Unión fue más pero sin profundidad ni precisión en los últimos 20 metros de la cancha...
Avanzó mucho, atacó poco
Desde el primer minuto, la estrategia de Madelón fue muy clara: tirarle encima la jerarquía y el ritmo de un equipo con roce en Primera a un debutante en la categoría. Lo logró, pero le faltó concretarlo en el arco rival. Recién lo consiguió en el final y se tuvo que conformar con un puntito.

Se van conociendo. Troyanski está entrando en la sintonía de Soldano, para conformar la nueva dupla ofensiva tatengue. Necesitan más minutos juntos pero hay un germen de entendimiento que promete para el futuro.
Foto: José Díaz Romero
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a San Miguel de Tucumán)
Si Unión no ganó fue más por culpas propias que por mérito del rival. No es por sacarle méritos a un San Martín que tuvo la contundencia que le faltó a Unión, sino que justamente por esa falta de profundidad, de claridad y de precisión en los últimos 20 metros de la cancha, Unión debió conformarse con un punto por el que tuvo que esforzarse hasta muy tarde, porque el gol de Zabala llegó en las postrimerías del partido, justamente en un momento que no era, precisamente, el mejor del equipo.
Antes habían quedado en claro algunas sensaciones: 1) que Unión es más y fue más que San Martín; 2) que no pudo coronar esa superioridad en el área adversaria; 3) que el libreto también se ajustó a esta realidad y Unión salió, acertadamente, a “comérselo crudo” al rival pero sin la necesaria contundencia.
A veces, cuando teníamos que analizar a los equipos de Santa Fe en un descenso de categoría, empleábamos una frase muy común para esas circunstancias. Frente a las circunstancias adversas -como por ejemplo el mal estado de los campos de juego o la falta de pulcritud del rival en el trato de la pelota- decíamos: “Bienvenidos a la B”. Pues esa misma consigna, pero a la inversa, fue la que empleó Unión. Quiso, desde el mismo arranque del partido, tirarle encima la mayor jerarquía y le imprimió un ritmo violento al partido. A lo Unión, porque nada de lo que el equipo hizo estuvo al margen de lo que sabe hacer. No fue una estrategia desacostumbrada, sino que salió a jugarle como si el partido se disputara en el 15 de Abril y no en la histórica Ciudadela tucumana y ante 25.000 hinchas rivales.
Allí surgió el principal problema que tuvo el equipo: esa confusión entre “avanzar” y “atacar”. A Unión no le costó casi nada situarse en el terreno rival y empujar contra el arco de Arce. Pero a medida que se fue acercando al área y cuando tenía que aparecer la claridad necesaria, la precisión en el último pase y la coordinación suficiente para coronar esos avances, siempre se falló. Al revés de lo que ocurrió en el área de un Nereo Fernández que tuvo que soportar un mano a mano que terminó en gol, después de una pelota que Vitale rechazó pero que Bieler supo capitalizar para peinar con mucha inteligencia la pelota y dejar solito a Costa, quien superó en diagonal a Martínez y a Gómez Andrade para que ese estallido en el barrio Ciudadela se convierta en la peor e injusta noticia que tuvo que soportar un Unión que había sido más pero que no pudo contar con algo de la eficacia plena que tuvo San Martín para aprovechar la única jugada de peligro a su favor.
El monólogo del primer tiempo se reiteró mucho por izquierda y no tanto por derecha. Fragapane fue más utilizado que Zabala, Mauro Pittón y De Iriondo empujaron mientras que Soldano y Troyanski se movieron por todo el frente de ataque pero sin gravitación adentro del área. Los cinco volantes que puso el “Yagui” Forestello no dieron abasto para frenar ese ímpetu que, por momentos, se hizo desenfrenado y falto de precisión por parte de Unión. Nada que haya estado al margen de lo que se le conoce como identidad al equipo de Madelón, pero la realidad marcaba que esa mayor tenencia de pelota y prontitud para atacar, no tuvo condescendencia con el resultado hasta faltando diez minutos para el final.
¿Se sintió la ausencia de Acevedo?, sin dudas. Frente a este panorama y cumplida la misión de apropiarse de la pelota, Acevedo podría haber sido un jugador clave. Unión no tiene a alguien que se cargue el equipo al hombro. Lo hizo el “Droopy” Gómez cuando se acomodó como enganche, pero no apenas ingresó. Madelón lo sacó a Fragapane -fue sorpresivo aunque luego explicó que no lo había visto bien- para ponerlo a Rodrigo Gómez por izquierda. Después, cuando metió a Compagnucci, lo corrió a Zabala al medio. Enseguida se dio cuenta de que lo más natural era que Zabala vaya al costado izquierdo y que el “Droopy” se mueva por el medio, delante de Mauro Pittón. Y en ese momento fue que el equipo recuperó el protagonismo y llegó al gol, justamente en una jugada iniciada por Gómez, seguida por Compagnucci y terminada en un cabezazo por Zabala, entrando por el opuesto y aprovechando que un compañero la peinó adentro del área.
Quizás hubiese resultado mejor que el cambio del “Droopy” se haya realizado directamente por uno de los volantes de marca y pararse más rápidamente con el 4-3-1-2 con el que se terminó. No fue así. Madelón decidió otra cosa y esa reacción en el final no sólo le permitió empatar el partido sino que estuvo muy cerca de llevarse todo en una jugada que armó Zabala por izquierda y que Soldano quiso terminar por el medio, encontrándose con la pierna salvadora de un defensor, no sin dejar de consignar aquella jugada dudosa del off side muy fino que le impidió concretar bastante antes del gol de Zabala.
Sumar siempre es bueno aunque muchas veces quede como consuelo. A eso sabe este empate para Unión. A consuelo y no tanto a premio. La realidad es que se pudo ganar, que el equipo fue superior, que en muchos pasajes del partido supo tirarle la mayor jerarquía y ritmo al rival pero que careció de algo esencial en el fútbol y que no sabe de categorías: la eficacia. Unión no fue letal ni agresivo, por eso aquello de “avanzar” mucho pero “atacar” poco. La mejor definición para contar qué pasó y por qué Unión se tuvo que conformar con el puntito.

