Con alambre no

Respetemos los derechos... de todos

Tantalio

En los últimos días se han vuelto a plantear los lamentablemente ya casi típicos paros de marzo del personal docente en busca de mejoras salariales y, en algunos casos, reclamando la indispensable calidad de los lugares de trabajo. La protesta gremial se ha trasladado también al sector universitario. Lejos está mi intención de negar o tan siquiera discutir el derecho de los trabajadores de la educación a llevar a cabo sus justas reivindicaciones gremiales. En la mayor parte de los casos les asiste la razón. Pero existe un punto en que personalmente no coincido con la totalidad del procedimiento. Creo que por un problema de conciencia relacionado con la indiscutible pobreza de la educación que reciben nuestros niños y jóvenes.

En última instancia, alumnos y padres se vuelven rehenes de las consecuencias de un justo reclamo, cuando no se lleva a cabo como creo que se debería proceder. Considero que maestros y profesores deberían mostrar que ellos también se sienten responsables por la pérdida de la calidad del proceso de formación de varias generaciones de argentinos. Y ello se debe poner de manifiesto con el aporte de un esfuerzo especial para que se recuperen las horas de clase perdidas. De lograrse esto, sentiría que se alcanza una suerte de reconciliación entre el derecho legítimo de los trabajadores a cumplir sus funciones en condiciones dignas, y el igualmente propio y genuino de los alumnos, de no perder la calidad de la formación que necesitarán para desempeñarse correctamente en su futuro accionar laboral.

Esto significaría organizar un sistema de horarios extraordinarios en los que -obviamente haciendo ambas partes un sacrificio- los alumnos cuenten con un proceso de reparación mediante el cual reciban toda la ayuda necesaria para conseguir que lo que se les dejó de enseñar les sea explicado como necesitan y se lo merecen. De este modo, no quedarán perdidos en el camino conocimientos que no se aprendieron porque cuando tuvieron que ser adquiridos estaba en plena vigencia un conflicto gremial.