Edición del Miércoles 04 de setiembre de 2013

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Un rincón para el arte - Edición Impresa - Escenarios & Sociedad Escenarios & Sociedad

EL RETABLO CUMPLE 15 AÑOS

Un rincón para el arte

  • La sala cultural está ubicada en Moreno 2441, desde 1998. Nació como espacio para títeres, pero se abrió a muchas otras expresiones artísticas. Sus impulsores repasan el camino transitado en estos años.
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Oscar Caamaño, María Cristina Pepe y Ruy Acevedo junto con sus títeres, que cada semana son protagonistas de historias que conjugan fantasía y diversión en los espectáculos que se montan en El Retablo.

Foto: Flavio Raina

 

Juan Ignacio Novak

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“Vacía su alforja, de sueños que forja en su andar tan largo. Nos baja una estrella, que borra la huella de un recuerdo amargo”, dice la canción “El titiritero”, de Joan Manuel Serrat. Y cualquiera que haya visitado la pequeña y acogedora sala de El Retablo para ver una función de “El gran Circo mágico” ó “De amores, diablos y flores” puede corroborar el alcance de los versos del cantautor catalán. Es que este espacio, que cumple 15 años, se consolidó como un ámbito donde los títeres, pero también otras muchas expresiones culturales, tienen la posibilidad de emprender su vuelo.

María Cristina Pepe y Oscar Caamaño son los creadores y artífices del nutrido quehacer cultural que se desarrolla cada día en la sala ubicada en Moreno 2441. Junto a Ruy Acevedo, quien los acompaña cada semana desde 2004 con la puesta en escena de las obras de títeres, repasaron momentos significativos de lo realizado desde la apertura y reflexionaron sobre la importancia de sostener espacios abiertos para dedicar al arte independiente.

Tanto Caamaño como Pepe arrancaron su labor en el mundo de las marionetas hacia 1978. Quince años atrás, decidieron abrir El Retablo para disponer de un espacio donde albergar el material creado en los años previos. “Empezamos a buscar dónde instalarnos y compramos esta casa, donde hubo que hacer muchas reformas para armar la sala. Arrancamos en abril y pudimos abrir entre fines de agosto y principios de septiembre de 1998”. En sus orígenes, fue un espacio dedicado a los títeres. Pero rápidamente sus creadores, conscientes de la necesidad de renovar el público, lo abrieron a otras expresiones culturales. Desde entonces, músicos, actores de teatro, mimos y artistas de diversas disciplinas se “apropiaron” de la sala. En paralelo -en una metodología que se repitió cada año- se optó por exponer muestras de pintura, fotografía, afiches o títeres de una colección que Caamaño y Pepe armaron en sus viajes.

También en la sala de calle Moreno (que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro) trabajan diferentes talleres de lectura, mimo y expresión corporal, teatro, guitarra y danza entre otros. “Es un trabajo esforzado, que hemos hecho paralelamente con la docencia que es nuestra profesión, ya que ambos somos profesores de Letras del nivel superior. Al que le damos un tiempo acotado, pero que nos dio muchas satisfacciones”, señalaron sus creadores.

Para el recuerdo

Entre la variedad de espectáculos de títeres que desplegaron a lo largo de los años, hay un puñado que forma parte de los recuerdos predilectos de sus hacedores. “El gran Circo mágico” es uno, sobre todo por el tiempo que le dedicaron antes de estrenarlo. “Tiene una parte inspirada en una obra de Cándido Moneo Sanz y toda la parte de circo la hicimos nosotros. Es divertido, a los chicos les gusta mucho”, señaló Caamaño.

De todas formas, los tres realizadores enfatizaron que todas las puestas tienen algún detalle para destacar. “Yo guardo un recuerdo muy especial de ‘Pequeñas historias’, con el que inauguramos la sala. Era de títeres, pero con mímica y tenía textos de Gabriel Castilla, Alberto Cebreiro y nuestros”, aseguró Pepe. Y destacó también que otra de las puestas sobresalientes que subieron a escena fue “El caballero de la mano de fuego”, de Javier Villafañe.

El afecto que sienten por sus creaciones no es azarozo, sino que responde a las características del proceso creativo: es que, tal como ocurre generalmente en esta disciplina, son los propios titiriteros quienes forjan sus propias marionetas. “Normalmente uno lo hace, porque hay una identificación con los personajes. Entonces nos gusta empezar a crear los personajes desde cero”, aseguró Caamaño. En síntesis, y como remarcó Pepe, El Retablo permanece como un espacio donde artistas de diferente extracción pueden dar rienda suelta a su labor. “Santa Fe tiene algo interesante. El artista que es independiente entiende el trabajo de la sala, lo apoya, sabe que no va sacar mucha plata, pero va ser escuchado y visto”, apuntó Pepe. Para finalizar Oscar sentenció que esta certeza ya “está integrada a la forma de trabajar” y de sirve de guía para las actividades cotidianas de la sala.

El dato

Festejo

  • La sala celebrará sus 15 años el próximo sábado a partir de las 20.30 con la actuación de los músicos Nora Bisso, Víctor Mondino, Elías Jahuares y los Charlis del Ángel (con Ángel Giolitti y compañía). También actuará Graciela Martínez con sus monólogos “Jesica Seria” y El Retablo de las Maravillas presentará “El caballero de la mano de fuego” de Villafañe, con dirección de Oscar Caamaño. En paralelo, Oscar Decchiara mostrará su exposición de fotografías “San Antonio Gil ‘El Gauchito’, profesión de fe”. La entrada será libre y gratuita.

Un recuerdo amargo

En la charla no sólo emergen recuerdos felices, sino también dolorosos, como el que dejó la inundación de 2003, cuando la sala tuvo un metro de agua. “Duró un día, pero afectó mucho”, admitió Cristina Pepe. Tras el paso del agua, estuvo cerrada por tres meses. Y aunque sus propios impulsores pensaron que no iban a poder abrir ese año, artistas y amigos se unieron para limpiar y poner en orden la sala. A pesar de que se pudieron salvar los objetos más delicados, se perdió bibliografía, afiches y títeres. “Hubo que rehacer el teatro, pero salimos adelante”, rememoró Pepe.



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Miércoles 04 de setiembre de 2013
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