Las especulaciones sobre el amante uruguayo de Lorca


Enrique Amorín, a quien Borges dedicó su “Hombre de la esquina rosada”, habría tenido una intensa relación con Federico García Lorca. Llegó a decir que había robado su cadáver. En la foto, García Lorca recita unos poemas por radio en Buenos Aires, durante su visita en 1933. Foto: Archivo El Litoral
Foto: Archivo El Litoral
Carmen Sigüenza
(EFE)
La leyenda de Lorca y su muerte no tiene fin; todavía no se sabe donde están sus restos, y ahora el redescubrimiento, por el escritor peruano Santiago Roncagliolo, de Enrique Amorín, un millonario que fue amante del poeta cuando estuvo en Uruguay, deja en el aire si éste pudo robar su cadáver.
Una apasionante historia que Roncagliolo (Lima, 1975) ha plasmado en “El amante uruguayo. Una historia real”, publicado por editorial Alcalá; una monumental investigación por el Buenos Aires de los años treinta, la guerra civil española y el París de posguerra, y por la historia de los máximos creadores del siglo XX, como Picasso, Chaplin, Neruda o Borges (que era de hecho muy amigo de Amorín).
Y una investigación que empezó con el interrogante de saber si sería verdad que Amorín, un escritor seductor, comunista, homosexual casado, y uruguayo - argentino por partes iguales, había robado el cadáver de Lorca, como él mismo dijo tras haber hecho en un homenaje en 1953 en Salto, a orillas del río que separa Uruguay de Argentina ante multitud de gente, para enterrar una caja blanca -que se supone que contenía sus huesos- y levantar un monumento al poeta.
“Cuarenta y ocho años después, el monumento y su misterioso contenido siguen ahí, intactos”, dice Roncagliolo, “pero nadie quiere decir ni una palabra sobre si es verdad o no”.
Cierta o no, la historia le pareció fascinante al escritor peruano porque, a raíz de la misma, descubrió que detrás existía un personaje de novela total, y se puso en marcha para investigar todo su legado.
“Amorín era un escritor; bueno, más personaje que escritor -dice el autor-, con cuarenta libros escritos pero con poca memoria de ellos, que se sabía todos los secretos de los artistas del siglo XX. Su vida era su mejor obra. Sabía mucho y no lo podía contar, porque en los cincuenta no se podía hablar de la homosexualidad de Lorca o de Jacinto Benavente, ni de los dudosos manejos del partido comunista, en el que él mismo militó”, argumenta el autor de “Abril rojo”.
Y es que Roncagliolo cree que Amorín, al que todos los artistas le pedían dinero, entre ellos Picasso, aunque luego se lo cobraba caro, dejó un vasto material para que alguien escribiese su vida. “Y me tocó a mí -reconoce el escritor-, aunque en realidad su vida está llena de enigmas. Si los restos de Lorca están donde dice él que los dejó, es un hecho histórico; pero, si no, es su última burla del mundo intelectual que nunca le tomó en serio”, subraya.
El libro, que se lee de forma trepidante y está plagado de anécdotas y descubrimientos, cuenta que Amorín y Lorca fueron amantes cuando este último estuvo en la Argentina y en Uruguay, y un tiempo en Madrid, con cartas que hablan de una relación muy cómplice y muy pícara.
“Es difícil saber cómo fue de íntima esa relación -explica Roncagliolo-. Gibson cuenta que Lorca tenía mucha gente que se enamoraba de él y a la que olvidaba rápidamente, pero yo creo que Amorín llegó a creer que su amor fue mucho más intenso, incluso pensaba que a Lorca lo mataron por su culpa, por haberles pillado una conversación en la calle en la que ellos admitían sus filias y sus fobias políticas”.
Todo un material, con cartas, fotos, documentos, que el autor de “Tan cerca de la vida” ha rescatado, en gran parte, de la biblioteca de Amorín en Uruguay, que su mujer custodió durante años, y del libro de sus memorias.
Cartas con momentos memorables como el que recoge el libro sobre la reunión secreta que tuvieron Chaplin y Picasso. “Chaplin no quería que se supiera que había habido esa reunión porque le perseguían en los Estados Unidos por comunista y Picasso era un reconocido comunista. Se encontraron en secreto y Amorín estaba allí. Chaplin no menciona que Amorín estuviera allí, sólo dice que estaban Picasso, él y Jean-Paul Sartre, y la descripción que hace de Sartre es la de Amorín, y es que Amorín se hizo pasar por Sartre. Me encantó. Me dije ¿pero qué personaje es éste?”.
El resultado de este libro no es saber si nos podemos fiar o no de Amorín. Para el autor, “en cualquier caso, nos ha dejado un retrato del siglo XX, el de alguien que estuvo en todo y con todos, pero que no estuvo en la foto”, concluye Santiago Roncagliolo.

Santiago Roncagliolo, premio Alfaguara por “Abril rojo”, cuenta en “El amante uruguayo. Una historia real” la vida de Enrique Amorín, un millonario uruguayo, seductor, comunista y homosexual. Foto: EFE