Edición del Sábado 17 de agosto de 2013

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Mucha actitud y la viveza criolla

Con el arco y una flecha

Con el arco y una flecha

Para El Litoral. El gestito de idea de Germán Montoya ante la ocurrencia de periodista y fotógrafo de El Litoral. La idea era observar cómo se veía Colón desde el arco y el ex arquero de Vélez, antes del partido, soltó los nervios y se aflojó de esta manera con su dedo optimista. Después, con las manos, fue clave con dos tapadas.

Foto: Manuel Fabatía

Montoya, que venía cuestionado desde La Paternal, mantuvo el cero con dos buenas reacciones. Después, “Tito” no perdonó desde el puntito de cal.

 

Darío Pignata

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Se gritó como el “Pirulazo” de Rivarola contra Racing para gambetear la Promoción. Es que ese 0-2 en La Paternal contra el limitado Argentinos había multiplicado dudas por cien. Y en este punto hay que marcar algo: los mismos que pedían que se fuera Pozo —arquero titular después de varios años— deben haber pensando por lo bajo en los centros-adentro del equipo de Caruso: “¿Para qué lo dejamos ir?”.

Así, las primeras pelotas, fueron todo un examen para Montoya. Sin embargo, el arquero se mostró firme, seguro y con mucha personalidad en los tan comentados centros a la olla.

Si bien las mejores y más claras habían sido todas para Colón, el cuestionado arquero sabalero fue determinante con dos reflejos espectaculares. En la primera, estando tapado por mucha gente adentro del área y después de un centro-gol de Leandro Benítez, voló y no para la foto: voló para evitar el 1-0 de Quilmes. Después, en la segunda, adivinó lo que quería hacer el grandote Boghossian quedando mano a mano más cerca que del punto penal: salió rápido de piernas, achicó el ángulo y evitó otra vez el 1-0.

Esas tapadas lo dejaron con vida a Colón —un gol de Quilmes hubiera sido letal— y el muerto salió de rumba cuando otro de los cuestionados (Urribarri) se vistió de Mugni para asistir a Leguizamón. Después vino lo que vino y la polémica. Leguizamón parece decirle en la cara a Peratta que no venda humo reclamando nada porque “lo tocó abajo”. Si fue penal, fue muy tinto: si no lo hizo Curuchet desde un ángulo cerrado con lo rápido que es, era poco probable que la empujara Leguizamón.

Eso sí, “Tito” pateó el penal de una manera infalible: donde puso la pelota no llega ningún arquero, ni siquiera Yao Ming —2.28, uno de los más grandes de la NBA— disfrazado con guantes lo hubiera hecho. Lo gritó con todo, con alma y vida. Ahora, de acuerdo a lo que me decía “Bichi” el otro día, le faltan nueve: “Tito llega a los diez goles en este campeonato, se lo apuesto a cualquiera”.

Vivas dijo que Quilmes generó muy poco y tiene razón. Pero el otro punto interesante, después de la seguridad del arquero, fue el triángulo de pantalones cortos y no bermudas que armaron los dos centrales —Carniello y Landa— con Prediger de “5”. Los cueveros, ordenados; el “Perro”, guerrero como nunca, cagándose a patadas con Braña por todos lados.

La actitud, las ganas, el despliegue, el meter y poner, todo eso, irreprochable en Colón. Sigue siendo el juego del equipo el aspecto más rápido a resolver. Ojalá los caños y tacos le devuelvan a Mugni la confianza perdida, pero para hacer un gol desde donde lo pone Forestello en la cancha tiene que hacer lo mismo que Maradona con Inglaterra: gambetear a cinco rivales en línea. Conclusión: debe jugar más adelante y no tan condicionado al lado de la raya.

Lo otro que quedó claro, más allá de los goles errados, es que Curuchet en una pierna es más titular que cualquiera. Lo que resigne desde lo físico, lo emparda con la sangre que pone con esta camiseta.

Ganó Colón y fue un alivio para todos. Siempre es bueno cortar a tiempo los dolores de cabeza. Y para eso, este 1-0 de anoche fue la mejor de las aspirinas que se podían comprar en el Cementerio de los Elefantes.

Al duelo de las espumas, al final, se lo llevó la “cerveza negra” con ese gol de “Tito” contando los pasos. Para los susurros de “no tenemos arquero” y “¿quién hará los 20 goles de Gigliotti en la temporada?”, los tres puntos sirvieron como respuesta.

Porque el arquero atajó y el “9” la metió. Así ganó Colón. Con el arco de Montoya y con una sola flecha de “Tito” Ramírez.

 

36

Gri-Titos

Rubén Darío Ramírez tiene 36 goles en 129 partidos con la camiseta de Colón. En su primera etapa (2005-2008) marcó 32 en 100 y ahora lleva 4 en 29, con dos tantos por copas. Eso sí, está impecable desde lo físico: cerca de los 85 kilos.



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Sábado 17 de agosto de 2013
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