¿Qué pasó con el mensaje de las urnas?
A un año de la derrota K
La oposición le ganó el oficialismo las elecciones legislativas del 28 de junio. Pero poco de lo que se previó que sucedería se concretó. Incertidumbre a un año de las primarias para las presidenciales.
Mario Fiore/El Litoral
CMI
El kirchnerismo está lejos de sus últimos estertores. El Acuerdo Social y Cívico entre radicales, socialistas y la Coalición Cívica fue sólo un ensayo electoral y no se tradujo en nada más. La Unión-Pro que armaron De Narváez, Solá y Macri voló por los aires. La centroizquierda se aglutinó en torno a Pino Solanas. Todas las primeras lecturas que arrojaron las elecciones legislativas del 28 de junio de 2009 -hace hoy un año- fueron erróneas.
Nadie imaginó que los Kirchner no sólo no se avendrían a cualquier intento de consenso, sino que radicalizarían su concepción del poder centralizado y unívoco. La oposición ha comenzado a dar indicios de querer superar la frustración en la que cayó luego de tomar el control en cada una de las cámaras del Congreso y encontrarse con un sinnúmero de trabas para poder frenar la avanzada del kirchnerismo.
Es cierto que el gobierno no ha podido sacar desde el 10 de diciembre ninguna ley de importancia vital. También es cierto que la oposición sólo ha obtenido medias sanciones que únicamente sirven para asustar y marcarle la agenda a la Casa Rosada, pero hasta ahora la presidenta no debió vetar ninguna norma elaborada en el laboratorio opositor. Un parlamento que no sanciona leyes no le sirve a nadie, pero es sin dudas el mal menor para el kirchnerismo, que ya no controla a su antojo las decisiones del Legislativo.
Manejando los tiempos
Un año en la historia política de la Argentina pasa vertiginosamente. Pero hay que remontarse a mediados de 2008, cuando tras el conflicto entre el gobierno nacional y el campo, ningún sector político pudo presumir poder eterno, algo que nunca nadie tiene, pero que todo gobernante necesita demostrar que detenta para poder conducir el país. Los presidentes más fuertes de la democracia reciente han sido aquéllos a los que la gente los percibió como todopoderosos: Carlos Menem y Néstor Kirchner.
Pero desde 2008 los Kirchner se vieron obligados a revalidar sus credenciales. El camino que eligieron fue el que les indicó su instinto sanguíneo: radicalizarse y quedarse sólo con los que le son fieles.
El gran logro del matrimonio presidencial fue haber realizado una lectura más clara del resultado de las urnas de aquel 28 de junio. Supieron aquella madrugada sombría del lunes 29 que debían replegarse, disfrazarse de corderos y dar el zarpazo antes de que la oposición, un lejano 10 de diciembre, tomara el control del Congreso.
Así lo hicieron: en cinco meses, el gobierno logró que el parlamento que todavía le era afín sancionara las leyes que necesitan los Kirchner para sostenerse en el poder hasta diciembre de 2011. La prórroga de la facultades delegadas (entre ellas la de fijar las retenciones), la emergencia económica por dos años más, la reforma política con las primarias obligatorias y la ley de medios audiovisuales son instrumentos clave para la administración del statu quo y transformar aquello que molesta.
Después, con el Congreso renovado, comenzó la resistencia K. La agotadora batalla por el uso de las reservas del Banco Central para pagar los vencimientos de la deuda pública surgió porque Cristina quiso evitar que el parlamento tomara su papel y decidiera si está bien o no tocar los ahorros de la autoridad monetaria con ese fin.
La mirada federalista
Los intentos opositores por descentralizar los fondos del Estado hacia las provincias quedaron empantanados. El Senado aprobó la coparticipación plena del impuesto al cheque, pero el tema está congelado en Diputados. La Cámara baja rechazó el DNU de las reservas, pero en el Senado lo convalidaron a través de una ley.
Sin embargo, pese a que la sociedad que votó a los anti-kirchneristas tiene motivos para sentirse defraudada, es justo señalar que con enorme sacrificio la oposición ha podido, luego de siete años de silencio, instalar algunos temas de la Argentina actual y de la que viene. El federalismo se volvió a mencionar gracias a la discusión del reparto del impuesto al cheque. El financiamiento de la enorme deuda que las provincias mantienen con la Nación fue una decisión que Cristina y Néstor tomaron justo antes de que el Senado sancionara un proyecto para devolverles a los distritos los ATN acumulados para achicar la deuda de éstos con el Tesoro.
La asignación universal por hijo, la medida con más consenso político y social que ha tomado la actual administración, fue propuesta por varios legisladores opositores y concretada a través de un decreto. La corrupción kirchnerista, que antes era sólo motivo de investigaciones judiciales o periodísticas, está bajo la lupa del Congreso.
