Edición del Sábado 24 de noviembre de 2012

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Bajo un cielo de palabras - Edición Impresa - Revista Nosotros Nosotros

Bajo un cielo de palabras

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Un colectivo de libros recorre las escuelas y bibliotecas de la ciudad y de localidades de la provincia. La narración oral es la puerta de entrada para descubrir la palabra escrita. Lectobus es un proyecto de la Editorial Palabrava, que invita a los niños a conectarse con la literatura, y a los adultos a ser responsables de tender estos puentes con la palabra.

TEXTOS. MILI LÓPEZ. FOTOS. GENTILEZA LECTOBUS.

 

La poeta norteamericana Emily Dickinson decía que “para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro”. Transitar el universo de la imaginación, impulsar la creatividad, conocer todos los mundos posibles, aprehender los misterios más bellos, adentrarse en historias de paisajes lejanos, explorar realidades cotidianas, sonreír y llorar con los personajes, son algunas de las cosas que generan las palabras. Leer un libro es animarse a entrar y ver realidades que pueden transformar la propia.

En este caso, el viaje al que invita “Lectobus, Alas de papel” es por partida doble: un viaje al interior de los libros, y un recorrido literal por los barrios y escuelas de la ciudad y la provincia. Este proyecto de la Editorial Palabrava (ver recuadro), pretende “tender puentes entre la infancia y la literatura, a través de la narración oral, la lectura gozosa y el contacto con los libros”.

Este colectivo de libros está conducido por la escritora y narradora oral Alicia Barberis, a quien se suma Joselina Martínez, también narradora oral, y juntas materializaron este sueño de llevar cuentos, historias y libros a cada rincón, a cada escuela, a cada barrio. “Partimos de una certeza: es importantísimo que las niñas y niños se conviertan en lectores, pero para eso es indispensable que los adultos responsables de su formación asuman su compromiso en esta tarea”, afirma Alicia.

Lectobus recorre distintos lugares de Santa Fe, llevando libros, espectáculos de narración oral y talleres de lectura para chicos, como así también charlas y talleres de capacitación y reflexión para adultos, en torno a la mediación lectora.

VAMOS A ANDAR

El poeta y titiritero Javier Villafañe, en la década del treinta, llevaba sus títeres y su organitos de pueblo en pueblo. Su carreta y teatro ambulante se llamaba La Andariega, y con ella recorrió no sólo Argentina sino también muchos países de Latinoamérica y diversos lugares del mundo adonde llevó su arte, talento y magia.

Inspirado en esta mítica Andariega, Lectobus recorre la ciudad y otras localidades de la provincia. En la primera parte del año se eligieron seis sedes en la ciudad de Santa Fe y poblaciones cercanas de las cuales se continuó trabajando en cuatro de ellas: Biblioteca Popular Domingo Silva, y escuela Nº 16, Castañeda, de la localidad de San José del Rincón; Biblioteca Popular Amanecer y escuela 30, de la localidad de Arroyo Leyes; Vecinal Villa del Parque y escuela y jardín Cristo Obrero, y Biblioteca de la cuadra y Solar Loyola, de la ciudad de Santa Fe.

En los encuentros con los chicos, Alicia y Joselina parten de un espectáculo de narración oral. Luego se entrega una bolsa con libros a cada grado, y un libro recomendado para iniciar el espacio del taller de lectura. Comparten la lectura en voz alta, y luego cada niño recibe un libro para leer solo o en pequeños grupos, en lugares fuera del aula. Patios, parques, salones, pasillos, hasta el mástil de la bandera son los sitios escogidos.

“Proponemos una lectura gozosa, donde desterremos el imperativo, la obligatoriedad, el utilitarismo. Leer para disfrutar y divertirnos, para emocionarnos. Para abrir las puertas que nos lleven a todos los mundos posibles”, cuenta Alicia y agrega “Leer para nada, es nuestra premisa desde un discurso lúdico, aunque todos sabemos que la lectura otorga la llave al conocimiento, posibilita el ejercicio del pensamiento y el juicio crítico, y favorece el uso total de la palabra y del lenguaje, con todo lo que eso implica”.

Como cierre, se realiza una asamblea de lectores en la que uno o dos representantes de cada grado recomiendan alguno de los libros leídos y comenta la experiencia. En algunos casos, se propone la instancia de creación, donde cada niño escribe su propio cuento. En otros, se generan espacios para la confección de objetos (títeres, muñecos, máscaras), tomando como disparadores alguna de las historias leídas.

Desde la segunda mitad del año, se sumaron otras ciudades que querían que Lectobus haga una pausa en sus escuelas. Así, “La Ruta de los libros”, como las gestoras quisieron llamar a este nuevo programa, pasó por las localidades de Sarmiento, Felicia, Egusquiza, La Pelada, Santo Domingo, Ceres y Pilar. También se sumaron a la propuesta dos escuelas de Santa Fe, Raimundo Peña y Colegio Don Bosco. Estos encuentros son intensivos, con dos instancias de talleres para niños y para adultos.

LA EMOCIÓN EN CADA GESTO

En tiempos de desarrollo tecnológico, redes sociales y la imagen como gran vedette, descubrir al libro es abrir espacios creativos. Los niños esperan motivaciones para crear sus propios mundos. Cansados de las figuras mediáticas de fácil acceso, se sorprenden con historias nuevas. De este modo, la palabra oral y escrita no pierde su vigencia.

