
“Mi techo era publicar alguna vez un libro en De la Flor, conocerlo a Quino, y con eso cerraba. La música, las tapas de los discos, los viajes, los libros afuera, yo no lo puedo creer”.
Cosas que le pasan a Liniers
Con (legítimo) apellido de prócer y la reinvención permanente como única rutina, Liniers es un artista gráfico que rota personajes, pinta, edita libros, actúa en conciertos y protagoniza una película. También habló con Nosotros.
TEXTOS. EMERIO AGRETTI. FOTOS. PABLO AGUIRRE
El camarín está lleno de pinturas, aunque él no se pinta (si bien se dibuja). También hay unas rodajas de bondiola que ofrece generosamente. Y hay gente que entra y sale todo el tiempo, lo que incluye al propio entrevistado.
La charla con Ricardo Liniers Siri, más y mejor conocido como Liniers, se desarrolla -o lo que fuere- minutos antes de que suba al escenario de ATE Casa España, para acompañar con sus trazos las canciones de Kevin Johanssen. Un espectáculo que tiene la virtud de atraer a los seguidores de uno y otro, y satisfacer a ambos con la síntesis que logra entre ambas disciplinas, a veces mezclándolas y otras librándose a la química entre los dos amigos artistas.
Las pinturas también están -mayormente, podría decirse- en el pantalón de Liniers, en un despliegue apabullante de colores que no suele dejar indiferentes a los testigos. “Todos me piden que me los saque y se los dé. El problema es que me lo piden chicas y muchachos”, ¿bromea?.
Pero antes de sentarse a charlar, Liniers acepta la propuesta de Pablo Aguirre y posa en la escalera, en el rellano. “No soy bueno posando”, se disculpa. “No importa, el fotógrafo es bueno!” (¡eh! ¡Le hice un chiste a Liniers!). Después, Kevin Johanssen lo llama para probar sonido. Va, prueba, intercambian bromas, acepta posar de nuevo. Finalmente, se sienta y empieza hablar..
-Esto de salir a actuar a un escenario es una faceta más de pecularidad para un artista gráfico
-Peculiar (se anticipa a completar)
-Peculiar, justamente. Debés ser el primer dibujante expuesto al pánico escénico.
-No, yo estoy seguro de que alguien ya lo hizo. Nunca quiero decir que soy el primero, porque, como dice Kevin, él tiene una canción que se llama “Atahualpa, you funky”, y estaba muy contento, hasta que apareció otro músico que la había escrito hacía 30 años. Pero yo estoy muy sorprendido de que mi carrera me haya traído hasta los escenarios. Es muy divertido.
-Uno se imagina la soledad frente al tablero, el proceso de creación intelectual...y de pronto estás expuesto ante las luces y un montón de gente. ¿Debe ser raro, no?
-Es raro, pero no soy mucho de hacer las cosas por la forma. Porque supuestamente el artista tiene que estar deprimido, en su casa, y sufrir mucho. Pero yo hago lo que me divierte, así que no tengo ningún problema en no cumplir con esa imagen.
-En general te divertís ¿no? Uno piensa que estás en las antípodas del artista torturado.
-No, todo el mundo tiene un costado de tortura (se ríe). Pero yo elegí mi trabajo con mucha libertad, en el sentido de que es lo que más me gusta. Y lo elegí para disfrutarlo. Y con mucha responsabilidad, porque es muy raro que alguien lo pueda hacer. Hago historietas, pero no me cierro en eso. También me gusta pintar, y me divierte hacerme el gracioso con Kevin en los recitales. Entonces lo hago.
CON LÓGICA PROPIA
-En lo que hace a las historietas, y particularmente tu tira Macanudo (en La Nación), se da tanto la libertad como la peculiaridad de que hablábamos: no hay personajes fijos, el tono a veces es humorístico, pero otras es poético o incluso abstracto.
