Artes visuales
“Nuestro niño argentino”

“Espiral”, de “La patria sin fin”, de Gabriela Pertovt. Foto: Gentileza producción
Domingo Sahda
En la Galería AG/Arte de Bv. Gálvez 1514 de la ciudad de Santa Fe las artistas Gabriela Pertovt y Ana María Cibils exponen el emprendimiento conjunto constituido por pinturas sobre el plano, sobre objetos diversos a más de objetos resignificados, los que devienen desde su particularidad en elementos estetizados deliberadamente, en función abarcativa del universo visual al que convocan desde el punto de partida que direcciona el título de la exposición, a saber: “Nuestro niño argentino”. El enunciado se convierte en una proposición cuasi didáctica enunciativa que evita cualquier hipótesis de dispersión de sentido o alternativa expresiva. Estamos en presencia de una amplia y eventualmente curiosa demostración de inventiva; un juego descriptivo al que se arriba desde presupuestos estéticos.
La exhibición se titula “Nuestro niño argentino” y supone un registro simbólico personal centrado en diversas acciones visualizadas e interpretadas, con elementos y objetos atribuidos a la infancia escolarizada. El entrecruzamiento de bandas cromáticas azul/blanca predomina y restringe la libertad interpretativa, constituyéndose en sello condicionante que aparece tanto en el plano como en el volumen de objetos de referencia directa y unidireccional.
Voluntad creativa
El tema general aludido, elípticamente la infancia de “nuestro niño argentino”, es acometido desde ópticas alternativas, cada una de las cuales responde a la voluntad creativa de cada expositora, sea Cibils o Pertovt, indistintamente. Así las cosas, la temática a la que se ajusta la colección se recorta desde un marco de alta subjetividad y enfoque creativo sesgado apoyado en una posición ideológica que sutilmente, y a veces no tanto, emana de cada representación, tiñendo de edulcorados matices y de perfiles irreales cada instancia o situación descripta desde la forma y el color. Un cierto tono de ilustración en cada una de las situaciones define la orientación plástico-expresiva. No hay un desafío exploratorio plástico de riesgo y voluntad mayor en la proposición. Son trabajos bien ejecutados, con cierta solvencia, que ocasionalmente trastabillan.
La sumatoria de imágenes y recuerdos poetizados se basa en una actitud de rememoración un tanto estereotipada apoyada en la pertenencia social de cada una de las autoras. En esta muestra, “Nuestro niño argentino” responde a una serena, holgada y desideologizada, y supuesta, clase media en la cual el drama, las ausencias, las carencias, la apuesta a la aventura noble de la vida no asoman. El color siempre es descriptivo de situaciones, nunca herramienta expresiva particularizada, en tanto que las formas delineadas encierran los planos cromáticos sin preanuncios de volumen o contraluces. El elemento identificatorio por antonomasia: el rostro de cada quien se licúa en un plano uniforme. Estos recuerdos poetizados suspenden cualquier hipótesis de juicio crítico que trascienda, internándose más allá de la ductilidad del oficio manifiesto de cada una de las autoras, teniéndose en cuenta reiteraciones formales que demandarían un análisis más exhaustivo de las configuraciones con las cuales se construye cada plano pictórico (zapatos de tacón, tunas, figuras femeninas al sol, etc.).
Sello de pertenencia
Los “niños representados” sin rasgos faciales identificatorios, indiferenciados suponiéndose prototipos, comparten con “la vaca” un sello de pertenencia en la obra de Pertovt, tal como lo son los zapatos femeninos de diversos colores, reiteración visual en Cibils. El arte plástico se restringe en esta exposición al juego del excelente oficio, al desafío impuesto por idílicas situaciones emblemáticas, a las destrezas y correctas aplicaciones según los casos. Todo aparece como juvenil empeño de remembranzas sin mayor riesgo del lenguaje de la imagen. El todo es denotación aplicada, nunca connotación conflictiva o desafiante.
El juego pictórico de corte naïf distingue el total de la colección a la vista, mas, a despecho, la aplicada resolución deslíe cualquier proposición de subjetivada poética. Esta proposición deliberadamente aséptica asegura su aceptación generalizada. Esta decisión creativa de sus autoras es portadora de absoluta legitimidad desde el saber y el querer propios. No caben dudas al respecto, puesto que toda pintura puede portar el marbete de “tierna belleza hogareña” en su hipótesis más llana y simple. Seducir al espectador también es un recurso del arte visual, mas, cuando la metáfora subjetivada de “la argentinidad” se reitera cromática y formalmente deja de ser alusión poética para devenir estereotipo.
Lucas Cejas en la Alianza Francesa
En los salones de la Alianza Francesa de Santa Fe, Bv. Gálvez 2147, Lucas Cejas expone una colección de trabajos, a saber: pinturas y dibujos que giran, todos ellos, en torno a la figura humana. Lápiz, lápiz pastel, pintura acrílica son los medios técnicos a los que recurre el expositor en esta muestra que se lee como exploración, un tanto bisoña, de la figura humana definida en general como retrato. El punto de partida es, ocasionalmente, el modelo directo, otras veces la reinterpretación de la imagen previa.
Los trabajos, tenidos como dibujos exploratorios, revelan una inquietud expresiva que rebasa la decisión descriptiva, intentando a través del toque del pincel la voluntad de captura de la expresión distintiva de cada quien que “posa”.
Cejas construye imágenes valiéndose de nobles recursos. A veces los domina; otras los mismos imponen sus propiedades, a contramano de la voluntad del autor.
La condición humana, tanto sea el retrato de circunstancias, como la acción de los seres sobre las cosas ha sido tema central del lenguaje de la imagen. Cejas acomete la aventura de capturar “el otro yo” de las personas que elige pintar, retratar.
Internarse por este camino tiene sus riesgos, que inicialmente nacen del “por qué” y el “para qué” de la figura humana; del retrato en situación. Sólo él deberá resolver este enigma. Ahí entonces la pintura pasa de ser descripción para convertirse en transcripción y en proyección subjetiva.

Joan Miró, acrílico de Lucas Cejas. Foto: Gentileza producción

De la serie “Si una espina me duele”, de Ana María Cibils. Foto: Flavio Raina