“Cuando alguien comienza la lectura de una novela, por ejemplo, siente que hay otro mundo habitable, un mundo imaginado. Un mundo que divierte, entretiene, que nos transporta a sitios impensados, que nos abre la imaginación...”, apunta Barberis y continúa “Los libros, la lectura, los cuentos narrados en forma oral, permiten también poner en palabras conflictos, temores, emociones, dolores como así también inquietudes, alegrías y anhelos. Y esto siempre contribuye a la formación y educación de los niños”.

Instantánea uno. Más de ochenta niños siguen con la mirada atenta la voz y los gestos de quien narra el cuento. Algunos ríen, otros suspiran, se escuchan susurros, secretos compartidos, los más osados intervienen con sus voces. Son parte de esta historia, son cómplices de un momento único.

“Es increíble verlos, con las bocas abiertas, los ojos asombrados, la emoción en cada gesto, cuando uno está contando un cuento. Esa emoción es lo que nos alimenta a los narradores orales, lo que nos llega al alma y nos alienta para seguir contando. Y es lo que le pasa a cada padre, madre, abuelo, docente, que se atreve a contar cuentos”.

Instantánea dos. Cinco amigos colgando de la escalera del tobogán, sin deslizarse, con las miradas absortas. Uno de ellos recorre con el dedo la línea de escritura, mientras otro revolea los ojos entre los colores de los dibujos. No se quieren perder nada, han descubierto una historia.

“El libro objeto, sobre todo en lugares donde no hay libros, despierta en los chicos una alegría particular, un deseo de apropiarse de ese portador de la palabra y de la imagen. Los más chiquitos, los que recién están decodificando la letra escrita se unen de a dos o más, van siguiendo con el dedo ese caminito de palabras, mordiéndose la punta de la lengua, absortos, transportados a otros mundos”.

PALABRAS MAYORES

El escritor José Saramago, premio Nobel de Literatura, contó una vez que aprendió a escribir escuchando a su abuelo Jerónimo, tumbado debajo de la higuera, cuando todavía era un niño: “la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, al mismo que suavemente me acunaba”.

“Si no somos lectores, no vamos a contagiar a nadie”, sostiene Alicia, “si no nos apasionamos, difícilmente podamos contagiar a otros el deseo. Reflexionando en las marcas que nos dejó alguien en nuestro camino lector: seguramente una abuela, un abuelo, una madre, padre, profesor, que alguna vez nos hizo vibrar con un relato o con una lectura en voz alta. Un cuento bien elegido, o una anécdota de la infancia, todo puede servir para sembrar el gusto por la palabra”.

De esta manera, el rol de los adultos es indispensable. Abuelos, padres, docentes, bibliotecarios, tíos, tías tienen que pasar la posta y promover el gusto por la lectura. Para que este proyecto trascienda lo efímero y se instale en la sociedad de manera permanente, se proponen charlas y talleres para adultos.

“Estos espacios se estructuran como lugares de reflexión, donde cada participante pueda descubrir, redescubrir y mejorar sus propias herramientas, estrategias y saberes, y trabajar sobre ellos para potenciarlos a la hora de narrar cuentos y oficiar como mediadores de lectura entre los libros y los chicos”.

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REVALORIZAR LA CREATIVIDAD

Palabrava es una editorial independiente creada y dirigida por Patricia Severín, Graciela Prieto y Alicia Barberis, que se basa en la revalorización del trabajo creativo y en el reconocimiento del autor y su obra, con una justa retribución económica en concepto de derechos de autor.

Dentro de los objetivos más importantes que sustentan este proyecto, figuran el estimular a niños, jóvenes y adultos en su camino a la lectura, y difundir la obra literaria y la biografía de autores y autoras santafesinos en todos sus géneros.

Así, a este proyecto de Lectobus que estamos presentando se suman “Las 4 estaciones de la palabra”, que consiste en la publicación de cuatro libros anuales de autores santafesinos, que se distribuyen junto al Diario El Litoral, y “Serie Anamnesis” que está compuesta de cuatro libros, que reúnen a poetas y fotógrafos.

LA REVISTA

Lectobus también tiene su propia revista. Con dos números en su haber, es un medio más para dar a conocer esta propuesta. En esta publicación se reflejan reseñas de libros, lugares donde habitan las palabras, entrevistas a escritores y literatos, imágenes de las actividades realizadas, notas relacionadas con la narración oral y juegos con palabras.

Los destinatarios son los adultos interesados en promocionar la lectura: los padres, madres, abuelos y abuelas, tías, docentes, bibliotecarios, estudiantes y “toda persona que quiera estimular a los niños, acercarlos a los libros y a la lectura”.

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• APOYO

Lectobus cuenta con el apoyo de la Universidad Nacional del Litoral, del Sindicato de Luz y Fuerza y de Amsafé Provincial. También las empresas se suman al proyecto: Industrias Frigoríficas Recreo y Kilbel Supermercados. Se sumaron algunas editoriales y fundaciones a través de las donaciones de libros: Ediciones Colihue, Del Eclipse, Amauta, Salim, Fundación Mempo Giardinelli, Plan de Lectura Nacional.

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EN LA WEB

Para conocer más, podés visitar la web: www.lectobus.com.ar



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Sábado 24 de noviembre de 2012
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