-Bueno, esto es un poco como me salen las cosas. Si yo hubiera tenido el talento del Negro Fontanarrosa para hacer chistes con remate, hubiese hecho eso. Pero no me salen así. Me salen para todos lados, y muy diferentes entre sí. Entonces, uno va medio por intuición. Pero yo soy el primer sorprendido de que me haya ido tan bien. Mi techo era publicar alguna vez un libro en De la Flor, conocerlo a Quino, y con eso cerraba. La música, las tapas de los discos, los viajes, los libros afuera, yo no lo puedo creer.
-¿Investigás para tu trabajo?
-Depende. En general, para cosas más largas. Hay un laburo que estoy preparando desde hace muchos años, y entonces junto y junto. Pero para Macanudo es más bien una investigación interna: ver qué cosas me llaman la atención, y me hacen gracia, y me hacen enojar y me hacen reflexionar. Y en torno a eso armo la tira.
-Los duendes, por ejemplo, responden a una mitología propia. No son los duendes del folklore tradicional, sino unos “duendes de Liniers”.
-Sí, sí. Me pasó una vez en Estados Unidos que un sindicate (N. de la R: se refiere a organizaciones que venden material a distintas publicaciones) quería publicar mis historietas, pero me decían que los duendes no eran así. Y en realidad, los duendes son como yo quiero que sean. Una vez hice un vampiro que se transformaba en ornitorrinco. Vale hacer eso con los personajes imaginarios, porque para eso están. Pero todo Macanudo es muy así. Muy libre de forma.
-Pero aún así tiene su lógica interna. Porque esa invención después se sujeta a sus propias reglas.
-Sí. Casi todos los personajes aparecen medio por una búsqueda de un registro de humor nuevo, diferente. Por ejemplo, Oliverio la aceituna fue para hacer un poco de humor negro, los duendes para el absurdo, y Enriqueta era para un humor más clásico. Aparecen así y muchas veces siguen en esa línea. Pero si se me ocurre un chiste de humor negro con Olga, o abstracto con Enriqueta, también lo uso.
-¿Existe toda esta gente? ¿Hay algo de estos personajes en gente que conozcas?.
-Sí, juntás todos, hacés una ensalada y soy yo. Soy misterioso y sensible...
-¿Pero no eras un conejo? (N. de la R: así es como se dibuja en su tira del suplemento cultural ADN, “Cosas que te pasan si estás vivo”)
-Y una niñita de diez años. Todas esas personas juntas. Creo que esa sumatoria se acerca más o menos a algunas cosas mías. Igual, creo que todos los artistas del mundo lo que muestran es lo mejor de sí mismos; salvo algunos más extremos. Hay un costado oscuro y tenebroso que tenemos todos, que queda ahí (riéndose).
PARA ADENTRO Y PARA AFUERA
-¿Y con qué alimentás el espíritu? ¿Qué te gusta leer, ver...?
-Leo muchas novelas, siempre estoy leyendo un par al mismo tiempo. Y el cine, y la música...
-Nombres, da nombres.
-Bueno ahora estoy leyendo a Mario Bellatin, un autor mexicano maravilloso; estoy en el apasionamiento del momento. Viste que te pasa, cuando descubrías de repente a Bob Dylan, o Pink Floyd, o lo que sea, y durante seis meses estás con eso. Bueno, Bellatin es mi Pink Floyd de este momento. Pero también leo mucha novela americana contemporánea. Hace poco estuve leyendo a John Farris (muy bueno, muy recomendable). Y veo mucho cine, series largas tipo Los Soprano, The Office me divierte mucho. Y en general, todo lo que venga con un cuentito, y un personaje con el que me pueda identificar en ciertas absurdidades o ridiculeces, me entusiasma. Y lo mismo con la música. Me tengo que identificar en algo con la letra, o con el artista. Y si me pasa eso, los quiero el resto de mi vida.
-¿Y leés historietas?
