Tributación versus producción
El debate sobre las retenciones pone de manifiesto una metodología que no contempla la dinámica productiva y el impacto en el largo plazo de los impuestos regresivos.
Federico Aguer
Paradójicamente, el tema de las retenciones volvió con fuerza a la agenda política, 10 años después de la movilización por la Resolución 125. Por estas horas, Macri es uno de los pocos que ha mantenido la decisión de la gradual eliminación del gravamen, mientras que la casi totalidad del arco político, el FMI y algunos ministros, manifestaron la necesidad de reimplantar los impuestos a la exportación de granos.
Según Julio Calzada y Blas Rozadilla, hay 10 razones por las que a Argentina no le conviene aplicarlos.
El primero: contribuir a que los productores se recuperen de la sequía de la última campaña, la peor de los últimos 50 años. El segundo punto aclara que reducen el área sembrada, con menor producción y menor actividad económica nacional y en el interior. Esto impacta en la producción, en ingresos brutos y netos, utilidades y el empleo generados en sectores receptores directos de los gastos e inversiones del campo. El tercero dice una verdad que no todos quieren aceptar: “El agro es el único que puede generar U$S 25.000 millones anuales a partir de ventas externas. En el 2017, poco más de cuatro de cada diez dólares ingresados al país por exportaciones fueron generados por los granos, harinas y aceites.
El cuarto destaca que los ingresos a partir de la soja permiten a muchos productores financiar otras actividades como la producción de carne y leche. El quinto y sexto, que los menores volúmenes producidos generan una menor actividad en el flete camionero y caída en los ingresos de los transportistas. Y que esto implica un menor consumo de gasoil (el campo consume el 22% del total de gasoil nacional).
El séptimo destaca que los menores márgenes implicarán una caída en las ventas de maquinaria agrícola, equipamiento y rodados. Y los dos últimos, que la menor actividad impacta sobre el empleo, y que una menor producción de soja por retenciones provocará una menor actividad en el complejo industrial oleaginoso.
Poco para agregar. Tal vez, que la simplista idea de resolver problemas creando más impuestos sigue siendo la peor estrategia para atraer inversiones que generen trabajo. Sino, que se implante un Fondo Patriótico anticrisis que grave un 27 % los ingresos de todos, empezando por los salarios de quienes sancionan estas normas.