Edición del Sábado 16 de agosto de 2014

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Florindo Sassone - Edición Impresa - Escenarios & Sociedad Escenarios & Sociedad

Preludio de tango

Florindo Sassone

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Manuel Adet

Pedro Florindo Sassone nació en el porteñísimo barrio de Liniers el 12 de enero de 1912. No conozco detalles de su infancia y adolescencia, salvo que al violín lo empezó a estudiar en la casa y siendo un pibe tomó lecciones con maestros del barrio hasta formalizar sus estudios en un Instituto del que sólo sé que “estaba en el centro y enseñaban los mejores maestros”.

Ya para esos años, su inclinación hacia el tango era decisiva. En 1930, debuta como profesional en radio Belgrano con la orquesta de Antonio Polito. Algunas condiciones artísticas debe de haber tenido el muchacho para que un músico exigente como Roberto Firpo lo convocara para integrar su orquesta. Allí, se fogueará al lado de los ases del tango, experiencia que debe de haber rendido sus frutos, porque luego es convocado -nada más y nada menos- que por Osvaldo Fresedo el mítico “pibe de la Paternal”. Fresedo era entonces sinónimo de calidad y jerarquía musical, por lo que integrar su orquesta era un pasaporte hacia el futuro.

Lo cierto es que apenas pasados los veinte años, Florindo ya ha jugado en las primeras divisiones en un ambiente exigente y competitivo como entonces era el del tango. Alguna confianza debe de haberse tenido el muchacho para que a fines de 1935, decidiera formar su primera orquesta típica. El debut se produjo en la ya conocida radio Belgrano, sesiones musicales que luego se reiterarán en el célebre Marabú y el mítico café el Nacional. Alberto Amor fue el cantante estrella de aquellos lejanos años pioneros.

En algún momento, la orquesta se traslada a radio El Mundo, atendiendo otras exigencias artísticas. En este caso, se trata de una orquesta con violines y fueyes pero también con arpa e instrumentos de percusión. Todo sea para satisfacer al público. Esta etapa de Sassone al frente de su orquesta se extenderá hasta 1940. Como dicen los biógrafos, la formación musical es buena, pero no está a la altura de las mejores. No era para menos. Ya en esos años, maestros de la estatura de Di Sarli, Troilo, D'Arienzo, por mencionar a los más conocidos, están en los escenarios del tango tallando fino con sus grandes orquestas. Lo de Sassone entonces eras más modesto, con menos pretensiones. Su escala no pretendía competir con los grandes: presentaciones en clubes populares, en bolichones de barrio, donde se convocaba a una platea popular que no pretendía disfrutar de los refinamientos de las orquestas de vanguardia.

Durante seis o siete años, es decir entre 1940 y 1946, Sassone se abre de la noche y del tango. Se dice que intentó probar suerte con el comercio y que no le fue del todo mal. Debe de haber extrañado la música, el rumor de las orquestas, los aplausos del público, el ritmo de los bailarines en las pistas, para que decidiera retornar a la escena, pero esta vez con una orquesta que va a dar que hablar.

Allí están: en el piano, Osvaldo Requena; en la línea de bandoneones, Pastor Cores, Carlos Pazos, Jesús Menéndez y Daniel Lomuto; en violines, Roberto Guisado, Claudio González , Carlos Arnaiz, Domingo Mancuso, Juan Scafino y José Amatriali; por último, Enrique Marcheto se luce con su contrabajo. Dos cantores se distinguen en esta etapa, los dos, de altísima jerarquía: Ricardo Casal y Roberto Chanel.

Casal se inicia con Sassone, pero según su propio relato, el maestro no quiso saber nada con él al momento de las pruebas. Fue necesario que María, la mujer de Sassone, insistiera y ponderara la calidad vocal del muchacho, para que éste decidiera convocarlo. La competencia entonces era muy reñida. El joven que en esas jornadas pretendía ocupar el lugar de Casal se llamaba Alé, pero luego todos nosotros lo conoceremos con el nombre de Alberto Podestá.

Casal nunca olvidará este intento de postergación y en otra entrevista no vacilará en calificar a Sassone de mala persona por no haberle pedido disculpas por su inicial ninguneada. Casal le otorgaba a la orquesta calidad vocal y pinta. Se llamaba Salvador Pappalardo, pero con ese apellido a nadie le debería llamar la atención que fuera necesario recurrir al apodo que lo hizo célebre. Casal en algún momento dejó la orquesta de Sassone para incorporarse a la formación de Aníbal Troilo. ¿Qué temas quedaron grabados para la posteridad?: “No te engañes corazón”, “Noches de Atenas”, “Madre hay una sola” o “El día que me quieras”.

Roberto Chanel venía de cantar con Osvaldo Pugliese. Se llamaba Alfredo Mazzochi, pero Julio Jorge Nelson lo bautizó con su nombre definitivo. Dieciséis tangos grabó Chanel con Sassone en el sello RCA Victor. Allí, se destacaban entre otros: “Mano cruel”, “Ríe payaso”, “Corrientes angosta” y “Flor de fango”. Para esta misma época, canta con Sassone el gran Ángel “Paya” Díaz. Lamentablemente, de su paso por la orquesta, quedó grabado sólo un tango. Luego el Paya se fue con la orquesta de Alfredo Gobi.

La orquesta de Sassone para estos años ya tiene un perfil definido con esmerado rigor profesional. Según el crítico Jorge Palacio, más conocido como “Faruk”, Sassone “cultiva una forma auténtica de tango con firme preponderancia de la pureza y lozanía de la línea melódica enmarcada en los atractivos de un lúcido juego de recursos sonoros, siempre agradables y de una cuidadosa factura. Se advierten con frecuencia algunos agregados de matices decorativos modernamente intercalados, un tanto ajenos a la ortodoxa estructura tradicional de las orquestas típicas”.

En los años sesenta, el maestro organiza con su orquesta una gira por Japón. El cantor que lo acompaña entonces se llama Mario Bustos. En 1972, ingresa por la puerta mayor del teatro Colón. Después continúa las giras por América Latina. En 1975, anda por Colombia y Venezuela con los cantores, Oscar Macri y Rodolfo Lemos. También se lucen en su orquesta personajes como Carlos Malbrán, Raúl Lavalle, Rododlfo Galé, Fontán Luna, Zulema Robles y Gloria Díaz.

Como compositor, su performance es modesta, pero hay algunos temas que merecen destacarse. El más conocido es la milonga “Baldosa floja”, compuesta en 1957 con Julio Bocazzi y letra de Dante Gilardoni, el mismo que escribiera los versos de ese temazo de Marianito Mores que se llamó “Taquito militar”. Acompañado en algunos casos por Javier Mazzea, Sassone compuso temas como “Ribera sud”, “Tango caprichoso” y “Esquina gardeliana”. Florindo Pedro Sassone, falleció en Buenos Aires el 31 de enero de 1982.



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