Edición del Martes 10 de enero de 2012

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La sequía está a favor del dengue - Edición Impresa - Política | Economía Política

Situación de alerta en todo el país

La sequía está a favor del dengue

Cuando el agua es escasa, se la guarda en todo aquello que pueda contenerla. Pero si se lo hace sin pensar en el malvado Aedes aegypti se facilita la eventual transmisión del dengue (y de la fiebre amarilla).

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El ministro de Salud, Miguel Angel Cappiello llama a “descacharrizar”, palabreja que quiere decir no dejar nada que pueda acumular agua.

Foto: Amancio Alem

 

Luis Rodrigo

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El Dr. Miguel Angel Cappiello transpira la gota gorda de cada enero: describe al problema del dengue en Santa Fe como un asunto de extremo cuidado, que puede volver a manifestarse, incluso como epidemia, como ocurrió en abril de 2009.

Sin usar una sola de las extrañas palabras con que los médicos adornan sus diagnósticos, el ministro de Salud -que inicia su quinto año de gestión- derriba todos los mitos y los supuestos saberes populares sobre el Aedes egypti, ese mosquito con pintas blancas en sus extremidades y su zona abdominal, bastante peor que sus congéneres comunes, los molestos pero siempre preferibles, Culex.

Ni hay que fumigar, ni el calor mata los mosquitos, ni se puede terminar con el dengue sólo con recursos económicos. No hay magia. El dengue no es una enfermedad de la pobreza, es subtropical.

El ministro de Salud es terminante: “la descacharrización es la herramienta más poderosa que tenemos”. Además de pesos se requieren hábitos, y cambiarlos es bastante más difícil que, cuando llegan los temores, bañarse en repelente para mosquitos.

Tarros, frascos, latas, envases

La palabreja “descacharrización” seguramente proviene de los expertos en prevención de las ciencias médicas. Su raíz es “cacharro”, término que no es de uso muy frecuente por aquí.

Los publicistas podrán inventar otra más adecuada: descacharrizar (verbo, encima) significa seguir al pie de la letra una tarea higiénica cotidiana, porque “es lo que permite eliminar el mosquito de los alrededores de donde vive la gente. Este mosquito no se mueve tanto”.

Mantener los patios limpios, libres de criaderos del insecto, tapado todo recipiente que contenga agua, boca abajo aquellos que deban volverse a usar, “implica disminuir los posibles criaderos y con ello la probabilidad de un brote de dengue”, insiste Cappiello.

“Hubo una expresión mía -que en la epidemia anterior- se difundió mucho: para que no aparezca en verano el dengue, en invierno hay que romperle los huevos al mosquito”, dice con justificado orgullo el ministro de nombre tan florentino.

Tema excluyente

Tras explicar que el último Consejo federal de Salud, del 21 de diciembre de 2011, tuvo un tema excluyente, el dengue -claro-, Cappiello dice que “tenemos que prepararnos, como país, para resolver un problema endémico”.

“Hay mosquitos transmisores de la enfermedad y países vecinos con una gran cantidad de casos de dengue. Bolivia ha declarado la emergencia sanitaria nacional, Brasil y Paraguay también tienen el problema. Y este último, por momentos, no denuncia su real número de casos... Todo indica que vamos a sufrir otra vez la enfermedad. Es una realidad”, describe.

En otras palabras: el dengue está cerca y no respeta fronteras, porque si bien no es el mosquito el que se mueve, sino la gente, abunda el tránsito del Mercorsur. Santa Fe está en el centro de ese intercambio y ese fenómeno se suman vacaciones y turismo. “Se trata de que tengamos la menor cantidad de casos posible”, subraya.

Encima, este enero tiene otro aliado para el mosquito: la sequía.

“Hay índices alarmantes”

“La gente trata de guardar agua de la forma que sea. Eso ha hecho, sobre todo en el norte santafesino, que hayamos encontrado en los domicilios índices larvarios alarmantes. La gente no entiende o mejor dicho: necesita el agua y no sabe cómo guardarla. Y no estamos pudiendo ser todo lo preventivo que quisiéramos a pesar de tener todos los elementos necesarios, es decir, el larvicida para el agua (que aplicado correctamente es apto para ser bebido por la población)”, señala el ministro.

“La falta de lluvia nos juega en contra”, evalúa. “Si hubiera más agua disponible la gente colaboraría más en no tenerla guardada como sea”, agrega.

