Edición del Domingo 27 de marzo de 2011

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Leopoldo Presas, un colorista excepcional - Edición Impresa - Escenarios & Sociedad Escenarios & Sociedad

EN ZURBARÁN SANTA FE

Leopoldo Presas, un

colorista excepcional

El 8 de abril en Club House El Paso quedará inaugurada la muestra de pinturas de Leopoldo Presas. El marchand y coleccionista escribe sobre el artista.

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El artista consideraba que un cuadro era producto de un milagro. Foto: GENTILEZA PRODUCCIÓN


Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar

Es considerado uno de los grandes maestros del arte contemporáneo, así lo demuestran sus continuas exposiciones en nuestro país y en el extranjero. Es el decano de nuestros artistas, y es posible que sea la persona más querida de nuestro ambiente artístico.

Pasó su infancia rodeado de tíos, que fueron su “gran escuela” y le enseñaron desde temas de carreras, a jugar a las cartas y hasta boxear... A los 17 años concurrió a las clases del pintor y grabador Adolfo Sorzio, para preparar el ingreso a la Academia Nacional de Bellas Artes, donde cursó sólo unos meses. Tomó luego clases particulares con el maestro Lino Enea Spilimbergo en el Instituto Argentino de Artes Gráficas.

En 1939 integró el grupo Orión junto a Luis Barragán, Ideal Sánchez, Vicente Forte, Orlando Pierri, Bruno Venier, Juan Fuentes, Alberto Altaleff, Antonio Micheli, los poetas Rodolfo Alegre y Juan Aschero y el crítico Ernesto B. Rodríguez, mentor e ideólogo del grupo. Con ellos expuso en la Sociedad de Artistas Plásticos, que pasaría a la historia como la primera muestra de obras surrealistas realizada en el país.

Ante la necesidad de ganar el sustento, en 1940 se empleó en un taller de diseños textiles y abandonó la pintura; pero alentado por su colega y amigo Santiago Cogorno retornó a ella unos años después. En la década del ‘60 era ya un pintor en plena madurez artística y consagración profesional: el gran crítico de arte Rafael Squirru presentó el primer libro monográfico dedicado a su obra y Presas presentó su primera exposición retrospectiva en New York (1967).

Además de pintar con óleo y témpera, es un excelente dibujante (lápiz, pastel y carbonilla). Incursionó también en la técnica de los tapices y fundó, en 1972 “El taller de la Orilla”, especializado en impresiones litográficas, serigráficas y otras técnicas de grabado artístico, que estaba ubicado en la calle Pedro de Mendoza del barrio de La Boca.

CICLOS

En 1979 se radicó en París, donde vivió hasta 1987. Pese a vivir en el Quai d’Orsay, frente al Museo del Louvre, uno de los lugares más bellos del mundo. Pintó allí su serie de puertos, pero curiosamente dedicada al Riachuelo de Buenos Aires. Y cuando volvió a La Boca, se puso a pintar París, recordando la estupenda vista del río Sena que tenía desde su taller. De regreso a la Argentina continuó pintando, y lo sigue haciendo hasta el día de hoy en su taller del barrio de Núñez.

Toto, como lo llaman familiarmente, es de aquellas personas que no levantan la voz, un hombre tímido y cálido; generoso y con gran sentido del humor. Disfruta de la música, la charla entre amigos, el ajedrez, la buena lectura y tiene una gran pasión: la pintura. Cree que el cuadro es producto del milagro, nos dice que es “una luz que se ve, un color, algo que se siente, es el milagro, la inspiración”.

En su vasta obra, fruto de más de sesenta años de labor, pueden reconocerse algunos ciclos: los inicios en el surrealismo, los cuadros eróticos, las obras religiosas como los Cristos que llevó a la Bienal de Arte Sacro en París en l967, la serie expresionista de los cerdos, en la que pintó la bestialidad humana con una crítica ácida. Pero más allá de toda periodización, Presas es un colorista excepcional, pintor de fruteras y de flores, de magníficos paisajes e inigualables desnudos femeninos, en fin un artista completo.

Falleció en Buenos Aires, el 12 de junio de 2009.

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Domingo 27 de marzo de 2011
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