-Historietas leo mucho, sí. Más ahora porque puse una editorial, que se llama la Editorial Común. La gente tiene como un prejuicio con la historieta, de que son para chicos; que es humor, o aventuras de superhéroes, etc.. Y yo tuve la suerte de siempre encontrar lo que necesitaba. Cuando era chico necesitaba humor, y empecé leyendo Mafalda, y después Asterix y Tintín. Pero después, cuando era adolescente, en la primera época de Fierro encontré a Hugo Pratt, y a Manara. Y después, a los 30, lo que podía buscar en una novela de Roberto Bolaño, también lo podía encontrar en Daniel Clowes. Siempre encontré algo. Por eso me entusiasmó poner la editorial y traer novelas que yo conozco y me gustan mucho de afuera; y encontrar pibes de acá, que no se puede entender cómo nadie los publica.
-¿Qué material estás publicando, aparte de la serie de Dora (N. de la R.: originalmente serializada en Fierro)?
-Publicamos también El Arte, de Juanjo Sáez. Para la segunda mitad del año vamos a sacar uno que tiene como 700 páginas, que es un libro de un americano, que es muy lindo y es una historia familiar. Vamos a sacar uno de Paola Gaviria, que es una chica de Colombia, y un libro de Jorge González, un pibe argentino que vive en España, que se llama “Fuelle”. Y también estábamos hablando para sacar uno de Fede Pazos. Me gusta lo de publicar cosas de Latinoamérica, porque en la mayoría de los países hay todavía menos publicación que acá. Pero los pibes están, cada uno con líneas locales y muy diferentes a lo que se ve en otros lados. Así que, donde encuentro voy..
EN LA TRINCHERA
-Lo último ¿qué te hace enojar? Porque de vez en cuando algo de eso aparece en tus tiras.
-Es que si te dan diez tiras por día, de pronto te enojás y entrás a hacer catarsis y mandársela a guardar a alguien en la tira. Nunca lo hago muy personalizado, pero sí.
-Si tuvieras que hacer un ranking de odios, o de enojos...
-No es que odio, pero me exaspera que siempre se esté bajando el nivel de comunicación y de diálogo en la televisión. Constantemente hay una socavación, nivelar para abajo y tomar atajos para conseguir rating inmediato y no poder hacer nada ni complejo, ni diferente. Eso me decepciona. Porque como país estamos muy orgullosos de la producción cultural que tenemos, en teatro, en cine, en música (“Mentiroso”, susurra Kevin Johanssen al pasar, y Liniers agrega “Bueno, salvo vos”) . Y en la televisión estamos muy en el debe. Y es falso ese mantra que repiten de que eso es la gente quiere ver. Y la demostración de esa falsedad es la televisión americana, con todo lo que uno puede ver. Están en un siglo de oro, y con mucho éxito. Los Simpsons, The Office, Seinfeld, Curb Your Enthusiasm. Y todas cosas muy diferentes entre sí: Los Soprano, Lost. Muy experimental, muy bien escrito, donde se trabaja con tiempo, no tienen que ser todas novelas diarias. Entonces, me parece que la televisión está muy relegada en cuanto a calidad e interés. Y eso me deprime un poco. Y cada tanto lo tiro por ahí. Pero obviamente que los políticos también tienen sus cosas, las batallas del poder entre medios y política también es muy decepcionante. Uno siente que lo tratan como un tonto. Eso me agota un poco.
Terminan las preguntas, pero Liniers no queda liberado. La obligada firma del primer tomo de Macanudo viene con el plus del ofrecimiento de un dibujo. “Decíle que te lo haga a Batman”, acota uno de los músicos de The Nada, mientras arma un sandwich de bondiola. “Sí, por ahí me lo piden a Clemente, o a Mafalda”, completa Liniers. Y se ríe. En pocos minutos -segundos, casi- la página queda engalanada con una escena que integra a Enriqueta en su hamaca del árbol, acompañada por el osito Madariaga y el gato Fellini. Una módica hazaña para quien fue capaz de dibujar 5 mil tapas a mano para la primera edición de Macanudo 6, el libro con que debutó en el mundo de la edición. Se ríe de nuevo (se ríe casi todo el tiempo) y prepara las pinturas. Al lado, el escenario es un gran tablero lleno de luces.

