Edición del Sábado 12 de julio de 2014

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Llegó la hora de la verdad: Argentina-Alemania definen el Mundial en Brasil...

Oid Mortales el grito deseado: ¡Campeones!

La selección de Messi a las puertas de lograr la máxima consagración del fútbol argentino, nada menos que en el mítico Maracaná. Antes, habrá que vencer a la poderosísima Alemania en la final de mañana a las 16.

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La clave: el grupo. Así lo definieron todos cada vez que debieron hablar tras estos éxitos reiterados en el camino a la final: plantel y cuerpo técnico conformaron una unidad fundamental para crecer en armonía.

Foto: Télam

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Río de Janeiro)

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Río de Janeiro con sus encantos, las playas de Copacabana, las de Ipanema, el Pan de Azúcar, el Cristo allá arriba como queriendo abrazarnos a todos. ¡Cuánta razón tenía el Papa Francisco cuando decía que en Río iba a haber lío! El lío del bueno, del lindo, del futbolero de verdad, no del lío de los violentos. Río de Janeiro abre sus puertas otra vez a este delirio argentino, a estos miles y miles que invaden sus calles desde estos días y que tendrán mañana la gran posibilidad de ver una final del mundo con Argentina de protagonista. Ni más ni menos.

Cuántas veces soñamos en este tiempo con este partido. Cuando arrancó este ciclo después del fracaso de Batista, cuando ganamos aquél partido clave en este proceso que fue el de Barranquilla, cuando Messi fue el del Barcelona, cuando el equipo empezó a generar respeto a partir de los cuatro de arriba y cuando ya no necesitó, como ahora, que los cuatro de arriba sean una topadora porque existe ahora un equipo, una expresión colectiva que lo está respaldando. Estos fueron apenas unos hitos, unos mojones que siempre nos pusieron frente a esta realidad, la que tendremos mañana en el mítico Maracaná.

Pero ha llegado el momento de hacer historia. Por Di Stefano, por el Charro Moreno, por la Máquina de River, por el gran Amadeo Carrizo, por el Cabezón Sívori, por aquellos carasucias del 64 que hicieron pata ancha en estas tierras, por aquellos equipos que pusieron a la Argentina en la más alta consideración (el Estudiantes de Zubeldía, el Independiente rey de copas, el River campeón del mundo, el Boca de Bianchi, el Racing de José), por el Flaco Menotti y esa patriada a la que se lanzó en 1974 y coronó cuatro años más tarde con el primer título, por ese juvenil histórico del 79 de Diego y Rubén Rossi, por ese genio llamado Maradona, por aquellos héroes del 86, por Pumpido, Pasculli y Leopoldo Jacinto Luque, por el Lito Bottaniz que estuvo aunque no haya jugado, por José Pekerman y esos juveniles que se cansaron de levantar copas, por Tocalli y Pancho Ferraro que siguieron sus pasos, y por tantos otros imposibles de mencionar en la ingrata tarea de no olvidar.

Ha llegado el momento de hacer historia. El Maracaná, ese templo sagrado para los brasileños, esa olla que se llenará de luz cuando la tarde del domingo comience a caer en esta ciudad de los 28 grados eternos, la lambada y la alegría que no tiene fin, será el escenario para que se pueda escribir otra página de gloria, quizás la mejor de todas, la más grande, la que será irrepetible.

Cierro los ojos y pienso en ese cuerpo técnico de gente bien, que respetó a todos por igual. Pienso en Claudio Gugnali, a quien la vida lo puso tan cerca de la muerte como ahora lo está de la gloria. ¿Cómo será este sábado en la vida de él, de Sabella, de Messi y del resto de ese plantel que llegó a Belo Horizonte el 9 de junio con el deseo de ponerse los cortos el 13 de julio y ahí están, a punto de jugar el partido más importante de sus vidas?