“La realidad es que la única herramienta fuerte que tenemos es el descacharrado. Los funcionarios estamos hablando, educando, peleando con los niveles de gobierno locales (los municipios y las comunas) para que se cree el hábito de descacharrizar y que al agua que se guarda se le agregue el larvicida indicado”, subraya.

“Reconquista una ciudad grande, tiene un índice larvario grave. Lo mismo Malabrigo, Tostado, Las Toscas, Florencia, y lo más notable Hersilia. En abril de 2009 esa localidad sufrió una epidemia y allí tenemos nuevamente gran cantidad de larvas de Aedes aegypti. Allí hay una confusión: es cierto que quien sufrió la enfermedad y la superó genera anticuerpos, pero sólo a la tipología del virus que lo afectó. Hay dengue 1, 2, 3 y 4. El último es el hemorrágico que es el que hemos visto en el país, y que puede llegar a ser fatal. Los demás pueden ser tratados con más facilidad”.

Hersilia

Aquella epidemia de Hersilia dejó en el cuerpo médico de la provincia una enseñanza. Hace algo más de dos años, los síntomas febriles fueron tratados como una vulgar angina “porque el médico no pensó en su diagnóstico en la posibilidad del dengue”.

“Hoy los médicos tienen que pensar en esa posibilidad. Tal como pasa con la leptospirosis, con el hantavirus, eran enfermedades que no se tenían en cuenta pero hoy cada vez se diagnostican más. Lamentablemente, el calor no mata los mosquitos. Nos mata a nosotros. Hay mosquitos, menos, pero hay”.

Santa Fe y Rosario tienen índices larvarios normales, los que se espera encontrar, de 1,48 y en Reconquista más de 26. Ese es el número que refleja, mediante una fórmula, la cantidad de huevos y larvas del mosquito Aedes aegypti, que se encuentra en las ovitrampas testigo.


Tres que no

En Rosario, Rufino y en Alto Verde (Santa Fe) se registraron tres “casos sospechosos” en pacientes que parecían haber contraído la enfermedad. Sin embargo, las tres pruebas que se les practicaron dieron resultado negativo. Hasta hoy no hay casos de dengue en la provincia. Pero -según el ministro Capiello- es un hecho que (cuanto menos) en el país la enfermedad se va a manifestar. “Todos debemos hacer todo lo posible para que sea la menor cantidad de casos posible”.

¿Fumigar?

“Cada vez que uno va a algún lado nos piden, nos exigen, que fumiguemos. En realidad eso sólo tiene acción sobre los mosquitos pero no para sus larvas, y el ciclo sigue. Tenemos equipos, ahora están en Reconquista, de fumigación montados en camionetas, pero no son inocuos. Cuando es necesario se usan, sino, no. Lo principal es no permitir que se acumule agua donde puedan criarse los mosquitos y usar los larvicidas y mantener tapados los recipientes”, dijo el ministro Cappiello.

¿Qué hacer?

Mientras se prepara una campaña del Ministerio de Salud de la Nación, el ministro del área en Santa Fe, Miguel Ángel Cappiello hizo las recomendaciones del caso.

“Hay tareas básicas que pueden llevar a cabo los municipios y las comunas. Reemplazar toda el agua de los floreros de los cementerios por arena húmeda, por ejemplo, además de educar, de limpiar y de insistir con que la población se libre de desechos que puedan acumular agua”.

“En las piscinas en uso no hay problemas. El cloro y la recreación evitan que se formen larvas. Pero en invierno, si el agua se abandona son un problema”.

“Los bebederos de los animales, grandes o chicos, deben renovarse a diario”.

“Se debe limpiar todo el perímetro del hogar de todo lo que pueda contener agua, la descacharrización es muy importante”.

“Hay que usar el larvicida que se da a la población que necesita acumular agua de lluvia, ya estancada por la sequía. Es un producto químico que bien usado es inocuo incluso para los seres humanos, no implica riesgos, ni para los animales ni para las plantas. La gente le tiene miedo, por eso salimos a educar en ese sentido”.

“Los recipientes que guarden agua deben estar bien cerrados. Con una tapa que evite que ingresen mosquitos”.

En el norte santafesino los índices larvarios son alarmantes del tipo de mosquito que puede transmitir dengue”

Miguel Angel Cappiello,

ministro de Salud de Santa Fe



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Martes 10 de enero de 2012
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