Edición del Lunes 28 de junio de 2010

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El fin de la infancia - Edición Impresa - Escenarios & Sociedad Escenarios & Sociedad

“Toy Story 3”

El fin de la infancia

Ignacio Andrés Amarillo

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El fin de un ciclo siempre deja un sabor especial. “Toy Story”, la primera, fue la entrada explosiva en el mercado de la animación del estudio Pixar, bajo el liderazgo de John Lasseter; también representó un nuevo despegue para la agotada compañía Disney (que venía bastante caída con sus producciones de animación tradicional) y el inicio de una guerra fría digital con DreamWorks, con varios éxitos para uno y otro estudio.

La saga de Toy Story es un relato sobre el inexorable paso del tiempo. Si la primera se ubicaba en el tiempo feliz de la infancia de Andy (el dueño de todas estas criaturitas), la segunda dejaba entrever el fin de fiesta: eventualmente los años dorados iban a pasar, y el destino de todo juguete es quedar atrás. No obstante, en aquella se ratificó la lealtad hacia el propietario.

En esta tercera parte, el tiempo de dormir en el baúl llegó hace rato, y los pocos muñecos sobrevivientes hacen hazañas con tal de ver a Andy por segundos. Pero el tiempo de las definiciones se acerca.

Cambio de etapas

La historia se ubica en ese punto que se comenzaba a perfilar en la segunda parte de la saga: luego de años de permanecer en el cajón (y luego de haber perdido a viejos compañeros) la banda encabezada por Woody y Buzz se encuentra en una encrucijada: Andy, su dueño, se marchará del hogar para ir a la universidad, y debe decidir el destino de sus pertenencias de toda la vida.

Luego de una serie de confusiones, los juguetes terminarán recayendo en una guardería, ante la que se plantea una dicotomía: permanecer allí, rodeados de niños, o volver para ser recuerdos en el ático de Andy. De todos modos, la sociedad de juguetes de Sunnyside, liderada por el oso Lotso, no será lo que parece de entrada... Por lo que Woody deberá intervenir para salvar a sus compañeros y cumplir con su destino.

Como Andy no es el único que crece en este mundo, la trama se vuelve por momentos más adulta en cuanto a planteos y situaciones, algo apropiado en una historia de pasaje a la mayoría de edad. Y al fin de cuentas, muchos de los actuales espectadores se criaron con las anteriores partes de la trilogía y hoy también esperan una historia más compleja. De todos modos, una de las genialidades que sumó la primera parte (y abrió el camino para muchos filmes posteriores) fue incorporar elementos atractivos para el público adulto, haciendo honor al mote de “entretenimiento para la familia”.

Relato visual

Cuando en 1995 se estrenó el primer filme de “Toy Story”, dirigido por Lassetter (cerca estaba Lee Unkrich, el director del nuevo filme), el público se sorprendió por una animación digital aún en desarrollo, en la que podían lucirse mucho más esos muñecos con alma que los humanos, que apenas se entreveían. Hoy el salto en la calidad visual es abismal, y permite dotar de una mayor expresividad a unos y otros (el personaje de la pequeña Bonnie está lleno de pequeñas expresiones que dicen mucho, por ejemplo).

De todos modos, ese despliegue está puesto al servicio del relato, generando momentos vibrantes como la descomunal secuencia del basurero: una épica al estilo de filmes como los de Indiana Jones, donde se sale de un peligro para caer en otro peor, sin respiro. Por lo que aquellos que busquen acción estarán de parabienes. Y por supuesto, también hay mucho humor, incluso en los momentos de tensión.

La versión subtitulada permite escuchar las voces originales, como así también disfrutar mejor del chiste del “Buzz español” (en relación a esto se puede gozar una versión de “You’ve got a friend in me”, la histórica canción creada por Randy Newman, interpretada por los Gipsy Kings).

Algún espectador avispado se dará cuenta de un modesto homenaje a un mito de la animación: Bonnie tiene un peluche de Totoro, el personaje creado por Hayao Miyazaki.

Aunque no se diga, se respira el cambio de época: más allá del natural crecimiento de Andy, estamos en la era del declive de estos juguetes clásicos, en un contexto saturado de videojuegos y pantallas digitales. Por eso adquiere especial interés el destino final de la “familia” de juguetes, algo que el final (sin entrar mucho en detalles) resuelve muy bien, con el sabor del traspaso del testigo entre generaciones. Porque la vida no se detiene (ni para los humanos ni para los juguetes) y sigue más allá de los márgenes de las películas.

El fin de la infancia

Woody trata de convencer a sus amigos de que su lugar está junto a su dueño Andy, pero decisiones desacertadas los pondrán a todos en graves aprietos.

Foto: Gentileza Pixar

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MUY BUENA

“Toy Story 3”

“Toy Story 3” (Estados Unidos/2010). Dirección: Lee Unkrich. Con las voces de Tom Hanks, Tim Allen, Ned Beatty, Michael Keaton, Joan Cusack, Jodi Benson, Don Rickles, Wallace Shawn, John Ratzenberger y Estelle Harrs (en la versión original). Guión: Michael Arndt. Fotografía: Jeremy Lasky. Música: Randy Newman. Edición: Ken Schretzmann. Diseño de producción: Bob Pauley. Producción de Pixar Animation Studios presentada por Walt Disney en versión doblada al castellano o subtitulada al castellano en 2D y 3D. Duración: 102 minutos. Apta para todo público. Antes se proyecta el corto “Día y noche” (“Day & Night”, 6 minutos). Se exhibe en Cinemark.



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Lunes 28 de junio de 2010
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