San Baltasar, el Santito Cambá

En muy pocos días y apenas se apaguen los ecos del festejo de Año Nuevo, se celebrará el Día de Reyes. En estas líneas, se recupera el relato de dos comunidades santafesinas y su devoción por el “Santito Negro”.
TEXTO. ZUNILDA CERESOLE DE ESPINACO (*)
La festividad del “Día de Reyes” tuvo, en otras épocas, celebraciones masivas, no solo en los templos sino fuera de ellos, a través de fiestas populares en honor a Gaspar, Melchor y Baltasar. Sobre todo se privilegiaba al rey moreno en los festejos de las provincias litoraleñas.
En Villa Guillermina, la devoción al Santito Cambá (Santito Negro), como se lo denomina por aquellos lares y en todo el noreste argentino, era muy intensa y, para honrarlo, cada 5 de enero se realizaba una procesión y una fiesta en su honor.
A la hora vespertina sonaba una bomba de estruendo que convocaba a acudir hasta la casa desde donde partiría la procesión y a guardar silencio. Ante una imagen de madera toscamente tallada a cuchillo, se depositaban ofrendas tan humildes como la gente que las hacía. Éstas consistían en frutos de tuna y ñagapiry, cañas de azúcar, velas, flores de papel, etc. Posteriormente el Santo era transportado por cuatro hombres vestidos con prendas de color rojo subido, confeccionadas con satén o tafeta. Les seguía un cortejo de niños vestidos en forma similar; luego, el resto de la población. Un detalle original es que todos iban descalzos.
Se hacía un recorrido aproximado de 400 a 500 metros, se rezaba durante el trayecto amalgamándose, en ecos sonoros, palabras en guaraní, toba y castellano.
De regreso, se depositaba la imagen en la casa de sus custodios y, tras la última oración, comenzaba la fiesta.
Se consumía charque, armadillos asados, animales cazados en el monte, tortas fritas, chipá y los mayores bebían vino, caña y ginebra. En tanto, a los niños se les daba a beber la popular chinchibira.
Terminada la fiesta, las familias se retiraban y las criaturas colocaban los zapatitos o alpargatas para recibir sus regalos de reyes; regalos que invariablemente confeccionaban sus madres a escondidas y que consistían en muñequitas de trapo a las que ponían botones por ojos, destinadas a las niñas, y pelotas hechas con bolas de papel forradas con medias viejas para los varones.
OTRO RELATO
En Vera, la celebración comenzaba el 1º de enero; se salía en procesión desde la casa de ... ubicada en un barrio periférico. La gente iba vestida con ropas de colores vivos y brillantes en las que imperaba el carmesí; las mujeres jóvenes tenían vestidos con volados y, los muchachos, pantalón y camisa colorados.
Se recorría el pueblo llevando la imagen y una alcancía para recibir donaciones. A la noche se celebraba un baile en la casa del custodio del Santo, se danzaba al compás de chamamés interpretados por un bandoneonista y se elegía al rey y a la reina entre los niños asistentes. Ésto sucedía a diario, al igual que la procesión.
El 5 de enero se celebraba una gran fiesta donde se elegía al rey y a la reina definitivos cuyo reinado duraba un año; se los investía con sendas coronas hechas de papel crepé y virtuosamente adornadas con lentejuelas de colores.
Pese al clima caluroso, se preparaba un buen chocolate que se servía a los presentes; abundaban las tortas fritas, empanadas y pasteles.
Mujeres viejas hacían cigarros a la vista de todos y luego éstos eran repartidos.
La fiesta duraba hasta el amanecer; se permitía presenciar el festejo a las personas ajenas al barrio mas no participaban de él.
Los festejos continuaban el 6 de enero, momento en el que durante todo el día se realizaban las peticiones individuales portando una vela encendida y colocándola frente a la imagen ubicada en una habitación alumbrada sólo por éstas, y donde se renovaba periódicamente la custodia.
De esta manera, año tras año se repetía la celebración que la gente humilde del lugar ofrecía a uno de los santos con quien más se identificaba.
Hechos como los referidos son parte de la historia provincial y merecen perdurar en la memoria colectiva.
(*) Fuente. Entrevistas a personas que vivieron los hechos relatados.
