“Salt”
Una Guerra Fría que nunca se fue

Evelyn Salt infiltrada en la multitud, en uno de los puntos álgidos de una trama que crece a cada instante.
Foto: EFE
Ignacio Andrés Amarillo
El mundo del espionaje ha dado mucha letra a la literatura y el cine desde los tiempos de Mata Hari. Parte de lo apasionante del género reside en ese universo donde nadie es quien parece, donde se mezclan pasiones, ideologías, lealtades y traiciones. Un submundo donde de tan lejos que se mueven sus protagonistas de la vida real, ellos mismos ya no perciben los cambios políticos y sociales en la superficie.
Ése es el punto de partida de “Agente Salt”: un desertor ruso sobreviviente de los tiempos de la URSS llega hasta una tapadera de la CIA (donde se desempeña la agente Evelyn Salt) para descubrir una trama secreta. Se trata de un viejo mito de la Guerra Fría: agentes infiltrados desde niños en Estados Unidos para ser activados cuando llegue el momento. El programa ha sido actualizado según el parecer de su creador a la nueva geopolítica, pero aparece un problema: el desertor sostiene que Evelyn es la espía que asesinará al presidente ruso en suelo estadounidense.
Con la convicción (por una referencia a su anillo) de que este desertor (finalmente fugado) pondrá en peligro la vida de su marido, Salt saldrá en su búsqueda, perseguida por sus compañeros que cada vez dan más crédito a la acusación. Y hasta acá llega la presentación del conflicto, aunque el lector puede quedarse tranquilo: aún no sabe nada en firme. La historia se encargará de hacerlo dudar de todo varias veces.
Es que Evelyn no es lo que parece, o sí lo es, pero también es otra cosa. Un diálogo resume su realidad: ante la pregunta: “¿Cuántos más como tú hay?” su respuesta será: “¿Cómo yo? Nadie más. ¿Cómo él? Más de los que podemos desenmascarar”. Allí se abre la puerta para que Salt se convierta en la nueva máquina justiciera favorita de la “fábrica de sueños”.
Detrás de las máscaras
Angelina Jolie se luce en un personaje construido a su medida: con el peso dramático de sus mejores actuaciones, como en “El sustituto” de Clit Eastwood, y con el despliegue físico esperable de la Lara Croft de “Tomb Raider”. A tono con los tiempos, Evelyn Salt no es una espía clásica, con la seducción como arma principal (aunque se mostrará que también la ha usado en el pasado). Acá la protagonista es una guerrera nata, que encontrará una nueva misión vital a lo largo de la trama. A algún desprevenido le puede llamar la atención que siendo Jolie una de las más deseadas y comentadas de Hollwood, el filme no explota esa faceta, sino la de la chica dura más allá de los límites. Por su parte, Liev Schrieber (siempre enigmático, por simple “portación de cara”), Chiwetel Ejiofor y el polaco Daniel Olbrychski son creíbles en unos personajes complejos de abarcar en una primera impresión.
Desde la dirección, Phillip Noyce (que ya había trabajado con Jolie en “El coleccionista de huesos”) logra generar la tensión necesaria para que el espectador se involucre en la carrera contrarreloj escrita por Kurt Wimmer, con una protagonista que realiza proezas que harían palidecer al todoterreno James Bond (este punto es uno de los más criticados por algunos sectores) en secuencias de acción impecables, ideales para los fans de la “superacción” de personajes como el John McClaine de “Duro de matar”. La trama, poco explicada en un comienzo, crece y se oscurece con el correr de los minutos, dosificando apropiadamente la información fundamental en medio de la espiral de violencia.
Hay claves que indican que estamos frente al inicio de una saga, como la de Jason Bourne o (como es seguramente el sueño de la actriz de labios gruesos) la de 007. Una sin smokings ni martinis revueltos (jamás batidos): en esta hay sangre, sufrimiento, y un nuevo poder femenino. “Por suerte”, para el espectador clásico del género, el escenario no es tan distinto: también están aquellos viejos rusos rojos, sobrevivientes de una Guerra Fría de cuyo fin nunca se enteraron.
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BUENA
“Agente Salt”
“Salt” (Estados Unidos, 2010). Dirección: Phillip Noyce. Con Angelina Jolie, Liev Schreiber, Chiwetel Ejiofor, Daniel Olbrychski y August Diehl. Guión: Kurt Wimmer. Fotografía: Robert Elswit. Música: James Newton Howard. Edición: Stuart Baird, John Gilroy y Steven Kemper. Presenta Sony Pictures. Duración: 100 minutos. Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en Cinemark.