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Caso Marita Verón: una trama que trasciende los límites de Tucumán - Edición Impresa - Revista Nosotros Nosotros

Caso Marita Verón: una trama que trasciende los límites de Tucumán

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la periodista sibila camps presentó su último libro en el marco de una jornada que organizó el consejo de santa fe.

A doce años del secuestro de Marita Verón, “La Red”, el último libro de la periodista Sibila Camps reconstruye el caso desde diferentes géneros y a partir del contexto geográfico, económico, social y cultural del cual emerge esta historia paradigmática de la trata sexual. Qué cambió desde entonces y qué falta por cambiar, en esta nota.

TEXTOS. NANCY BALZA. FOTOS. FLAVIO RAINA Y EL LITORAL.

 

En el currículum de Sibila Camps figuran varios títulos, entre ellos Profesora para la enseñanza secundaria y especializada en Literatura y Lenguas Modernas. Pero es su trabajo como periodista el que la hizo conocida en su Buenos Aires natal y en aquellos puntos del país adonde la llevaron sus coberturas e investigaciones. Como Santa Fe, ciudad que conoció de niña, en sus cruces en balsa hacia Paraná, pero que recorrió a conciencia en 2003 cuando el Salado irrumpió por el oeste. Luego fue el seguimiento de aquella tragedia, el primer aniversario, la nueva inundación -esta vez por lluvias- en 2007 y los cursos de capacitación que se enmarcan en su especialización en cobertura de desastres.

De alguna manera podría decirse que el paso de Camps por esta capital está relacionado con el agua. Y la mañana en que concretó esta entrevista con Nosotros llovia torrencialmente. Fue en ocasión de presentar en el Concejo Municipal y por iniciativa de Silvina Frana (Bloque Justicialista - Santa Fe es una sola) su último libro “La Red. La trama oculta del caso Marita Verón”.

- ¿Cuándo empezaste a investigar sobre el caso Marita Verón?

- En el año 2008. Conocía el caso, como cualquier periodista, en términos generales. En ese año empecé a trabajar fuertemente los temas de género y como consecuencia natural seguí con la problemática de la trata. Hice varias notas y fui por primera vez a Tucumán en relación con este tema. Estaba por inaugurarse el primer hogar “María de los Ángeles” para víctimas de trata. Me quedé unos días en aquella provincia abordando el tema desde distintos aspectos, y empecé a seguir de cerca la causa. Me interesan los temas interdisciplinarios; no me gusta ceñirme a una sola mirada, y este tema en particular implica hablar de cuestiones culturales, de legislación, de derecho, política, economía y de problemática social. Pude hablar con las chicas y sus familiares y tener la posibilidad de un contacto humano, de conocer sus historias de vida. Desde entonces, empecé a seguir muy de cerca el caso.

- ¿Llegaste a tener testimonios de personas que conocieron a Marita Verón?

- Hablé con una de ellas y escuché los testimonios de muchas de las chicas. No cubrí todo el juicio pero si la mayor parte de los testimonios más importantes. Algunas eran testigos con las que no se podían hablar porque estaban protegidas. Con una de las chicas, Fátima, había hablado en 2008. Ella es de Tucumán y estuvo con Marita en esa provincia. La mayoría de las otras chicas eran de otras provincias y estuvieron con ella en La Rioja.

- ¿Es decir que tu investigación trasciende las fronteras de Tucumán?

- No es exactamente un libro de investigación periodística. Tiene distintos géneros según el contenido que quiero contar. Hay tramos de investigación que los había hecho previamente para mi libro anterior: “El sheriff, vida y leyenda del Malevo Ferreyra”, una especie de historia de Tucumán a través de la biografía de Ferreyra. La única forma de explicar a alguien como él es contar la historia de Tucumán de los últimos 70 años; por eso conocía bien el ambiente delictivo de su época y también sabía que había una conexión entre el caso Marita Verón y uno de los grupos delictivos que se había hecho más fuerte, el clan de los Ale.

