Edición del Sábado 24 de noviembre de 2012

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La presentación de “Historia del mago y la mujer desesperada”  - Edición Impresa - Artes y Letras

La presentación de “Historia del mago y la mujer desesperada” 

En el hall de la Legislatura se presentó, el mes pasado, “Historia del mago y la mujer desesperada”, del autor santafesino Carlos Roberto Morán, publicado por la editorial local Palabrava, distribuido por El Litoral los martes, junto con el ejemplar del diario. Abrieron el evento: Jorge Henn, vicegobernador de la provincia de Santa Fe; Gustavo Vittori, director del diario El Litoral, y Patricia Severín, fundadora de la Editorial Palabrava. La presentación del libro estuvo a cargo del escritor correntino José Gabriel Ceballos.

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De la Redacción de El Litoral

José Gabriel Ceballos inició su exposición refiriéndose al Morán que precede al autor de este libro, al Morán con una larga y fecunda actividad en el periodismo local. En esa dirección, puntualizó, la función de un periodista es lidiar con la realidad llamada “objetiva” e ir desnudando su meollo de los sucesivos velos de realidad objetiva, o visible, o explicable, que suelen encubrir la verdad primaria, precaria, de los hechos, esa verdad perceptible a simple vista. “Morán -aseveró Ceballos- desempeñó como medio de vida durante muchos años el periodismo. En ese largo período publicó algunos libros de narrativa. Después de jubilado como periodista, nos entrega ahora Historia del mago y la mujer desesperada, donde se advierte una fluidez escritural inconmensurablemente más plena que en sus experiencias literarias anteriores. Es que ahora puede dar rienda suelta a su verdadera aptitud en cuanto a autor, a su genuino modo de vida, que en los años pasados cargaba con el lastre de la función periodística por la mera convivencia activa. Es como si ahora él se permitiera ‘abrirse compuertas’ a sí mismo como escritor. Por otra parte, si leemos muchas de sus crónicas periodísticas, advertiremos una cierta vibración que nos habla de mucho más que un periodista, que reclama la posibilidad de una plenitud, producto de una dedicación exclusiva, que le estaba vedada profesionalmente. Si tenemos en cuenta que aquellos libros de Morán de su época periodística eran realmente muy buenos, no nos costará calificar a Historia del mago y la mujer desesperada como excelente. Se ha dicho mucho sobre la relación periodismo-literatura. Se ha dicho que el lenguaje periodístico suele ahogar al lenguaje literario; que un buen periodista puede matar al buen narrador que hay en una misma persona. Yo entiendo que, cuando el escritor de literatura logra resistir ante (o bajo) el periodista, durante un largo período, ganan los dos oficios: de ello resulta un muy buen periodista por la tensión, y nada más que la tensión, literaria, subyacente en su trabajo, y un gran escritor, por el dominio que se va adquiriendo sobre el relato objetivo, y por el aprendizaje de contención y adecuación que se impone a la exploración subjetiva de los hechos”.

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Carlos Roberto Morán y José Gabriel Ceballos. Fotos: Pablo Aguirre

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Previo a sentenciar que la calidad de un narrador se mide, en buena parte, por su habilidad o destreza para lidiar paralelamente con los planos objetivo y subjetivo del mundo, para establecer los puentes entre ellos, para alternarlos, para yuxtaponerlos, para introducir y sacar de ellos al lector sin “extrañamientos”, Ceballos se propuso determinar dónde situaba Morán la “cabecera de puente” que, en el libro presentado, inicia el diálogo entre esos dos aspectos de la realidad única. Así, en los textos “El perfil de Morena” y “La entrega”, el diálogo se propone desde el territorio de la objetividad, tanto como en el cuento “El hábito hace al monje”. Así, en el cuento “Masitas a la hora del té”, la interacción objetividad-subjetividad nace desde la subjetividad del personaje. “Hay un relato que me perdió un poco en ese sentido” -confesó Ceballos- “y es el cuento ‘Una visita inesperada’. Después de mucho darle vueltas al asunto, comprendí que allí Morán establece la ‘cabecera de puente’ en el lector, un recurso sencillamente extraordinario, magistral. Por algo ese cuento me impresionó como el mejor del libro. Un texto por el que, lo admito, envidio profundamente a mi amigo Morán: me gustaría enormemente haberlo escrito”

