Opinión
Venezuela y el vacío político
Félix Canale
Murió Hugo Chávez, presidente de la República de Venezuela, carismático e histriónico militar venezolano, líder indiscutible del populismo latinoamericano en los primeros años del siglo XXI, cuyo perfil político abrevó en lo más profundo del caudillismo de los siglos XIX y XX.
En Venezuela, sus partidarios lo nominan respetuosamente “el comandante”, un tratamiento distintivo y elogioso, que al sur del Río Bravo inauguró Fidel Castro, en la década del ‘50 del siglo pasado.
A diferencia de Castro, Chávez logró escalar a la jefatura del Estado, no por las armas sino por los votos, que en última instancia mostraron la simpatía popular por el teniente coronel de paracaidistas que en 1992 trató, mediante un golpe militar frustrado, destituir al presidente constitucional Carlos Andrés Pérez.
Esa intentona fue su presentación ante el país. La subsecuente empatía de grandes mayorías con el militar golpista también denotó el rechazo hacia los políticos que habían gobernado hasta entonces, quienes bajo la bandera de la democracia escondían una corruptela sin límites.
También, a diferencia de Castro, Chávez ocupó el podio de la cúpula política de su país sentado sobre un mar de petróleo. Cómo administró tal poder, político y económico, es lo que se le cuestionó y probablemente la historia venezolana le cuestionará.
Tiempos difíciles
Tras la muerte del caudillo se abre el interrogante sobre lo que sucederá en una Venezuela sin Chávez, luego de casi 14 años de mandato. Como en todo régimen autocrático, no existen herederos políticos con peso propio que puedan sustituir la figura del líder.
Esta carencia se agiganta ante una situación económica que tiende a agravarse y cuya manifestación más llana es el progresivo desabastecimiento de artículos de primera necesidad y medicinales. Menos visible pero determinante es la caída de productividad en las industrias básicas, incluida la explotación petrolera. Venezuela sólo exporta petróleo.
Durante 2012, año electoral, el gasto fiscal legó a 51 por ciento del PIB. La recaudación por la venta de petróleo ya no es suficiente y el gobierno, a cargo de Nicolás Maduro, devaluó en febrero pasado en 46,5% la cotización de la moneda nacional frente al dólar. De acuerdo a estimaciones privadas la inflación creció 3,5% mensual en diciembre y 3,3 por ciento en enero.
En ese marco económico deberá asumir, si se cumplen los pasos señalados por la Constitución, el nuevo presidente que surja de las elecciones que deberán convocarse en un plazo de 30 días.
Vigilia en armas
Desde el anuncio del fallecimiento de Chávez, las Fuerzas Armadas se encuentran en estado de alerta máxima. Según el jefe del Comando Estratégico Operacional, Wilmer Barrientos, esto responde a la necesidad de prevenir brotes de violencia.
El discurso oficial apunta señalar como principal factor de desestabilización a la oposición. Pero en Caracas y otras ciudades importantes del país el mayor temor pasa por la reacción que puedan tener los grupos chavistas radicalizados, muchos de ellos armados, que no responden a una dirección política precisa aun con Chávez en vida.
A eso se suma la existencia de más de 100 mil integrantes de la Milicia Bolivariana, creada por decreto en 2008 como “cuerpo especial bajo el mando directo del presidente de la República”. Estas milicias, entrenadas por el ejército regular, tiene un cuerpo de oficiales propios y han sido provistas con armamento de combate.
Oficialmente su misión es “entrenar, preparar y organizar al pueblo para la defensa integral, con el fin de complementar el nivel de apresto operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, contribuir al mantenimiento del orden interno, seguridad, defensa y desarrollo integral de la Nación, con el propósito de coadyuvar a la independencia, soberanía e integridad del espacio geográfico de la Nación”.
Pero la letra oficial no convence a todos. En recientes declaraciones la venezolana Rocío San Miguel, analista militar y presidenta de la ONG Control Ciudadano, señaló que “para todo el país es claro que la Milicia Nacional es el brazo armado de la revolución y se mantiene como elemento político disuasivo”.
Ahora que Chávez no está, es difícil prever quién señalará el rumbo de “la revolución bolivariana”, como tampoco es previsible saber qué reacción tendrán la Milicia y los grupos armados sobre ese rumbo. Sin la figura excluyente del “comandante”, se multiplicarán los intérpretes de su legado.
Ahora que Chávez no está, es difícil prever quién señalará el rumbo de “la revolución bolivariana”, como tampoco es previsible saber qué reacción tendrán la Milicia y los grupos armados sobre ese rumbo.