Hice aquella investigación entre 1994 y 1996 y, cuando ya tenía el boceto del libro, me surgió otro proyecto que demandó dos años y medio de trabajo y aquel libro quedó abandonado hasta que Ferreyra se mató. Entonces lo retomé y volví a Tucumán para actualizar la información. Mientras hacía la investigación me preguntaba: “Por qué investigo a los Ale si el Malevo me dijo que se enfrentó una sola vez con ellos”. Pero al retomar el proyecto, cambié la pregunta: “Por qué el Malevo no se enfrentó nunca con los Ale”. Se lo pregunté al primer abogado de Susana Trimarco, Saúl Ibañez, y me contó que tenían un arreglo de no intervenir en la medida en que no se tocaran sus intereses. Terminé comprobándolo luego: en la tercera audiencia del juicio pidieron declarar las dos acusadas de Tucumán, Daniela Milhein, quien había sido prostituida por Rubén “La Chancha” Ale, y María Jesús Rivero, quien fue su pareja oficial; y al declarar contaron muchas cosas del contexto delictivo que yo había investigado para “El Sheriff”. Ahí me di cuenta de que “tenía” un libro porque había información que sobraba para la crónica del día. Uno podía mencionar al Malevo porque era conocido; pero otros personajes producían ecos de muchas cosas y me parecía que había que reponer esos contextos: cada cosa que se decía o se tendría que haber dicho y no se decía eran puntas de icebergs que por debajo se comunicaban entre sí. Y había que reponer todo eso, había que armar esa trama, ese tapiz y sobre todo del reverso, mostrar cómo se imbricaba el contexto delictivo con el contexto político, y cómo el contexto político local se conectaba con el nacional. El año en que desapareció Marita Verón fue en el tiempo de la gran crisis: todas las chicas que declararon y los y las testigos de la querella por la acción civil tuvieron presente esa época. Y además eran Tucumán, que fue la provincia más afectada por la desnutrición infantil.

- Después de seguir el juicio, ¿qué sentiste al conocer el fallo absolutorio de diciembre de 2012? ¿Estabas en Tucumán en ese momento?

- Si, estaba ahí. Fui la única periodista que estuvo permanentemente dentro de la sala porque mis colegas de Tucumán vieron el juicio desde la sala de prensa donde había un circuito cerrado de televisión. Y la percepción es diferente porque las distancias y las miradas se pierden, y las voces también porque los micrófonos no eran multidireccionales. Charlando con colegas de Tucumán, teníamos la idea de que quizá los hermanos Rivero (María Jesús y Víctor) no serían condenados porque las pruebas no eran muy firmes y por mi parte veía que había una predisposición absolutoria del tribunal hacia ellos. En cuanto a los restantes, ellos mismos se veían condenados. Entonces, cuando se conoció el fallo, la sensación fue de estupor: mis colegas de Tucumán lloraban, también los varones. Después, analizando el fallo en detalle, la única palabra que encontré para describirlo es “amañado”. Hay incoherencias: el argumento para no creerles a las testigos que fueron víctimas y estuvieron con Marita era el mismo argumento que para creerles que los acusados formaban una red de trata; como si algo que te sirve para afirmar que una cosa es blanca pudiera servirte al mismo tiempo para afirmar que es negra. Hay también afirmaciones de algunos testigos que éstos no dijeron; lo sé porque estuve presente y tomé apuntes textuales. Creo que había una predisposición a absolver a los hermanos Rivero y una intención de no tocar a la “Chancha” Ale pero como él estuvo presente en los testimonios que involucraban a todos los demás imputados, entraron todos en los regalos de Navidad.

- En este momento, ¿cómo está la causa?

- La sentencia fue revertida en casación por la querella en la Corte Suprema de Justicia de Tucumán en diciembre, y condena a 10 de los 13 acusados. Quedó afuera “Liliana” Medina, que falleció. Y se ratificó la absolución a los hermanos Rivero. Ahora queda por fijar la pena. El 3 de abril se cumplieron 12 años del secuestro de Marita, pero la justicia de Tucumán es enormemente lenta y permisiva; se permite absolutamente todos los recursos que puedan tener los defensores para dilatar. Esto también quedó muy claro durante el juicio también. Y el pedido de juicio político fue fundamentalmente porque se maltrató a las testigos. Los abogados querellantes reclamaban en forma permanente y no hubo caso; el tribunal permitió que las apretaran, las denigraran, las humillaran, las pusieran nerviosas; muchas se descomponían y no podían volver a declarar a la tarde porque tenían que ir a un centro de salud a hacerse atender.

