Edición del Martes 10 de enero de 2012

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“Del más alto nivel” - Edición Impresa - Opinión Opinión

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“Del más alto nivel”

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La novela Del más alto nivel de Leandro Bonavena (Córdoba, 1977) comienza con una suerte de idílico ingreso triunfal a un oasis de lujo y seguridad, en un capítulo titulado precisamente “Welcome to Paradise”, y con un cartel colocado en la puerta del country en cuestión que reza: “Sus sueños ya son realidad”. Estela Asinari, una mujer de 62 años, todavía muy activa en su boutique de ropa de moda, ingresa con su coche alemán y se encierra en su casa. La televisión anuncia robos y asesinatos. También en algún country.

El capítulo siguiente nos presenta a Andrés Mendoza, un carpintero de 53 años, a quien “la soledad y la carpintería lo habían ido modelando” y de quien en primera persona recuperamos algunos momentos traumáticos de su infancia pobre.

En el próximo capítulo volvemos a la familia del country, conformando una estructura que se conservará a lo largo de todo el libro: la alternancia de capítulos que nos cuentan (como en Las palmeras salvajes de Faulkner) dos historias disímiles.

Conoceremos al marido de Estela Asinari, un contador que durante la semana trabaja en Rosario y regresa a Córdoba y a su familia los fines de semana. También aquí su voz en primera persona nos habla de su infancia. Y de a poco nos adentramos en la vida de Andrés Mendoza, que ha sobrevivido peligrosamente los años feroces de la represión, mientras los Asinari se han deslomado para construir su fortuna.

Está de más señalar que la simpatía de Bonavena está con uno y su mirada crítica hacia los otros, evidenciadas por ejemplo en la narración meticulosa del proceso de acumular víveres para llevar a Punta del Este, donde “todo es más caro” por parte de los Asinari. Y así como Mendoza tiene que sufrir hasta el desmayo una requisa durante la represión mientras lleva unos libros (“en aquella época, los libros eran como las bombas”), “la señora Asinari y su marido desarmaban el auto buscando escondrijos donde guardar un pedazo de carne congelada. La guantera iba repleta de fiambre”, bolsas con mortadela debajo de las butacas, conociendo también ellos la ligera zozobra por la posibilidad de que los guardias de la aduana le incauten sus tesoros.

Los compañeros de Mendoza fueron chupados durante la dictadura. Él los recuerda (o pretende olvidarlos) merced al alcohol.

Estos son los personajes cuyo destino seguiremos con realismo despojado y contundente, hasta el infierno o elevación que cada uno logra construirse en esta puntual radiografía sociológica de algunas historias privadas. Del más alto nivel ha sido publicada por Yammal Contenidos ([email protected]).



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Martes 10 de enero de 2012
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