Museo Municipal, Universidad Tecnológica, ciudad de Esperanza y en diferentes municipalidades y comunas del interior de la provincia de Santa Fe.
Esta historia personal descrita fue compartida con una gran personalidad como lo fuera el Dr. Agustín Zapata Gollán, descubridor de las "Ruinas de Santa Fe la Vieja", en vías de ser considerada Patrimonio de la Humanidad.
Fue como mi segundo padre y siempre me aconsejaba cómo organizarme en mis actividades. A veces me decía que siempre recibía distinciones, reconocimientos, etc. pero en lo íntimo no tenía quien le alcanzara un vaso de agua.
Los sábados por la tarde asistíamos a la Misa de la Iglesia de los Milagros de los Padres Jesuitas y con posterioridad lo acompañaba a su casa, donde pasaba algunas horas en compañía también de su mujer, Dora Gaydou Monasterio.
Luego de almorzar me acompañaba al Taller del Museo. Allí hacía sus grabados y dibujos, donde compartíamos un mate cocido con galletitas. A veces nos visitaba José Pedroni, o dos de sus grandes amigos, Magin Ferrer y Alberto Amador.