Edición del Sábado 03 de julio de 2010

Edición completa del día

En busca de un espacio propio - Edición Impresa - Revista Nosotros Nosotros

En busca de un espacio propio

Nuevas formas de comunicación y un acompañamiento incondicional, pero sin invadir su privacidad, resultan claves en la compleja etapa que atraviesan chicos y chicas durante la adolescencia.

FUENTE. LATINSALUD.COM. FOTO. EL LITORAL.

missing image file

Para muchos padres, darse cuenta de que sus hijos crecen y dejan de ser niños es muy inquietante. Creen que al crecer ellos los abandonarán, ya que basan su relación sólo en las necesidades vitales que, al hacerse grandes, sus hijos ya no necesitarán que se les provea. Sin embargo, los hijos siempre necesitarán la figura de sus padres, y si el proceso de la adolescencia es transitado con amor e inteligencia, será sólo una época de adaptación que pasará rápido.

Pero cuando los padres no aceptan este proceso, y las naturales reacciones de un hijo preadolescente les provocan ansiedad, pueden cometer errores que potenciarán el malestar que provocan de por sí esos cambios. Temen haber perdido la autoridad de padres. Piensan que nuevas y negativas amistades están interfiriendo en la relación familiar.

A la par de los cambios físicos que observamos en nuestros hijos adolescentes, y que pueden provocarnos nostalgia por la niñez que se va, se dan cambios en el humor. Se vuelven hoscos, se esconden, esquivan nuestras miradas y las señales de cariño. Nuestras indicaciones son recibidas con un gesto de fastidio. Ponen en tela de juicio reglas familiares y de convivencia que han funcionado durante años. Otros pueden rebelarse a través de un obstinado silencio.

Debemos aceptar que ellos están formando su espacio de responsabilidad personal, y que la relación deberá cambiar para poder crecer. Y para crecer, los adolescentes deberán reelaborar una serie de conceptos e imágenes, entre las cuales la autoridad de los padres es crucial. Por lo tanto, deberán desafiar antiguas reglas, jugando peligrosamente en el filo de límites que antes eran intocables. Esta natural rebeldía les permite buscar un espacio de decisión propia y adquirir nuevos derechos y obligaciones más acordes con su edad.

PERDER AUTORIDAD

Los adolescentes necesitan acompañar sus cambios corporales con una nueva capacidad de decisión, pero no aspiran a desembarazarse de sus padres. Todavía estarán reclamando muchas de las cosas que los hacían dependientes, y esto los hace actuar de manera contradictoria. Mientras ya tienen la capacidad de engendrar hijos, se comportan como niños ante la responsabilidad escolar, por ejemplo.

Hablar con ellos, pedirles su opinión y consensuar nuevas estrategias de convivencia hará que sientan sus nuevas posibilidades como algo positivo, y no como un instrumento de agresión.

Habrá que hacerles saber qué esperamos de ellos en esta nueva etapa, pero sin imposiciones. Deberemos atender sus argumentos con sinceridad, ya que muchas veces tendrán razón. La mejor estrategia es abandonar las prohibiciones y negociar pautas sujetas a evaluación conjunta.

NUEVAS FORMAS DE COMUNICACIÓN

Prestar atención no significa espiarlos constantemente, invadiendo su incipiente espacio de intimidad personal. Habrá que saber propiciar nuevos y alternativos modos de acercamiento y comunicación.

Es sabido que en esta etapa de la vida las búsquedas personales pueden resultar a veces peligrosas. Habrá que crear un equilibrio entre el permitir libertades y ofrecer contención.

Para dejar de ser niños, y responder a las nuevas necesidades de su cuerpo, ellos buscarán sus primeras experiencias sexuales compartidas con sus pares. Explicarles cómo deben protegerse de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados es una responsabilidad ineludible, aun cuando cueste mucho afrontarla.

Locales nocturnos, lugares de encuentro y diversión también serán un objeto de investigación en el cual deberemos apoyarlos. Habrá que estar al tanto de dónde van y explicarles que, también en este tema, podrán correr ciertos riesgos: las drogas y el alcohol, la violencia, etc. Estar atentos a los trastornos en la alimentación que podrán llevarlos, sobre todo a las chicas, a enfermedades como la bulimia o la anorexia.

Algunos adultos, padres de hijos adolescentes, parecemos olvidar nuestra propia adolescencia, y aquellos sentimientos que cambiaron toda nuestra vida. Cuando estas y otras pautas se comparten en el marco de una verdadera comunicación, pocos adolescentes las rechazan.

Reubicarse en las propias sensaciones pasadas y negociar con los adolescentes ciertas pautas de convivencia puede aliviar la tensión familiar en esta época tan especial de la vida.

Diálogo y afecto

Los padres deberemos estar alertas para acompañar el proceso de cambio que atraviesan chicos y chicas en la adolescencia, en el cual pueden correr ciertos riesgos. Esos cambios jamás se producen de la noche a la mañana, y si el crecimiento de nuestros hijos nos toma por sorpresa deberíamos preguntarnos qué pasó con la comunicación familiar. Pero también es cierto que los niños están muy estimulados por una sociedad que los ve como sus potenciales consumidores. Estar actualizados en cuanto a las nuevas ofertas culturales podrá prevenir grandes sorpresas, y nos posibilitará una comunicación con códigos más compartidos.



Imprimir:
Imprimir
Sábado 03 de julio de 2010
tapa
Necrológicas Anteriores