¿Qué estará pasando por la cabeza de Di María y por sus piernas? Me lo imagino queriendo jugar, deseando jugar. Más él, dueño de una historia de vida que también sabe de dificultades, renunciamientos y lucha. Quiere jugar Di María y es un lindo problema para el técnico, que lo esperará hasta lo último. O quizás ya lo haya resuelto en su cabeza, pero no todavía en sus palabras. Ni a los jugadores ni a la prensa. Es Di María o Enzo Pérez, pero con un esquema que se repite (el 4-4-2) y con una estrategia que se analizará y se elaborará desde lo “ajedrecístico” que muchas veces tiene este deporte, en el que, convengamos, se puede planificar absolutamente todo, pero lo imprevisible siempre aparece y los jugadores, en definitiva, son los que definen adentro de la cancha.

Alemania no tendrá un rival impotente y parado como lo tuvo en Brasil. El partido no será igual y las facilidades tampoco. Alemania no hará goles de “fútbol cinco” como le hizo a los brasileños, tocando la pelota dos o tres veces adentro del área antes de empujarla. Lo que tiene Alemania a su favor es no haber jugado un alargue ni haber tenido el stress de la definición que tuvo Argentina, un día después en su semifinal. Pero quiere que le diga una cosa, esto pasa a ser muy relativo. Es una final del mundo y el físico les tiene que dar a todos por igual. En todo caso, entrarán a tallar otros factores, como la ansiedad, los nervios y esa cosa paralizante en algunos y motivadora en otros que conllevan esta clase de partidos.

Si se mira a Alemania exclusivamente bajo los ojos del partido con Brasil, mete miedo. Si se prolonga la mirada y más allá de que tiene muy buenos jugadores (algunos en un nivel de excepción como Müller, Schweintzeiger y el arquero), hay cuestiones que lo llevaron a jugar un alargue con Argelia y a sufrir en algunos partidos por ciertos desacoples defensivos que lo obligaron al arquero a jugar de líbero, saliendo muchas veces afuera del área. Müller juega bien abierto por derecha y es un jugador que mete permanentes diagonales, con lo cual obligará a que Rojo y Garay pongan mucha atención, Klose tiene presencia y gol adentro del área, mientras que no hay que olvidarse de lo que pueden aportar volantes con llegada como Kroos y Khedira. ¿Qué hará Argentina?, como primera medida, tratará de imponer su juego. Con Mascherano buscando la pelota entre los centrales para salir jugando, con Biglia siendo el apoyo permanente, con Lavezzi y Enzo Pérez o Di María (el que juegue) en el ida y vuelta por los costados y apostando a la rotación y las diagonales, más Higuaín y Messi. Y aquí está la clave: Messi. Si él está bien, si la rompe, Argentina será campeón del mundo. No tengo dudas. Es una corazonada, porque el equipo puede fallar en otros aspectos. Pero con la solidez de los últimos partidos, el plus que siempre tiene el jugador argentino y Messi, se puede pensar en la tercera estrella.

Llegó la hora. ¡Vamos Argentina...! ¡Por los jugadores, por su propia gloria, que será eterna y por la historia del viejo y querido fútbol argentino...! 40 millones de argentinos esperan tener mañana la mayor emoción que el fútbol les puede dar... Uno se emociona de sólo pensar lo que sería... ¿Será?

 

Pase lo que pase...

“Se va. Pase lo que pase, Sabella se va de la Selección. Sea campeón o no, se terminó un ciclo. Por lo menos eso es lo que creo yo. Puede cambiar de opinión, aunque ahora no creo”. Las palabras pertenecen a Eugenio López, el representante del técnico de la selección. No sorprende, porque es algo que se rumoreaba desde hacía un tiempo, pero llega en un momento en el que Sabella tiene la cabeza y todos los sentidos puestos en el gran partido de mañana.

Sabella lo tiene decidido. El ciclo se termina y él, en principio tiene pensado descansar y después buscar un nuevo desafío. Se dice también que la idea de Grondona sigue siendo la de ofrecerle la continuidad, mucho más ahora que llegó a la final. “La idea de Alejandro, en todo caso, será distinta a la de los dirigentes. Los ciclos se terminan. Siempre pensó en finalizar el Mundial y despedirse del equipo”, aclara el representante.

Hace unos días, cuando El Litoral tuvo un mano a mano exclusivo con Claudio Gugnali en Cidade do Galo, lugar al que se piensa retornar sea cual fuere el resultado de mañana en Río, el ayudante de Sabella dijo que su idea es continuar trabajando con él, “salvo que Alejandro me eche”.