La presión de siempre. Unión hizo su juego habitual: no le dio respiro en el medio al rival y apretó en todos los sectores, buscando la velocidad en las salidas. En general, dominó, pero falló en el sector clave: el área contraria.
Foto: José Díaz Romero

El gol local. Quedó mal parado Unión en una contra, la peinó Bieler y entre Martínez y Gómez Andrade hizo muy bien la diagonal Costa, para quedar mano a mano con Nereo y definir a la red.
Foto: José Díaz Romero
Síntesis
San Martín (T) 1
Unión 1
Cancha: San Martín de Tucumán.
Arbitro: Patricio Loustau.
San Martín de Tucumán: Arce; Albín, Lucas Acevedo, Cahais y Maximiliano Martínez; Altuna; Franco Costa, Vitale, Ariel García y Gonzalo Rodríguez; Bieler. A.S.: Carranza. Estuvieron en el banco: Schmidt, A.Fernández, Figueroa y Pons. D.T.: Rubén Darío Forestello.
Unión: Nereo Fernández; Damián Martínez, Gómez Andrade, Bottinelli y Corvalán; Zabala, De Iriondo, Mauro Pittón y Fragapane; Troyanski y Soldano. A.S.: Papaleo. Estuvieron en el banco: Blasi, Zurbriggen y Braian Álvarez. D.T.: Leonardo Madelón.
Goles: en el primer tiempo, a los 20 m Costa (SM). En el complemento, a los 36 m Zabala (U).
Cambios: en el segundo tiempo, a los 6 m Arregui (SM) por Vitale; a los 13 m Rodrigo Gómez (U) por Fragapane; a los 23 m Nicolás Giménez (SM) por Costa; a los 28 m Compagnucci (U) por de Iriondo y a los 42 m Gallegos (U) por Troyanski.
Amonestados: en Unión, Gómez Andrade y Corvalán.

El merecido empate. Ya había sumado méritos el tatengue para llegar a la igualdad que se le negaba, hasta que cerca del cierre llegó un centro, la peinaron al segundo palo, donde apareció solo y cabeceó muy bien Zabala, venciendo la resistencia tucumana.
Foto: Gentileza Club Unión
Bajo la lupa
NEREO FERNÁNDEZ (5).- Nada que hacer en el gol, ya que Costa definió muy bien en el mano a mano. Fue la única llegada del rival en el primer tiempo y tuvo un par de intervenciones en el segundo.
MARTÍNEZ (5).- Más activo en el segundo tiempo con algunas proyecciones. Lo persiguió a Costa cuando metió la diagonal desde su sector y hacia el medio pero no pudo agarrarlo.
GÓMEZ ANDRADE (5).- Empezó con problemas y metido en un duelo personal con Bieler. Después, lo terminó marcando bien. Lo quisieron sacar del partido y casi lo consiguen.
BOTTINELLI (5).- Como el rival atacó poco no tuvo demasiada exigencia. Trató de aportar un poco de claridad en la salida desde el fondo.
CORVALÁN (5).- Empezó bien pero luego cometió algunos errores. Incluso, un yerro increíble en el segundo tiempo terminó con una jugada de gol que no aprovechó Gonzalo Rodríguez.
ZABALA (6).- La importancia del gol y un buen segundo tiempo, nada que ver con el primero, en donde apareció poco y el equipo inclinó mucho el juego por izquierda. Arrancó por derecha, luego pasó a jugar de doble cinco y terminó “de Fragapane”. Siempre aporta su cuota de gol.
DE IRIONDO (6).- Activo, empujando siempre y apretando sobre la misma salida del rival. Esa parte, que es la que mejor desarrolla, la hizo bien.
MAURO PITTÓN (6).- Nunca pasa desapercibido, aun cuando no haya sido de sus mejores partidos y quizás haya estado un escaloncito por debajo de lo que habitualmente entrega. Gran despliegue, casi marca un gol cuando lo obligó a Arce y por poco no le birla la pelota en una salida.
FRAGAPANE (5).- Había jugado un aceptable primer tiempo. Aprovechó un amplio espacio que le otorgaba Albín, quien resolvió esperarlo y no salir a marcarlo tan arriba. Como al resto, le faltó más claridad en el final de la jugada.
TROYANSKI (5).- Se lo vio metido y activo, moviéndose por todo el frente de ataque. Necesita partidos para entenderse más con Soldano.
SOLDANO (6).- Las corrió a todas y estuvo muy cerca de convertir. Le anularon un gol en una posición muy fina y discutible. Después, sobre el final, tuvo otra que salvó un defensor cuando iba con destino de red.
GÓMEZ (5).- Empezó mal cuando se paró por izquierda y cambió cuando fue al medio y con libertad. Se nota que le gusta jugar ahí, suelto y delante del “5”. En esa posición se hizo notar.
COMPAGNUCCI (5).- No es un jugador de vértigo, sino que más bien intenta aquietar el ritmo. Entró bien y participó del gol.
GALLEGOS.- Muy pocos minutos en la cancha para evaluarlo.