Edición del Viernes 17 de febrero de 2012

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La palabra y la meta humana de la comunicación - Edición Impresa - Opinión Opinión

La palabra y la meta humana de la comunicación

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Hay por suerte libros vivos, llenos de datos y vivencias y revalorizables, los de antes y los nuevos, dispuestos a conquistarnos. El 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna. Foto: Archivo El Litoral

María del Carmen Villaverde de Nessier (*)

Toda revolución profunda en el uso de la palabra y, hoy, de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como lo fue la escritura, produce una reacción y estamos así en este contexto, inmersos en ininterrumpidos procesos de este tipo. Una vez que la escritura se impuso empezó la modificación de la sociedad. El efecto notable que señala McLuhan al respecto es precisamente que “los TIC actuales que nos invaden son un masaje a la sociedad”.

¿Los sabemos usar?, ¿contamos con la información necesaria para estoà?

Son preguntas y más preguntas a contestar las promovidas en general por los TIC. Sería entonces bueno que desde ellos, los libros y la lectura se redimensionen y florezca la vida de las palabras en los hablantes y los lectores, en especial los jóvenes que en muchos casos caminan movidos por la fuerza explosiva y “pegajosa” de la publicidad.

Estos tiempos de verano, de reencuentros masivos, viajes y expectativas ficcionales, que aun sin proponérnoslo brotan desde muy dentro de nosotros, son propicios para revalorizar los espacios de silencios tan necesarios y reencontrarnos con los libros, los ya leídos y los por leer. No olvidemos que los tiempos de silencios y descansos, nos interrogan con nuevas luces de ilusión en cada esquina. Hay por suerte libros vivos, llenos de datos y vivencias y revalorizables, los de antes y los nuevos, dispuestos a conquistarnos.

Sería bueno revisar, algunos como: Amalia de José Mármol, Adán Buenosaires de Leopoldo Marechal, Doce parábolas cimarronas de Leonardo Castellani, Allá lejos y hace tiempo de Enrique Hudson, Aleluyas del Brigadier de Mateo Booz. La Delfina de Leoncio Gianello, Reportajes supersónicos de Syria Poletti, Juanamanuela mucha mujer de Marta Mercader, Historias fantásticas de Adolfo Bioy Casares, El juguete rabioso de Roberto Arlt, Los sueños del sapo de Javier Villafañe, El maestro de Keops de Albert S.Mushn,. Luisito de Susana Tamaro yà más y más.

Los sueños de cada uno, las energías, los esfuerzos, se transformarían en un sol de vacaciones con palabras, sin supuestos, ni regaños, ni tristezas.

Por eso es tan importante recordar entonces el valor de la lengua primera desde cada familia, desde cada comunidad social, para compartir la voz activa de las mamás, los papás, los abuelos, los tíos; la voz primera del entorno que nos fue permitiendo reunir sonidos para alcanzar luego las imágenes gráficas de todo lo que nos va conectando con el mundo.

La naturaleza está animada desde allí y la palabra, con su poder mágico, va poseyendo el hechizo antiguo de la relación humana, de la comunicación. En la miniatura plena y pura de cada palabra irán así entrando muchas historias propias del asombro y la luz brillante de miles de senderos nuevos que con ella se describen. Además, sabiendo ahora que (según investigación del biólogo argentino Alejandro Shinder) que el cerebro adulto tiene la capacidad de generar nuevas neuronas y que las neurociencias advierten sobre la dimensión socio-expresiva de todo cerebro humano activo que fue bien estimulado desde la lengua inicial, debemos prestar atención a la socialización del lenguaje de quienes deben ser desde el vamos convenientemente estimulados en el ejercicio de asociaciones fonológicas para responder mejor a los cambios ambientales y fisiológicos de estos tiempos auditivos y gráficos.

En todo este proceso la lengua materna es una fuente básica de consideración ineludible. Claro, la lengua primera, la oralidad, la lectura primera del mundo, las comunicaciones interpersonales que se desprenderán de las mismas con emoción y razón nos irán haciendo más humanos. Por eso, el conjunto de cambios fisiológicos y comunicacionales actuales influyen en los procesos cognitivos de cada uno como la memoria, el desarrollo de ideas organizadas y la toma de decisiones.

La lengua materna está allí, con nosotros y no la hemos perdido, la hemos desarrollado para evitar mayores atrofiamientos expresivos en las relaciones cotidianas desde los TIC y desde nosotros mismos.

(*) Presidente de la ASL. Asesoramiento docente.


Sería bueno que los libros y la lectura se redimensionen y florezca la vida de las palabras en los hablantes y los lectores, en especial los jóvenes que en muchos casos caminan movidos por la fuerza explosiva y “pegajosa” de la publicidad.



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Viernes 17 de febrero de 2012
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