Edición del Sábado 16 de agosto de 2014

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La política no da mejores señales que la economía - Edición Impresa - Opinión Opinión

Pulsos de la política provincial

La política no da mejores señales que la economía

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Carlos Reutemann reapareció en la escena provincial y provocó revuelo. José Luis Freyre convoca a la unidad del peronismo. Los malabarismos de Mario Barletta generan reacciones internas. Miguel Lifschitz trabaja en silencio y ahorra energía. Eduardo Buzzi, tentado por Massa, encarga encuestas y medita una respuesta. Foto:

Por Darío H. Schueri

La política no debe caer en el cono de incertidumbre y desorientación que oscurece el mundo económico, cuyas variables más feroces sin la sujeción de la política, suelen actuar como fieras escapadas de la jaula en un zoológico un domingo por la tarde.

El azaroso escenario político que se vislumbra a nivel nacional en todos los frentes -incluido el gobernante, pese a la rígida conducción de su líder, la señora presidente - trasiega hacia la provincia de Santa Fe, por más que Reutemann insista en que el peronismo vernáculo debe aislarse de los avatares nacionales. Imposible. El único que alambró la provincia durante casi dos décadas fue él mismo, apalancado en casi un millón de votos de su mejor momento electoral.

Curiosa el aura que aún irradia el senador nacional, al punto que entusiasma a la angustiada militancia peronista y renueva dudosas esperanzas dirigenciales. Muchos se aferran a su canónica invocación pacificadora para sacar a relucir propuestas que hace un par de meses, cuando fueron impulsadas por el presidente de la Cámara de Diputados, Luis Rubeo, naufragaron en las mezquinas aguas de los intereses personales.

¿Adónde quedó aquel documento de unidad que iban a elaborar los diputados y senadores?Lo decapitó la feroz interna entre “kirchneristas”, “massistas” y “bielsistas”, también en el orden local. ¿Podrá Reutemann ser prenda de unidad entre estos aparentemente irreconciliables sectores del peronismo nacional? En primer lugar, si en efecto el senador nacional busca la unidad del peronismo debería comenzar con un acto de contrición por haber tratado de “HdP” a Duhalde, a quien literalmente acusó de estar “trabajando para Scioli” (o sea el FPV) mientras él lo hacía para Massa. Y Duhalde debería devolverle gentilezas disculpándose por haberlo mandado a jugar a las damas a la plaza con la clase pasiva.

Tampoco ayuda demasiado a la pacificación del peronismo que Reutemann haya reconocido que ayudó a Massa a ganar las elecciones del año pasado “para evitar la reelección de Cristina”. Ni que el “massismo” provincial aluda al kirchnerismo poco menos que como el Anticristo, y busque aliarse con su exorcista: el PRO.

Vale decir que unos y otros deberían pararse frente a los venerados retratos de Perón y Evita para encarar sacramentalmente la reconciliación, con posterior entonación enjundiosa de la marcha peronista, con énfasis en la estrofa “todos unidos venceremos”.

De todos modos, Reutemann alumbró el camino a seguir.

El propio presidente del peronismo provincial, José Luis Freyre, recogió el guante y prometió trabajar en este sentido. El dirigente sindical Andrada pidió un congreso partidario; mientras que el senador “massista” Danilo Capitani aludió a la conformación de una Mesa de Unidad. Luis Rubeo (principal referente institucional del kirchnerismo) le pidió al peronismo “tener la vocación de recuperar el gobierno de Santa Fe sobre un acuerdo que sustente la unidad de acción partidaria”, aunque dejó en claro que “la jefa del movimiento justicialista a nivel nacional es la presidente Cristina Fernández de Kirchner y que el peronismo se va a mover de acuerdo con las políticas que ella defina”.

Claro, otros sectores, como el Movimiento Evita aseguran que “a nosotros no nos convoca el Lole, hace rato que venimos trabajando en ése sentido”, mientras aseguran que presentarán listas propias.

Barletta-Del Sel: una foto que vale mil interpretaciones

La significativa - y provocadora- fotografía entre los presidentes del radicalismo y el PRO en la provincia -Mario Barletta y Miguel Torres del Sel- en medio del armado preelectoral, abrió el mágico juego del Jumanji en el submundo de la política santafesina, acción que podría acarrear imprevisibles derivaciones.

Tal como anticipábamos la semana pasada, el simulacro de café entre Barletta y Del Sel provocó grietas en el seno del radicalismo, pues algunos sectores le reprocharon a su presidente haber embarcado al partido en una peligrosa jugada con un sector -el PRO- que horas antes se había reunido con una facción del peronismo -el “massismo”- para arrebatarle la gobernación al FPCyS, del cual el radicalismo es uno de los principales signatarios.

Quienes auspiciaron la fotografía aducen, en cambio, que en verdad lo hicieron para preservar el Frente santafesino ante una supuesta unidad del peronismo. Aseguran que una eventual alianza con el PRO le quitaría al peronismo la expectativa de la candidatura de Miguel del Sel en aquel firmamento de unidad que propugna Reutemann.

Pero básicamente el radicalismo “barlettista” presiente que los acuerdos que el presidente nacional del partido -Ernesto Sanz- está tejiendo con Mauricio Macri en no menos de una docena de provincias, inexorablemente comprometería a la UCR provincial.

Ahora bien, en los territorios donde Mauricio Macri acuerda con radicales no gobiernan los radicales, y por lo tanto la sinergia podría potenciarlos. En Santa Fe los radicales gobiernan dentro del FPCyS, y para que prospere un acuerdo con el PRO necesitan que Miguel del Sel renuncie a su candidatura a gobernador, a cambio del acompañamiento de su partido a Barletta (junto a Giustiniani) en una interna contra el candidato socialista Miguel Lifschitz.

“Todo es posible en política y Mauricio (Macri) está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para ser presidente”, reflexionaba un dirigente radical, en consonancia con lo que transcribíamos la semana pasada de Norberto Nicotra. ¿”Hasta sacrificar las ambiciones gubernamentales de Miguel del Sel?”, preguntamos. “Hasta eso”, respondió.

El socialismo optó por no echar leña al fuego, escudándose en el modo infinitivo: “aún falta mucho para el cierre de las listas, y la agenda de la gente que tenemos que atender como gobierno va por otro lado”, se excusó un alto funcionario del gobierno.

A todo esto, el Frente Renovador de Sergio Massa le ofreció al ruralista Eduardo Buzzi un menú de opciones electorales que deambulan entre una diputación nacional o una senaduría nacional, e incluyen el premio mayor: la gobernación, para cuando finalice su mandato en septiembre próximo al frente de la Federación Agraria Argentina. Buzzi, según nos explicó, está encargando una encuesta antes de tomar cualquier decisión.

Los indicadores económicos, sin ser trágicos, no son alentadores, y así lo hacen notar los dirigentes gremiales industriales como el propio titular de la Unión Industrial de Santa Fe, el siempre cauto Alejandro Taborda, quien no obstante manifestó su inquietud por el futuro inmediato de sus representados.

De allí que la política no debiera entrar en la hoguera de vanidades. Porque en definitiva será la que tenga que sacar las papas del fuego.

 

Curiosa el aura que aún irradia el senador nacional Reutemann, al punto que entusiasma a la angustiada militancia peronista y renueva dudosas esperanzas dirigenciales.

 

La política no debiera entrar en la hoguera de vanidades, porque en definitiva será la que tenga que sacar las papas del fuego.

En Santa Fe los radicales gobiernan dentro del FPCyS, y para que prospere un acuerdo con el PRO necesitan que Miguel del Sel renuncie a su candidatura a gobernador.



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