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Tropiezo principesco

El que está en el suelo -a la izquierda- en pose escasamente elegante, al que apuntan los objetivos de las cámaras fotográficas del público es el príncipe Enrique de Inglaterra, quien, contra su voluntad y de forma muy poco ortodoxa, se “bajó” de su caballo -porque, ya se sabe, los príncipes no se caen- en medio del chukker durante un partido de polo que disputaba en Governors Island, en Nueva York. El primogénito del heredero de la corona británica fue la figura del encuentro benéfico en favor de la organización Sentebale, creada en 2006 por él y el príncipe Seeiso de Lesotho para niños huérfanos. Antes, el príncipe presidió una comida en la que las mesas más cercanas al hijo menor de la fallecida princesa Diana se pagaban a 50.000 dólares y las más lejanas, a 20.000. Frente a estos precios, el picnic sobre la hierba del lugar se cobraba a 250 dólares por persona. El tropiezo principesco no estaba incluido en la entrada. El príncipe Enrique puso fin ayer a un viaje de tres días a Nueva York que comenzó el pasado viernes en la famosa academia militar de West Point.
Foto: Agencia EFE