EL TRAZO SIMPLE
Franca González Serra (*)
Cuando supe que había ganado una beca para vivir dos meses en Montreal a comienzos de la primavera me imaginé un escenario totalmente diferente. Hasta fines de abril la nieve y el frío no dieron respiro. Salir a filmar era toda una epopeya con 20º bajo cero. Y lo peor es que tenía que compartir la casa con un extraño. Ese extraño era Liniers. Cada mañana se levantaba antes que nadie a dibujar. Me impresionó su desesperación por transformar en dibujitos las cosas que le pasaban a diario. Lo suyo era algo parecido al hambre y a la sed transformados en potencia creativa. Al principio sentí un poco de envidia. Él no necesitaba exponerse a la intemperie. Trabajaba en ese lugar tibio, silencioso, mientras afuera todo era desolación y hielo. Comencé a filmarlo como si fuera un juego. El me incluyó en algunos de sus dibujos. Poco a poco, lo cotidiano se convirtió en viñetas y en video.
Si bien todos sabemos que los viajes son transformadores, en mi caso, fue mucho más que eso. Liniers se transformó en una obsesión. Sobre todo, luego de negarse a mi propuesta de hacer un documental sobre él. Sus dibujos me pusieron en jaque. Me devolvieron la capacidad de sorprenderme ante lo mas simple. Hacer este film fue un desafío al deseo, a las resistencias propias y ajenas, a la exposición y a los modos narrativos. Sólo me queda una duda. Qué pasa cuando una película se termina. Qué pasa con el otro. Cómo se vuelve a la vida. Sin cámara. Ni micrófonos. Al trazo simple de las cosas.
(*) Directora del documental “Liniers, el trazo simple de las cosas”.
http://liniersporfranca.blogspot.com/

Obra incompleta
MACANUDO
Del 1 al 7. Recopilaciones de la tira diaria que publica en La Nación. Los dos últimos tomos, de tamaño más grande, fueron editados por él mismo con La Editorial Común. Dibujó a mano cada una de las tapas de los 5 mil ejemplares de la primera tirada del tomo 6.
BONJOUR
Recopila la tira semanal publicada de 1999 a 2002 en el suplemento No, de Página 12. Fue su debut profesional en los medios de tirada masiva.
TERROR
“Lo que hay antes de que haya algo (uno de terror)”: un librito de 24 páginas, para niños, con textos e ilustraciones del autor. ¿Qué pasa después de que se apaga la luz?
CONEJO DE VIAJE
Según el resumen y valoración del propio autor, “un libro feliz, recopilado de varios cuadernos felices que dibujo cada vez que viajo”.
(cont.)
(viene de pág. 7)
BOCETOS
Cuadernos 1985-2005. Se inicia con un comic de la Guerra de las Galaxias hecho en 1985, en la escuela primaria - “no había DVD ni cable, era la única forma de llevarnos a Han Solo y Luke Skywalker a casa”, explica- y llega hasta sus personajes más originales de la actualidad, como el Robot Sensible, la Vaca Cinéfila, la niña Enriqueta con su gato Fellini y su osito de peluche Madariaga; y por supuesto sus inefables pingüinos.
OOPS CON JOHANSSEN
Los divertidisimos textos de las canciones del trovador entremezcladas -y resignificadas, como se demuestra en el espectáculo que comparten- con las ilustraciones y tiras del dibujante macanudo. Las 144 páginas del libro además incluyen una conversación larga con los dos y dibujos de Liniers sobre Johansen y The Nada.
ADEMÁS
Ilustraciones: Warhol para principiantes, Agendas 2009 y 2010, Los galochas (Juan Sasturain), Corazones desatados (Jorge Fernández Díaz). Arte de discos: “Logo”, de Kevin Johanssen y “La lengua popular”, de Andrés Calamaro. Tiras actuales: Macanudo (La Nación) y Cosas que te pasan si estás vivo (ADN-La Nación).

“Creo que todos los artistas del mundo lo que muestran es lo mejor de sí mismos; salvo algunos más extremos. Hay un costado oscuro y tenebroso que tenemos todos, que queda ahí”, decía antes de acompañar en el escenario a kevin johansen.
+ información
macanudoliniers.blogspot.com
laeditorialcomun.blogspot.com
