Desde el puerto de Santa Fe
El negocio está en el flete
House to House, la empresa de logística internacional que trabaja buscando clientes para la terminal portuaria de Santa Fe, consiguió un importante incremento de las cargas en 2012. Generar confianza es la clave, aunque no es tan facil como parece.

Cuestión de capacidad. Una barcaza carga hasta 150 contenedores mientras el camión sólo uno.
Foto: Flavio Raina
Juan Manuel Fernández
Concretar operaciones portuarias es bastante más difícil que subir cargas a un buque o barcaza para que simplemente zarpen a destino. Las transacciones entre vendedores y compradores, así como la mayor o menor operatividad de una terminal, dependen en gran medida de una aceitada logística capaz de generar y administrar el principal capital en este negocio: la confianza. Cuando el sistema funciona y las líneas marítimas están seguras de que sus embarcaciones no tendrán demoras, y que las cargas tienen continuidad garantizada, entonces se animan a cerrar negocios que pueden reducir el costo de transporte a la mitad para los productos de la región.
En el puerto de Santa Fe, por ejemplo, embarcar un contenedor puede significarle a un exportador del centro norte del país -en lugar de enviarlo en camión hasta Buenos Aires- un ahorro del 50% en transporte, que se traduce en el precio CIF (en destino), aportándole mayor competitividad a su producto en el comercio internacional. “Hay muchos exportadores importantes que creen que el negocio está en el producto y yo les aseguro que el flete puede disminuir considerablemente los costos”, afirmó Luciano Collo, director comercial en Santa Fe de House to House, la empresa de logística internacional “que se encarga de subir los contenedores y buscar los clientes”.
El costo baja en el camino
La firma comenzó a operar en la terminal local hace 6 meses, tiempo en el que logró elevar considerablemente la cantidad de cargas. “El movimiento era escaso, entre 10 y 15 contenedores el año previo; y nosotros ya cargamos más o menos 170 contenedores”, afirmó Collo.
House to House opera con dos líneas marítimas que tienen como destino el norte de Europa, la península arábiga y países de oriente como Vietnam, India y China. “Es lo que hoy podemos ofrecer en función de las líneas que trabajan con nosotros”, explicó. Mientras tanto, la empresa negocia con otras líneas para llegar al Caribe, Africa y el Mediterraneo.
En contenedores de 20 y 40 pies ya han embarcado alfalfa, maíz en big-bags y premezclas para alimento balanceado, además de carbón, madera trincada y cascara de huevo por orden de cuatro clientes de Paraná, Córdoba, Chaco, Santiago y Santa Fe. También tienen pedidos de tabaco “y en breve vamos a hacer cargas en bodega a granel”, anticipó el director comercial, para lo cual están cotizando arroz, maíz partido y harina para Nicaragua, Venezuela, África y Medio Oriente en buques de 8.000 a 30.000 toneladas.
Collo plantea que muchos dadores de carga en Salta, Jujuy o Formosa tienen un “altísimo costo” para llegar hasta Buenos Aires por ruta con sus contenedores. “El round trip (el viaje de ida y vuelta) implica que el camión tenga que viajar hasta el norte con el contenedor vacío para completarlo y viajar de nuevo hasta el puerto”. Por lo tanto, consideró que con una terminal portuaria en el centro del país “se reducen los costos entre 60 y 70%”.
En ese sentido aseguró que House to House logró disminuir u$s1.200 en flete por contenedor para algunas cargas. La explicación es simple: una barcaza puede trasladar hasta 150 contenedores a la vez, mientras el camión sólo uno. “Si se prorratea por las toneladas cargadas (el ahorro) es muchísimo”, agregó el ejecutivo, y reconoció que fue muy importante el apoyo comercial de la línea marítima (CARE) y la administración para incrementar el volumen operado.
Además, cuanto más barato es el producto más conveniente resulta el servicio. “No es lo mismo en un contenedor de maquinaria agrícola de u$s300.000 que en uno de carbón que vale u$s5.000”, precisó.
Cuestión de confianza
Si los beneficios económicos son tales, entonces cabe preguntarse por qué es tan difícil convencer a un exportador de embarcar en Santa Fe. “Porque la confianza -enfatizó el director comercial- es el paso previo a la realización de un negocio. Son multinacionales y los negocios se cierran en otros países; tiene miedo, incertidumbre”. En resumen, lo difícil es demostrarles que la barcaza trabajará en forma continua.
“Si el puerto incrementa la cantidad de cargas vamos a tener mejor regularidad, mejores costos y el puerto va a funcionar muy bien”, resumió el director comercial de la firma logística. Por lo tanto, si las líneas marítimas observan movimiento regular entonces confiarán y retroalimentarán el circuito, aportando más cargas y afianzando la confiabilidad de la terminal.
“Muchos (de los contenedores que embarcó House to House este año) eran clientes que sacaban esa carga desde Buenos Aires y, por la confianza que generamos, les propusimos que prueben desde acá y aceptaron; pero necesitamos más”, reclamó Collo. Y dijo que en el interior hay más posibilidades de desarrollar los negocios, “porque estás más cerca de los exportadores para explicarles cómo funciona la logística, se trata de generar confianza”, insistió.
La ventaja para la terminal local, es que Buenos Aires “está colapsado; y lo que nosotros queremos demostrar es la reducción de costos que implica para el exportador operar desde este puerto”.
“El movimiento era escaso, entre 10 y 15 contenedores el año previo; y nosotros ya cargamos más o menos 170 contenedores”, afirmó el director comercial.