Venezuela irá a elecciones con controversia servida
Laura Barros - EFE
Con la muerte del presidente Hugo Chávez, quien ayer perdió una batalla contra el cáncer que comenzó en junio de 2011, Venezuela se encamina a nuevas elecciones en los próximos 30 días, y la controversia servida sobre quién asumirá entretanto el poder.
El fallecimiento del líder de la Revolución Bolivariana ha puesto sobre el tapete un caso de análisis para los expertos, que se debaten entre la Constitución y una sentencia del Supremo que avaló postergar más allá del 10 de enero la posesión de Chávez y reconoció la continuidad de su gestión por ser un presidente reelegido.
Mientras constitucionalistas consultados por EFE se pronunciaron sobre la posibilidad de que sea el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien asuma y encamine el país a elecciones, el canciller Elías Jaua, aseguró que será el vicepresidente, Nicolás Maduro, quien dirija Venezuela.
Jaua, en declaraciones al canal interestatal Telesur, consideró que Chávez “leyó correctamente la Constitución” en su última alocución pública, el pasado 8 de diciembre, dos días antes de viajar a Cuba a someterse a la cuarta intervención en 18 meses por el cáncer.
“Ahora se ha producido una falta absoluta, asume el vicepresidente de la República como presidente y se convoca a elecciones en los próximos 30 días”, argumentó el canciller.
Previamente, el diputado chavista y expresidente de la Asamblea Fernando Soto Rojas había indicado que sería Cabello quien debería quedar en el poder.
Analistas consultados con EFE consideraron que la presidencia debería recaer en Cabello, aunque atribuyen esta interpretación a una armonización de varios artículos de la Carta Magna y la posibilidad de que Maduro sea candidato.
El artículo 233 de la Constitución venezolana plantea la “falta absoluta” del presidente para los casos de muerte, renuncia, destitución, o incapacidad física o mental, el abandono del cargo o la revocación popular de su mandato.
“Cuando se produzca la falta absoluta” del presidente “antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes”, señala la Carta Magna e indica que, mientras, se encargará de la presidencia el titular de la Asamblea Nacional (unicameral).
Pero con la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), cuya presidenta, Luisa Estella Morales, puntualizó que “no es necesaria una nueva toma de posesión en relación al presidente Hugo Chávez en su condición de presidente reelecto”, se dio por sentado el comienzo del mandato 2013-2019.
Así, según la Constitución, si la falta “se produce durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes” y mientras se encargará el vicepresidente.
Expertos consultados por EFE coincidieron hoy en que el camino a seguir es la convocatoria a elecciones, tal como prevé la Carta Magna, pero ante un escenario de un presidente en ejercicio, como lo consideró el TSJ, la designación de quién ocupará la presidencia venezolana debe atender a una mezcla entre Constitución y sentencia.
“El vicepresidente no puede estar de todas maneras sustituyendo al presidente, porque de acuerdo al artículo 229 de la Constitución no podría ser candidato presidencial”, señaló el constitucionalista Hermann Escarrá.
El experto precisó que “esa norma dice que no puede ser elegido presidente quien esté en ejercicio del cargo de vicepresidente, ministro, gobernador, alcalde”.
El también constitucionalista Tulio Álvarez consideró que aunque “la Constitución es muy clara”, la situación “de hecho” no lo es, debido a que el presidente no tomó posesión del cargo y a que, a su entender, la sentencia del TSJ “estableció una continuidad que solamente procede en temas administrativos, más no en temas constitucionales”.
“Ni hay presidencia encargada de Maduro, ni se juramentó Chávez Frías como presidente de la República; en consecuencia, a pesar de que han pasado dos meses se tiene que aplicar la norma en la cual si no se ha juramentado el presidente electo, debería encargarse de la presidencia (...) el presidente de la Asamblea Nacional”, sostuvo.
“Tiene que haber convocatoria a elecciones, ésa es la única situación definitiva que hay”, puntualizó Álvarez, quien previó que Maduro “se va a separar de la vicepresidencia para ir a la campaña electoral” y que debería aplicarse la interinidad, es decir, “que el presidente de la Asamblea Nacional se encargue de la presidencia de la República”.

Desfile militar durante la última celebración de la independencia, en julio del año pasado. Desde el anuncio del fallecimiento de Chávez, las Fuerzas Armadas se encuentran en estado de alerta máxima. Según el jefe del Comando Estratégico Operacional, Wilmer Barrientos, esto responde a la necesidad de prevenir brotes de violencia. Foto: Archivo El Litoral
Como en todo régimen autocrático, no existen herederos políticos con peso propio que puedan sustituir la figura del líder.