El autor de Víspera negra y En la resaca continuó preguntándose sobre las zonas de la superficie de la realidad en las que incursiona Morán, dónde éste prefiere realizar sus malabarismos con la objetividad y la subjetividad. Enumeró el amplio y siempre incompleto menú de posibilidades que en este rubro ofrece la realidad superficial: lo individual más o menos profundo (por ejemplo: Henry James y Kafka), lo social, lo erótico (por ejemplo: D.H. Lawrence, o Almudena Grandes), lo sobrenatural (Lovecraft), lo científico (Bradbury), lo onírico, lo criminal (donde surge toda la novela policiaca), lo terrorífico (Poe), etc. Concluyó que Morán se mueve con soltura en todos los terrenos. Así, en el volumen Historia del Mago... hallamos un texto esencialmente onírico como “Masitas a la hora del té” junto a uno esencialmente “social” como “La materia hierve su cólera cerrada”, como otro donde el eje es un misterioso factor científico (“Algo así como un gen”). “Por algo, dijo Ceballos (que curiosamente casi en todo momento se refirió a su presentado como ‘el señor Morán’, como para poner distancia entre la amistad que los une según sus propias palabras iniciales y el matiz crítico de su análisis), el señor Morán fue un periodista destacado durante muchos años, un tipo obligado a recorrer la realidad en toda su vastedad”.

Establecida la médula narrativa de Morán (su juego, su “lucha” entre lo objetivo y lo subjetivo) y la amplitud de formas de la realidad por donde el autor pasea ese juego o lucha, Ceballos afirmó que, así como CRM puede ser visto como un “todo terreno” del mundo real, en su doble aspecto objetivo-subjetivo, surge para dicho autor la calificación de un “todo terreno” en lo temático, en las cuestiones que aborda desde lo más alto o metafísico (nada menos que la existencia o inexistencia de Dios en “Una visita inesperada”, o la relación del ser humano con su especie en “Algo así como un gen”) hasta los asuntos más realistas y sociales (“La materia hierve en su cólera cerrada”).

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El autor de “Historia del mago y la mujer desesperada”.

Foto: Mauricio Garín

Ceballos subrayó la idoneidad de Morán para crear climas literarios, atmósferas. Y citó el cuento “El violín y la niebla” como un concreto y magnífico ejemplo de ello. Luego se refirió también al amplio espectro de lenguajes literarios que sabe utilizar Morán: desde, obviamente, el periodístico, hasta el propio parlamento de los personajes, quizá uno de los máximos exponentes del lenguaje literario, puesto que los personajes son eso: seres puramente literarios: (cuento: “La película del Yuaseneger”, totalmente construido con parlamentos), pasando por el lenguaje del cómic (cuento “La materia hierve...”), entre otros.

“Un interrogante, en fin, que nos hacemos todos los escritores y que sin duda también se formulan todos los lectores: ¿para qué empeñar la vida en algo aparentemente tan injustificable como la literatura supuestamente de ficción, máxime en estos tiempos?”. Y la respuesta, cree el correntino, la dan los personajes con que prefiere trabajar Morán, a los que adjudica los roles principales: los antihéroes, los perdedores. Aun los personajes “prima facie” ganadores, son perdedores en la perspectiva moraniana (cuento: “El cuadro de Hopper”). ¿Qué se propone Morán con esto? Pues, recordarnos que la vida es una inevitable derrota, un fracaso, una declinación de la que nadie puede sustraerse, ni siquiera los más encumbrados.

“Entonces -se interrogó Ceballos- ¿es nuestro autor un pesimista? Creo que no -se contestó-, porque un pesimista no se mete en la piel de un niño, alguien en quien la vida late con su máxima proyección, con su supremo optimismo, con la facilidad que notamos en ‘Masitas a la hora del té’ y en ‘El círculo del circo’. Un pesimista no se permite resucitar a Dios o simplemente señalar su presencia desde siempre entre los hombres, como en ‘Una visita inesperada’. Definitivamente, el señor Morán no es un pesimista -dijo Ceballos-, sino un escritor que nos recuerda que ese final de derrota al que nadie puede eludir hace absurdo todo afán de acumulación de riqueza material, de acumulación de poder, de acumulación de arrogancia, y máxime cuando se persigue esto en perjuicio de los demás. En suma: CRM fue periodista y escritor a salto de mata, y hoy es escritor de tiempo completo, pero es sobre todo un humanista en el más cabal sentido del término”.



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Sábado 24 de noviembre de 2012
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