Crédito: Flavio Raina
El escándalo de los empleados del Ministerio de Cultura que recibieron la vacuna contra el Covid 19 -sin que sus tareas, edades ni condiciones de salud lo justifiquen- tiene entretelones tragicómicos. Había pasado un par de días de la publicación en Rosario de esa noticia (que se suma al vacunatorio VIP en el Hospital de Reconquista, a los empleados del IPEC inoculados en enero y a otras irregularidades vinculadas con arbitrariedades en municipios) cuando puertas adentro del ministerio que conduce Jorge Llonch se advirtió que para la oposición iba a ser muy fácil probar que las vacunas había ido a parar donde no correspondía: una empleada de Cultura había publicado, en una red social, orgullosa, una foto del momento de su vacunación, con la V de la victoria y su hombro recibiendo el indebido pinchazo. Se trata de alguien que es docente pero cumple tareas en Cultura: ya no está al frente del aula, y se encarga de la escenografía de producciones santafesinas. Le reprocharon el posteo y lo borró.