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Edición impresa del 25/05/2014 | Política | Economía Política

En esta ciudad


Reclamos de seguridad y justicia atravesaron el acto del 25 de Mayo

  • Familiares de víctimas estuvieron en la plaza. Un grupo participó del Tedeum, donde el gobernador recibió un documento de la Mesa del Diálogo y casi 30 mil firmas, pidiendo que cese la violencia. Otros prefirieron esperar afuera. Todos terminaron desfilando frente a las autoridades.
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Imágenes emblemáticas en la jornada alusiva: el reclamo por seguridad en el Tedeum, en el izamiento de la bandera y en el desfile. Fotos: Flavio Raina
 

Ivana Fux

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Los reclamos por mayor seguridad y justicia atravesaron esta mañana el acto central por la celebración del 25 de Mayo. Como es tradición, el gobernador Antonio Bonfatti encabezó la ceremonia central, que se desarrolló frente a la Catedral Metropolitana. Pero a diferencia de otros años, esta vez, el dato distintivo fueron las pancartas que portaban los familiares de víctimas de la inseguridad, que se entrecruzaban y mezclaban con las banderas celestes y blancas. Y el grito de ¡justicia!, que interfería con el sonido de los redoblantes.

Fotos con los rostros de los que perdieron la vida en hechos de violencia, nombres y apellidos de esas víctimas, clamor por el esclarecimiento de todos los casos eran las leyendas que predominaban, y que se convirtieron en una escenografía no prevista. El reclamo sí lo era; el 1º de Mayo fue para el gobierno un antecedente demasiado cercano, como para soslayarlo. Ese día, el mismo planteo de familiares que reclamaban ser escuchados y recibidos obligó al mandatario a ingresar por la puerta trasera de la Legislatura.

Hoy, hubo algunos cambios. Como siempre, Bonfatti saludó a las autoridades de los tres poderes del Estado en el Salón Blanco, pero al momento de izar la bandera en la plaza, uno de los integrantes de la Asociación de Familiares de Víctimas de la Inseguridad -presidida por Catalina Narváez- fue invitado para que se sumara a la comitiva oficial.

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En la Catedral

A la hora del Tedeum, los mismos integrantes de la Asociación de Familiares ingresaron detrás de las autoridades a la Catedral Metropolitana y -siempre con sus pancartas en alto- ocuparon el templo. La entidad se había sumado la semana a la iniciativa de la Mesa del Diálogo, presidida por monseñor José María Arancedo, para juntar firmas y entregarlas a Bonfatti junto a un documento titulado “Ante la grave situación de violencia, inseguridad y muerte. Es posible una Santa Fe distinta”.

“Nuestra asociación juntó más de once mil firmas en la ciudad -dijo Narváez a El Litoral-; siempre fuimos pacíficos en nuestro reclamo, y hoy vinimos en apoyo a la Mesa del Diálogo y en apoyo del arzobispo, esencialmente”.

Antes de que concluyera la ceremonia religiosa, el propio Arancedo invitó a los integrantes de la Mesa para que entregaran el escrito y las casi treinta mil firmas recolectadas. Lo recibieron Bonfatti, Rafael Gutiérrez y legisladores. El gobernador lo agradeció, y dijo que todos los días velan “para cambiar esta realidad”.

Afuera, había quedado otro grupo de familiares de víctimas, que también habían estado el 1º de Mayo reclamando frente a la Casa de Gobierno y la Legislatura. Entre ellos, los de Adrián Escobar de 29 años, asesinado cuando intentaron robarle la moto en la vía pública. María, su esposa, dijo a este diario que prefería no participar del Tedeum y esperar afuera. “Siento que (si entro a la Catedral) le damos un apoyo al gobierno y un mensaje de que está todo bien. Y para mí no está todo bien”, aseguró. En el mismo sentido, contó que le ofrecieron “un trabajo en la Vicegobernación”, pero que no lo aceptará “porque después va a ser un favor que le voy a deber al gobierno”. La mujer, junto a otros, vestía una remera negra con la inscripción del nombre de su marido. Alzaba una pancarta y a su única hija, de cuatro años.

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En la calle

Tras el Tedeum, en un escenario que no fue armado en altura, como los últimos años, las autoridades se ubicaron para el acto formal. Frente a ellas, sólo separadas por la calle, seguían apostados los familiares de víctimas. Se cantó el Himno, Arancedo dio una bendición y habló Bonfatti, en un discurso de siete minutos que planteó “a la convivencia” como un de los principales “imperativos” con los que este primer tramo de siglo “interpela” a la sociedad y a sus autoridades.

El cierre fue el desfile cívico-militar. El locutor oficial estaba anunciando el paso de los integrantes del Liceo Naval de esta ciudad, cuando la formación fue alterada por los familiares de víctimas que terminaron siendo partícipes del desfile. Marcharon, siempre alzando sus pancartas, los adheridos y no adheridos a la asociación. Lo hicieron pacíficamente, frente a las autoridades y el público. Desfiló también María, que minutos antes había logrado cruzar unas palabras con el gobernador. Ella lo miró con lágrimas en los ojos, y le pidió que hiciera algo, que su hija de cuatro años ya era huérfana.

“Me acerqué a donde estaba él y le entregué la remera que dice que Adrián Escobar somos todos; me presenté como la mujer -contó a El Litoral-. Le dije que yo era María; él me agarró la mano y me dijo que me espera el lunes a las doce en la gobernación”. Ya con lágrimas en los ojos, la voz entrecortada sólo le permitió agregar un “lo logré”. El 1º de Mayo, María había intentado llegar al mandatario, pero se terminó yendo con las manos vacías.

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