Por otra parte, María José Rivero está en prisión preventiva -junto con la “Chancha” Ale y otras personas más- por una causa iniciada por lavado de dinero y que involucra a los hermanos Ale. La justicia federal presupone que ese dinero, por lo menos en el caso de Ale, provino de la trata y explotación sexual.

- ¿Qué cambió a partir del caso Marita Verón?

- A partir del fallo se convierten en mártires, tanto Marita como Susana Trimarco y Micaela, la hija de Marita. Si hubiese habido 13 condenas, la sociedad no habría reaccionado con tanta fuerza y el país no se habría involucrado tanto en la problemática.

Antes del juicio, el cambio fue que la lucha de Susana Trimarco permitió la introducción de la primera ley de trata que, aún inperfecta, fue una herramienta que permitió implementar alguna política al respecto. Fue fundamental también la serie “Vidas robadas” porque muchas personas, yo incluida, nos metimos en el tema a partir de ahí. Eso hizo que nos pusiéramos a reflexionar y a mirar de otra manera a las mujeres en situación de prostitución; a recordar en muchas ciudades, pueblos o localidades el caso de alguna mujer joven desaparecida y preguntarnos si no estaría vinculado con este tema. Como digo en la introducción, todo pueblo, toda ciudad tiene alguna Marita Verón con su historia previa única y su clásica red de complicidades.

“ La Argentina tiene la ley 12.231, que prohibe la existencia de prostíbulos desde 1937. Es la ley más ampliamente violada a lo largo y ancho del territorio argentino, y a lo largo de los años. Prostíbulo es todo lugar donde se ejerce la prostitución. Desde el momento del fallo muchos municipios empezaron a pensar qué hacer con eso y cómo prohibir lo que ya estaba prohibido. Sin embargo, en pocos lugares se hizo un trabajo para ofrecer alternativas a mujeres en situación de prostitución. A nivel nacional está previsto en la nueva ley de trata, que no habría salido de no ser por estas absoluciones porque estaba cajoneaba y acababa de perder estado parlamentario”.

Sibila Camps

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Caso Marita Verón: una trama que trasciende los límites de Tucumán

La imagen de Marita Verón en los carteles transportados, entre otros, por su madre Susana Trimarco y su hija Micaela, frente a los tribunales de Tucumán en febrero de 2012.

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EN RED

Sibila Camps integra la Red PAR (Periodistas de Argentina en Red - Por una comunicación no sexista), junto con otr@s 139 colegas de 18 provincias. La red elaboró el ‘Decálogo para el tratamiento periodístico de la violencia contra las mujeres‘, y el ‘Decálogo para el tratamiento periodístico de la explotación sexual y la trata‘. Ambos resultan de suma utilidad al momento de abordar estos temas en los medios. Pueden consultarse en facebook: ‘El periodismo le dice basta a la violencia de género‘, página web: www.redpar.com.ar

CÓMO NOMBRAR EL DELITO

“A partir del caso Marita Verón y la ley de trata, cuando desaparece una joven o una adolescente, inmediatamente la comunidad y los medios se hacen eco y empiezan a considerar que quizá se fue con el novio, pero ¿qué novio?, ¿uno que la lleva para entregarla a una red de trata?”, se pregunta Sibila Camps.

Como periodista, analiza que “los medios ayudan en esto aunque a los colegas les falta todavía un conocimiento mucho más cercano de la problemática. Falta modificar el lenguaje, porque si utilizamos el ‘se prostituye’ cuando en verdad una mujer ‘es prostituida’, estamos borrando el delito”.

En este punto invoca a la socióloga Silvia Chejter -que ha trabajado el tema- cuando dice que “prostituir es un verbo que se conjuga con un sujeto equivocado: nadie diría que el esclavo ‘se esclaviza’ a si mismo o que el obrero ‘se explota a si mismo’. Se dice ‘es explotado’, ‘es esclavizado’. Entonces, la mujer ‘es prostituida’, no se prostituye”.



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