Evacuaron un boliche bailable
Fuga de amoníaco en un frigorífico avícola
El accidente se produjo el sábado a la noche y obligó a evacuar La Base, por los fuertes olores. La empresa asegura que hace seis años que no tenían un escape. Los vecinos también reclaman por los ruidos y el tráfico de camiones.
De la Redacción del Litoral
Un escape de hidróxido de amonio (es amoníaco diluido con agua) en la planta faenadora de pollos que Sánchez y Sánchez tiene en barrio Candioti (Necochea 2653) provocó fuertes olores y obligó a evacuar a las 200 personas que en ese momento estaban en el boliche La Base. Los vecinos también se preocuparon y se reunieron en las afueras de la fábrica.
El problema fue que a las 23.30 del sábado se tapó uno de los desagües que la empresa utiliza para purgar y diluir el amoníaco que forma parte del sistema de refrigeración de la planta. Los bomberos recomendaron la evacuación del boliche porque el amoníaco irrita las vías respiratorias y puede ser tóxico cuando se lo inhala en concentraciones altas.
Ricardo Bonetto, ingeniero de la planta de Sánchez y Sánchez, le confirmó a El Litoral y a Cable & Diario que tuvieron un “pequeño escape de la purga de hidróxido de amonio” que fue solucionado por los bomberos y el personal de la fábrica el mismo sábado a la noche. “Lo pudimos controlar pero comprendemos las molestias de los vecinos”, reconoció Bonetto.
La Base pudo volver a abrir una media hora más tarde, cuando el viento disipó el mal olor.
La planta de Sánchez y Sánchez, la marca comercial es San Andrés, faena entre 30.000 y 38.000 pollos por día en las instalaciones de barrio Candioti. El amoníaco es uno de los fluidos más utilizados para los sistemas de refrigeración en las plantas avícolas y los frigoríficos. “Es cierto que es un gas molesto e irritante, se lo hace a propósito así para que se detecte enseguida cuando hay una fuga”, explicó Bonetto.
La Subsecretaría de Ambiente de la Municipalidad inspeccionó la planta luego del accidente. La Subsecretaría de Gestión Ambiental de la provincia también solicitó a la empresa que informe las causas de la fuga.
El accidente de Sánchez y Sánchez vuelve a colocar en el centro de la escena las dificultades para conciliar el uso residencial de una zona de la ciudad con los problemas y accidentes que le pueden ocurrir a cualquier empresa, a pesar de que se sigan los protocolos de seguridad.
Los reclamos de los vecinos
La gente que vive cerca del frigorífico Sánchez y Sánchez le aseguró a El Litoral que suelen sentir olores desagradables y que también les molesta el tráfico continuo de los camiones. Por su parte, Bonetto dice que hace seis años que en la planta no se producía un accidente.
Por ejemplo, Norma (54 años), que tiene su casa próxima a la fábrica, escuchó el movimiento que generó el accidente. “Hubo un ruido muy molesto toda la noche, con gente corriendo por las veredas que salían del boliche. Luego llegaron los bomberos y escuché la policía”, relató. La vecina, al igual que el resto, también contó a qué huele el amoníaco. “Es olor a podrido, así de simple”, afirmó.
“Mi hijo estaba en el boliche el día del accidente -agregó otro vecino- y me contó que tuvo que salir muy rápido debido a la situación que se generó”. Berta de 82 años comentó los problemas que genera el trabajo diario del frigorífico.
“Entrada y salida de camiones, ruidos todo el tiempo, descarga de alimentos balanceados y, por supuesto, los olores a amoníaco sobre todo cuando faenan”, planteó esta vecina a El Litoral, y agregó que cuando hay viento el olor se desparrama mucho más. Es lo mismo que plantea la gente que vive pegada a la planta. “Si el viento viene del sur olvidate, te queda adentro de tu casa y a veces no se soporta”, confesaron.

Planta procesadora. En la fábrica de barrio Candioti se faenan entre 30.000 y 38.000 pollos por día.
Foto: Guillermo Di Salvatore
Trasladar la fábrica
La empresa Sánchez y Sánchez tiene un proyecto para mover la planta faenadora de barrio Candioti a las afueras de Recreo Norte. “A nosotros también nos convendría por una cuestión logística”, afirmó Bonetto. La firma estima que para trasladarse y montar la nueva fábrica debería invertir unos 15 millones de dólares.

Lucho hace años contra la continuidad de esta fábrica. Sus despojos, los ruidos y ni qué hablar de los olores, que generan un profundo malestar entre los vecinos”.
Liliana Bisa.
60 años.

A veces no sólo son los olores sino los líquidos que se ven en la calle. Acá vive gente mayor que no puede soportar tanto ruido y olor feo”.
Norma Volker.
54 años.