Edición del Lunes 18 de junio de 2012

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Activismo en la web - Edición Impresa - Opinión Opinión

EDITORIAL

Activismo en la web

Las posibilidades que abre internet a la actividad política no tardaron en ser advertidas por dirigentes, militantes y asesores en marketing, y dieron lugar a diversas iniciativas, con alcance y efectividad dispares. A las iniciáticas y no siempre bien explotadas páginas web, y el aprovechamiento del correo electrónico, se sumaron con mejores resultados las intervenciones a través de twitter y las que lograron montarse a la explosión de Facebook.

Simultáneamente, legiones de particulares tuvieron la oportunidad de complementar, comentar o contradecir informaciones periodísticas en diversos sitios, y desarrollar sus propias versiones y visiones a través de blogs. Las redes sociales, a la vez, habilitaron nuevos espacios y oportunidades para el activismo ciudadano, funcionando como canal para hallar coincidencias, otorgar sustento al estado de ánimo de determinados sectores de la población, o proveyendo el vehículo para convocatorias a movilizaciones o pronunciamientos colectivos.

El fenómeno mereció la inmediata y atenta observación de especialistas en medios, pero su relativa novedad y su constante expansión al ritmo de los avances tecnológicos, no permiten -más allá de algunos ejemplos o casos emblemáticos- establecer con precisión hasta dónde es posible llegar con ellos.

En cualquier caso, estos espacios han capitalizado un prestigio asociado con la libertad de expresión, la participación democrática, la circulación de información al margen de los poderes establecidos, y cierto aura de romanticismo que los protege de la desconfianza, y les confiere aires hasta revolucionarios.

Sin embargo, el consumo de datos e impresiones por estas vías requiere una serie de recaudos y factores a tomar en cuenta. Por caso, no puede obviarse el hecho de que la capacidad de penetración y el bajo costo de utilización de las redes las han convertido en una herramienta apetecible para diversos sectores interesados. Así es como las corrientes de adhesión o rechazo que produce un hecho o personaje, no siempre son el resultado de intervenciones espontáneas, sino que derivan de acciones deliberadas y específicamente direccionadas.

Independientemente de los espacios cuya filiación o pertenencia está declarada, existen otros que esconden esa condición tras una supuesta independencia o carácter contestatario. La instalación de temas o puntos en vista en la opinión pública en la web, con repercusión a través de los medios tradicionales masivos, también se consigue con diversos procesos de manipulación estadística o recursos para multiplicar la presencia en la web de unos pocos activistas; incluso falseando identidades, como en el sonado caso de los “blogueros K”, organizados para escenificar apoyos al gobierno y denostar a la oposición.

Una vez más, las bondades o riesgos de cualquier elemento dependen del uso que se haga de él. Pero lo que sí resulta indudablemente peligroso es extenderle carta blanca, por efecto de la fascinación o al influjo de aviesos y perniciosos cantos de sirena.



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Lunes 18 de junio de 2012
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