El escenario electoral
Queda poco más de un año para que se realicen -si la ley se cumple- las primarias que definirán cuáles serán los candidatos a la presidencia. Hay pocas cosas claras en un escenario que se vuelve viscoso.
Néstor Kirchner no ha logrado convencer a sus enconados rivales justicialistas de que participen de la interna peronista para definir quién asistirá a la elección general. Necesita que al menos uno de los precandidatos anti-K se le anime para poder fortalecerse. Pero Kirchner pide quizás demasiado a quienes no sólo no confían más en él, sino que buscan desterrarlo.
Julio Cobos y Ricardo Alfonsín están dispuestos a llevar el estandarte del radicalismo, pero el primero quiere dirimir la candidatura en la primaria y el segundo se rehusa y busca un acuerdo de cúpulas. Los socios de la UCR, el socialismo y la Coalición Cívica miran con más simpatía a Alfonsín, pero nada indica que aceptarán ser furgón de cola en una fórmula presidencial. El papel de la Coalición Cívica, una fuerza que gira en torno a su única líder, Elisa Carrió, quedaría desdibujado. Hermes Binner no tiene reelección en Santa Fe y sólo le queda aspirar a la presidencia.
Mauricio Macri no encuentra socios que quieran acompañar su aventura presidencial. Los únicos guiños que recibe son de Eduardo Duhalde, el gran articulador del peronismo anti-K.
Dar por finalizado el ciclo kirchnerista es un error que pocos políticos opositores se animan a seguir cometiendo. Creer que el poder del matrimonio Kirchner es eterno es un cuento que nadie cree más en el oficialismo. Es tiempo de medir bien cada paso.
ESPECIAL PARA EL LITORAL
OTRA MIRADA
Debate y consenso
Walter Agosto (*)
En este año hemos fortalecido una expresión muy importante y muy plural, que hemos denominado el Peronismo Federal. Eso se ha ido consolidando en la acción política concreta, y también por la vía parlamentaria, tanto en Diputados como en Senadores.
Todo lo cual ha permitido que el debate en el Congreso sea mucho más intenso y enriquecedor; a tal punto que, como fruto de ese debate, se han podido instalar una serie de temas. Más allá de que luego el Poder Ejecutivo, cuando ve que están con amplio grado de consenso, los saca por decreto para capitalizarlo; pero resulta evidente que es por eso. Este es el caso de la asignación por hijo, la distribución de los ATN indebidamente retenidos por la Nación -más allá de que en el caso de Santa Fe tengamos una gran discrepancia con la forma-, el Consejo de la Magistratura, los haberes jubilatorios, los superpoderes. Desde ese punto de vista, ha habido un avance importante, y es una buena base para seguir trabajando a nivel parlamentario y dentro de las fuerzas políticas durante los próximos meses. Eso va a permitir tener una nueva perspectiva para el año que viene, y de ahí van a salir las principales propuestas de liderazgo.
(*) Diputado nacional Peronismo Federal.


Aunque los proyectos sancionados en el Congreso son pocos, la oposición considera que le cambió la agenda al gobierno.
Foto: Archivo El Litoral
ESPECIAL PARA EL LITORAL
OTRA MIRADA
Poder dar respuestas
Susana García (*)
Hoy, hace un año de que la gente se expresó a través de un voto que, si bien no favoreció al gobierno actual, también fue disperso hacia las distintas fuerzas políticas. Pero si ese 70 % de gente que votó contra el gobierno esperaba que la oposición se amalgamara, con una figura fuerte para 2011, eso era y es imposible.
La realidad es que estamos trabajando bien en el Parlamento. No es fácil, porque tenemos distintas ideologías, pero estamos luchando por llevar ahí los proyectos con los cuales hicimos campaña: el Consejo de la Magistratura, el 82 % móvil para los jubilados -que se está tratando en las dos Cámaras y tendría dictamen favorable esta semana-, la renovación de la Oncca, el Indec. Nos pusimos de acuerdo para reflotar la ley de glaciares, vetada por la presidenta.
Ojalá podamos seguir trabajando así de aquí a fin de año, antes del período electoral. Hay que trabajar sin egoísmo, con una verdadera apertura entre las fuerzas. Nos tendríamos que sacar de la cabeza la idea de que uno es de izquierda o de derecha, porque la sociedad nos necesita a todos, y espera respuestas no puramente ideológicas. Tengo la esperanza de que podamos ir sacando este paquete de leyes, y que las cosas van a cambiar.
(*) Diputada nacional Coalición Cívica.
