Apuntes de una noche inolvidable en Soccer City...
Una fiesta con fútbol más
que el fútbol de fiesta
Cada partido es un espectáculo que no se resume en los 90 minutos de fútbol, sino que comprende la enorme alegría, pasión y emoción que este deporte es capaz de despertar en el mundo entero.

El aguante nacional
Los hinchas argentinos llevaron todo el folclore de las canchas de nuestro país al estadio Soccer City. Mucho color en un escenario de lujo. Foto: Agencia EFE
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Johannesburgo, Sudáfrica)
“Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser campeones, como en el “86...” Los hinchas argentinos deliran, se enloquecen, no se van del estadio. Obligan a un montón de voluntarios a esperarlos, mirando asombrados, para que abandonen el magnífico estadio. Soccer City parece una olla gigante de luz en medio del descampado, un plato volador. Uno se va de Soccer City, toma una avenida, dobla en otra y lo sigue viendo. Está en Soweto, un barrio complicado, pero alejado del mismo. No se observan casas ni edificios a sus alrededores. Le falta, como a muchos estadios de este Mundial, el final de algunas obras complementarias. Pero impresiona. Máxime cuando uno lo ve totalmente colmado, todos sentados (bah, la mayoría. ¿Cómo hacen sentar a los grupos más bulliciosos argentinos?) y se anuncia por las pantallas gigantes que hay 84.377 espectadores.
“Que de la mano, de Maradona, todos la vuelta vamos a dar”, es otro de los cánticos predilectos. O el tradicional: “Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta, es un inglés”. ¿Qué les habrá gustado más a los hinchas argentinos?, ¿jugar con los ingleses en cuartos, repitiendo lo de México ‘86?, ¿o este choque con teutones en cuartos, repitiendo lo de Alemania 2006? Deben estar repartidas las opiniones. O creo que la mayoría se inclinaba por jugar ante Inglaterra, por varias cuestiones cuyo análisis resulta obvio.
El imán Maradona
No es la primera vez que ocurre, claro está, pero Maradona constituye un verdadero imán para fotógrafos y camarógrafos. Y él ayuda. Por ejemplo, cuando se entona el himno argentino, los jugadores adentro del campo y los del cuerpo técnico y suplentes junto al banco, lo escuchan abrazados. En ese momento, gran parte de los fotógrafos se van con Maradona. Pero no pasa lo mismo con el banco rival. Cuando se entonó el himno mexicano, apenas uno o dos fotógrafos al lado de Javier Aguirre, el entrenador mexicano.
Después, Diego se desespera adentro del corralito por meterle un toquecito a la pelota. En uno de los partidos metió un taquito, en otro hizo un pequeño jueguito (dos o tres nomás, podría haber hecho 400 si lo dejaban, ¿no?) y ayer buscaba la pelota, pero no tuvo posibilidades de meter su propio bocadillo.
¿Cómo se controla?
El orden del público dentro del estadio es constante. Se consume mucho alcohol (venden cerveza en botellas de plástico o vasos), pero no pasa nada. A nadie se le ocurre arrojarle un botellazo a alguien o a algún jugador (en la Argentina es imposible pensar en algo semejante). ¿Qué hace la policía?, mira sentada... Pero a la gente, no el partido. Se ubican prolijamente de cara al público, adentro del campo, separados por unos 10 metros aproximadamente. Son los que tienen la visión periférica. Obviamente, en las tribunas hay muchos más, pero nadie mira el partido.
El look del hincha
“Producirse” dejó de ser una palabra más emparentada con el ámbito femenino que con el masculino, para transformarse en propiedad de todos. Las caras pintadas, pelucas (se venden como producto del Mundial a unos 250 ó 300 run, o sea unos 150 pesos de los nuestros), anteojos que no son anteojos y parecen dos “papas rejilla” gigantes de plástico, muy coloridos, las infaltables vuvuzelas, los sombreros multicolores, etcétera. Hubo un mexicano que se fue disfrazado de caballo, quiso entrar al estadio así y no lo dejaron. Cuando el cronista de El Litoral se iba de su puesto de trabajo hacia la zona mixta por la que acceden los jugadores, tres policías sudafricanos custodiaban el disfraz (gigante) a un costado de la salida de uno de los sectores del Soccer City.
¿Saben qué llama la atención?, la cantidad de sudafricanos que están tomando partido por Argentina. Por allí, esto ocurre con la mayoría de las selecciones que van quedando en la Copa del Mundo, son afinidades o el deseo de inclinarse por algún equipo poderoso para disfrutar de algo que con la Bafana Bafana es hoy irrealizable. Messi es un imán, Maradona también. Y a propósito, los dos fueron los más ovacionados cuando el plantel estaba en el campo de juego realizando los movimientos precompetitivos y se anunciaban los nombres por los altoparlantes. Messi en primer lugar, Maradona luego y el tercero es Tevez.
Un parque de diversiones
Las amplias explanadas y calles aledañas al Soccer City se convierten en un verdadero parque de diversiones. Esa calles no son transitadas por coches, pues los autos se dejan en playas de estacionamiento ubicadas a cuadras del estadio en el caso de los hinchas.
Los más jóvenes bailando el “waka waka” al ritmo de la bella Shakira, dos morenitos haciendo las delicias del público con sus “jueguitos” (así se empezó a hacer famoso Diego, en los entretiempos de los partidos de Argentinos Juniors a principios de los “70), una pantalla gigante donde se pasaba el partido y se festejaban los goles de Alemania a los ingleses (estaban jugando cuando llegaba el público al Soccer City), algunos puestitos de venta de comestibles y el infaltable registro fotográfico de todos y a cada paso.
Fueron muy buscados los mexicanos que a cada momento se paraban y cantaban: “Ay, ay, ay, canta y no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones”. Con varias cervezas encima, la estabilidad de esos émulos de “mariachis” estaba en serio riesgo.

Santa Fe, presente
La imagen muestra una bandera con los colores de Colón y la referencia a Pozo y Garcé, los dos jugadores sabaleros que están en el plantel argentino.
Foto: Enrique Cruz (h)
Predicciones
La firma Castrol es auspiciante del Mundial y cuenta con un sistema por el que predice quién tiene mayores chances de ganar el partido. Para el choque entre Argentina-Alemania, el predictor le da un 53 por ciento de chances a nuestra selección y un 47 por ciento a Alemania. Eso sí, parece que no nos tienen mucha fe, por ahora, para ser campeones del mundo. El predictor indica que Argentina tiene un 8 por ciento de posibilidades, muy por debajo de Brasil (23 por ciento) y de España y Holanda. Hay otros detalles interesantes. Por ejemplo, ¿sabía usted que los arqueros con camiseta roja nunca atajaron un penal en la Copa del Mundo y que los arqueros con camiseta verde lo hicieron en la mayoría de las veces a lo largo de estos 80 años de historia mundialista?