Desencuentros afectivos
Por María Luisa Miretti
“Nosotros, los Caserta”, de Aurora Venturini. Mondadori, Buenos Aires, 2011.
Aurora Venturini (La Plata), maestra y profesora, estudió Psicología en La Sorbona de París y luego ejerció la docencia superior en La Plata, Lomas de Zamora y París. Con una treintena de libros de poemas, novelas y cuentos y muchos galardones nacionales e internacionales, alternó con figuras de la talla de Sartre, Simone de Beauvoir, Camus, Ionesco. Casada con el historiador Fermín Chávez, fue amiga y lectora de Eva Perón durante su enfermedad.
La sensación que genera esta novela es de profundo ensimismamiento y total satisfacción. Reúne todo los condimentos para el verdadero disfrute y el asombro permanente. Desfilan autores, referencias históricas, fragmentos poéticos, alusiones plásticas, arquitectónicas y así, entre mandrágoras y opalinas que avanzan y zigzaguean por recorridos vecinos, próximos y lejanos sin pausas ni respiros, la pobre heroína debe rendir cuentas y expiar culpas por herencias ancestrales que le han quebrado el alma.
La observación sistemática de La melancolía de Durero es el puntapié inicial o el primer guiño anticipatorio de lo que vendrá. María Micaela Chela-, primogénita de una familia en la que sobraban bienes materiales pero escaseaba el afecto, especialmente con ella, tan ‘distinta’ e independiente, ajena a los prejuicios y condicionamientos del resto.
Una rubéola infantil le hizo presuponer durante mucho tiempo ser la responsable de haber afectado el embarazo de la madre que dio a luz un enano (hermano que pudo conocer muchísimo tiempo después). Paradójicamente estos seres lograron una natural convivencia, tanto en infinitas aventuras como en el placer de vivir según sus propios códigos, pero lejos de la familia de los “normales”.
Chela, detestada y abominada por todos, sorprende y abruma por su nivel de inteligencia, concreta cursos libres y saltea ciclos de la educación formal, para sorpresa y molestia de todos. La mandan a un internado pero no dura mucho tiempo, ya que las tropelías se hacen sentir de inmediato. En ese discurrir va descubriendo a los poetas malditos memoriza a Rimbaud, a Rilke- a los que recuerda y presentifica en la ocasión oportuna. Lee, estudia y escribe. Saca premios, se gana la vida en colaboraciones editoriales, empieza a trascender y eso molesta a la familia, que ve con malos ojos el itinerario elegido.
Nacen, se mueren selló la muerte del padre sin una lágrima-, crecen, ella se enamora de un hombre casado con el que se siente muy próxima, pero la ruptura le agrega otro sinsabor a su vida.
En su eterna carencia afectiva apenas tamizada por los buenos momentos que pasa con su hermano enano- comienza su etapa de descubrimientos que la llevan al final del recorrido a encontrarse con los Caserta y poder acceder al enigma familiar. Mientras tanto, miles de giros y vueltas van jalonando su derrotero: Argentina, Europa, Chile donde conoce y alterna con Neruda- hasta visitar la Isla de Pascua, para luego irse a París y entablar relación con un grupo de amigos que eran de una secta druida, radicarse en Italia, donde se reencuentra con sus orígenes y regresar al país natal.
Junto a una exquisita narrativa que va detallando cada episodio, se destaca el nivel discursivo, los registros apropiados a cada ocasión, las formas, las expresiones -hilarantes, jocosas, tristes o tiernas y amorosas- de fuerte tono poético. Junto con la carencia de tamaña orfandad, hay episodios esperpénticos que aúnan lo macabro con lo tragicómico, logrando climas inéditos y escenas memorables.
Las reacciones y las preguntas de la protagonista son la mejor guía para entender el surco por el que transita, para no ser contaminada por la familia. Al compaginar las primeras páginas con los sucesos interiores, el rompecabezas permite dilucidar su rumbo, que llega hasta el final sin flaquear en sus convicciones.
Un libro altamente recomendable que reúne varias historias en una.

“Jefa Honra”, de Xul Solar.