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Tenía 88 años

Falleció en París el “abogado del terror”

A lo largo de su vida profesional, Jacques Vergés defendió a los peores criminales de guerra y terroristas, desde el nazi Klaus Barbie hasta Ilich “Chacal” Ramírez Sánchez. Nacido en Tailandia, integró las fuerzas de liberación de De Gaulle en la II Guerra Mundial y fue activo militante de la independencia de Argelia. Hasta sus peores enemigos elogiaron su talento.

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Jacques Vergés, uno de los más reconocidos abogados de Francia, murió anoche en París. Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

El francés Jacques Vergés, personaje muy mediático y polémico que el cineasta galo Barbet Schroeder retrató en el documental “El abogado del terror”, falleció este jueves a los 88 años de edad.

Nacido en 1925 en Tailandia, de madre vietnamita y padre francés, su figura queda ligada a la defensa de individuos como el criminal de guerra nazi Klaus Barbie; el camboyano Khieu Sampham, cabeza visible del régimen de terror impuesto por el Jemer Rojo; o el terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, “Carlos” o “Chacal”.

Su clientela, según recuerdan hoy los medios franceses, incluye igualmente a integrantes de la extrema izquierda europea, al ex presidente serbio y yugoslavo Slobodan Milosevic o a los terroristas libaneses Georges Ibrahim Abdallah y Anis Naccache.

Vergés, autor además de una veintena de libros, se enroló en 1941 en las Fuerzas Francesas Libres (FFL) del general De Gaulle; combatió en Argelia, en Marruecos, en Italia y en Francia, y terminó la carrera de Derecho en 1955.

Apodado por sus opositores como “el chino”, a Vergés se le conoce también como el creador de la llamada “estrategia de ruptura”, en la que en lugar de intentar minimizar los hechos y obtener la indulgencia de los jueces, cuestionaba el sistema judicial y negaba la legitimidad del tribunal.

Padre de dos hijos, fruto de su relación con la militante del Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino Djamila Bouhired, a la que según afirmaba él mismo conoció “a la salida de una sala de tortura”, el abogado no escapaba de la polémica.

“¿Estaría dispuesto a defender a Hitler? Por supuesto. E incluso a George W. Bush. Estoy dispuesto a defender a todo el mundo (...) a condición de que se declaren culpables”, aseguraba en el documental de Schroeder.

Su trayectoria vital, casi novelesca, apunta a que pudo haber trabajado en Extremo Oriente para los servicios secretos chinos y para los franceses, durante una etapa de ocho años a principios de los setenta, a la que él se refería como sus “grandes vacaciones”.

“Lo que hay que recordar de Vergés es a la vez el talento, la valentía, el compromiso y el sentido de la contradicción. Un abogado no es un mercenario, es un caballero. Y Jacques Vergés era un caballero”, dijo de él anoche el ex presidente el Consejo Nacional de la Abogacía, Christian Charriére-Bournazel.

El dato

Signos

Vergés murió en una casa de París en la que también vivió el filósofo y dramaturgo francés Voltaire en el siglo XVIII, lo que muchos han querido ver como el acto final de una historia también épica. Era muy afecto a las provocaciones y los titulares sobre su persona. “Alimento mi propio culto”, reconoció una vez el abogado a quien también gustaba citar a Nietzsche.



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