Rizzoli, por tercera vez

El árbitro italiano Nicola Rizzoli será el encargado de impartir justicia en el partido entre Argentina y Alemania por la final del Mundial Brasil 2014, que se jugará mañana, a las 16, en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro, según informó ayer la FIFA. Rizzoli será asistido por sus compatriotas Renato Faverani y Andrea Stefani y la función de cuarto árbitro recaerá sobre Carlos Vera de Ecuador.

Rizzoli, de 42 años y arquitecto nacido en la ciudad italiana de Bologna, ya arbitró a Argentina en los partidos ante Nigeria (3-2) por la tercera fecha del Grupo F y ante Bélgica (1-0), en los cuartos de final. Además, el italiano fue el árbitro del partido que jugaron España ante Holanda por la primera fecha del Grupo B.

Este será el tercero árbitro italiano en dirigir una final del mundo después de Sergio Gonella en Argentina 1978 y Pierluigi Collina en Corea-Japón 2002.

Los árbitros que dirigieron a Argentina en las finales disputadas con Alemania fueron: en México 1986 el brasileño Romualdo Arppi Filho y en Italia 1990 el uruguayo nacionalizado mexicano Edgardo Codesal.

El dato

Cambio de planes

El seleccionado argentino no reconocerá el campo de juego del estadio Maracaná antes de jugar la final del Mundial Brasil 2014 con Alemania, informó ayer la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Por pedido de la FIFA, el seleccionado alteró su programa de trabajo para hoy y finalmente no se entrenará en el césped del mítico escenario “carioca”, donde tenía previsto un trabajo entre las 17.30 y 18.30. La última práctica del equipo albiceleste antes de la final se desarrollará entonces desde las 18.15 a 19.15 en el estadio de Vasco da Gama.

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“Argentinazo” en Río. Miles y miles de hinchas argentinas acampan desde anoche en la ciudad de Río de Janeiro, donde mañana se jugará la final de la Copa del Mundo en el Maracaná. Según estimaciones oficiales cruzadas entre el Gobierno Nacional y el Gobierno de Brasil, se calculan que mañana habrá unos 100.000 argentinos al momento de comenzar la gran final. El dato increíble e inédito es que de esos 100.000 hinchas argentinos, apenas 30.000 tienen en sus manos el ticket para entrar mañana al Maracaná. Esta imagen es de anoche en la playa de Copacabana.

En cifras

28

Años

Son los que lleva Argentina sin ganarle a Alemania en mundiales. La última vez se dio en el 86, en la recordada final. Después, volvieron a jugar en la final de Italia y fue victoria alemana por 1 a 0; se midieron en el 2006 y los alemanes vencieron por penales y en el 2010 nos propinaron una dolorosa goleada: 4 a 0 en Ciudad del Cabo.

3

Finales

Jugarán Argentina y Alemania en toda la historia. Es el choque que más veces se dio en una instancia decisiva como la de mañana.

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Lo que todos queríamos

Cuando el 15 de junio El Litoral estuvo en el Maracaná cubriendo Argentina-Bosnia, todos soñamos con volver el 13 de julio. Está cumplido. Falta un último gran pasito.

Francisco: “Que el deporte promueva la cultura del encuentro”

Un día antes de la final entre Argentina y Alemania, el Papa Francisco pidió hoy que el Mundial de fútbol y el deporte promuevan la “cultura del encuentro”.

“Los Mundiales lograron el encuentro de personas de varias naciones y religiones. Que el deporte promueva siempre la cultura del encuentro”, escribió el argentino Francisco en su cuenta oficial de Twitter (@Pontifex_es).

El sumo pontífice, de 77 años, es conocido como un apasionado hincha del fútbol, sobre todo del club San Lorenzo de Almagro, del que es socio honorario. Sin embargo, el papa anunció que se mantendrá neutral durante el Mundial. “Los brasileños me pidieron neutralidad y cumplo con mi palabra”, dijo recientemente el papa, que intentó evitar cualquier tensión con los fieles del tradicional rival futbolístico de Argentina.

foto: dyn



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Sábado 12 de julio de 2014
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