Es candidato por los que atacan pero siembra dudas por los que defienden...
Argentina, más picante que la comida mexicana
El equipo mostró su poder demoledor arriba, pero sigue dando muestras de inestabilidad para protegerse atrás. Un tremendo error de un línea abrió el camino.
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Johannesburgo, Sudáfrica)
Ya está, ya pasó México. Con mezcla de ansiedades, de nerviosismo, de imágenes contrapuestas. En realidad, esta selección ofrece una lectura futbolera que a uno lo obliga a pensar dos cosas a la vez: 1) que la jerarquía individual es un potencial muy fuerte, casi el más desequilibrante de este Mundial; 2) que el soporte colectivo sigue siendo escaso. Y en este último ítem, juega mucho el cuestionable rendimiento defensivo del equipo. Que, a propósito de la palabra “equipo”, esas sospechas que uno tiene sobre la respuesta defensiva hace que la imagen colectiva se deteriore y que nos lleve a pensar que estamos ante “dos equipos en uno”. Por un lado, el que ataca lastima, hiere hasta lo más profundo, ha convertido diez goles y ninguno fue conquistado por su mejor jugador, del que más se cuidan los rivales y el que es capaz de hacer algo diferente al resto de todos los que están jugando este Mundial (me refiero a Messi, obviamente). Y por el otro lado, está la incapacidad para hacerse sólido y para responder a los momentos de reacción o de mejor tratamiento de pelota del rival.
Decía Maradona antes del partido de anoche que “hay que quitarle la pelota a México”. Y Argentina sufrió demasiado cuando esto no ocurrió. Fue en el mismo arranque del partido (en menos de quince minutos, México tuvo tres situaciones claras con un bombazo tremendo de Salcido que pegó en el travesaño de Romero) y en el segundo tiempo, cuando el equipo se metió atrás, regaló terreno y pelota, sufrió por la falta de contención en el medio (sólo Mascherano aporta marca allí), no encimó convenientemente y se dejó empujar por un rival que complicó bastante a una defensa que tiene fragilidades, sobre todo por el sector de Demichelis.
El Bambino Veira y Lechuga Alfaro, charlando con el enviado de El Litoral, coincidían en algo: “El equipo es ofensivo y, por lo tanto, se hace muy largo. Eso genera espacios en la mitad de la cancha y a los volantes, que son de ataque, les cuesta recuperar terreno, juegan muy adelantados por la propia vocación ofensiva del equipo”. Ellos lo ven con ojos de entrenadores y tienen razón. Entonces, surge espontánea la pregunta: ¿qué hacer?, ¿resignar un atacante para poner un volante que ayude a Mascherano en la presión sobre los generadores de fútbol del rival? No creo que sea la solución, porque Maradona no puede sacar, afortunadamente, a ninguno de los tres de arriba. Higuaín hizo cuatro goles en tres partidos (contra Grecia no jugó); Tevez fue figura y ayer marcó dos. Y Messi es el as de espadas a pesar de que esa espada no esté lo suficientemente afilada para perforar el arco rival (los arqueros adversarios se han empeñado hasta ahora en sacarle todo lo que pateó).
El problema defensivo
El tema pasa por resolver dos aspectos. Uno tiene que ver con la necesidad de no dejar que el rival maneje la pelota en el medio, de presionar más. Y la otra tiene que ver con el funcionamiento de la línea de cuatro, en donde uno tiene la percepción de que hay rendimientos individuales que no ayudan.
Así como Jonás Gutiérrez no justificaba su permanencia en el equipo porque no aportaba lo suficiente ni para defender ni para ser salida o proyección, algo parecido se puede decir de Demichelis. No se justifica que en un partido de Mundial, a un defensor se le haga lo que hizo Hernández en el gol de los mexicanos. Que no fue la única falla de Demichelis, sino que hubo varias a lo largo del partido, pero siempre en la misma dirección: no ser lo suficientemente sólido.
No creo que Maradona provoque allí algún cambio, máxime teniendo en cuenta que Demichelis juega en el fútbol alemán, que está acostumbrado a marcar a los jugadores a los que va a enfrentar el sábado en Ciudad del Cabo y que es difícil que Diego resigne a uno de los pocos jugadores, junto con Romero y Messi, que hasta ahora jugaron todos los minutos de esta Copa del Mundo. Pero uno piensa en una dupla central Burdisso-Samuel, por ejemplo, con mayores chances de otorgar otro tipo de garantías. Es sólo una opinión.
El manejo de los partidos
Está claro que es imposible manejar un partido durante 90 minutos en forma ininterrumpida. El rival juega y es lógico que en algún momento reaccione. Ocurre que ayer, México no demostró ser inferior colectivamente a Argentina. Se vio superado por la mayor jerarquía individual y por los errores incomprensibles del árbitro (el gol de Tevez era una clarísima posición adelantada que generó lógica reacción por el imperdonable error de pasar la repetición por la pantalla gigante) y también de alguno de sus defensores, como fue el caso de Osorio en el tanto de Higuaín.
Allí está la gran virtud de Argentina. No perdona, liquida y tiene tres delanteros capaces de aprovechar cualquier error o situación que se presente. En un abrir y cerrar de ojos y sin jugar bien ni tampoco mejor que el rival, Argentina ganaba el partido 3-0. Pero se replegó, cedió la iniciativa y allí se sintió la falta de marca en el medio. Mascherano, tapado en el primer tiempo para que no recibiera la pelota, no dio abasto. Los marcadores de punta empezaron a jugar mano a mano y México se animó. A Argentina le crearon ayer cuatro situaciones muy claras y un gol. No hay que olvidarse del bombazo de Salcido en el travesaño, del remate de Guardado que hizo vista Romero, de la pelota que sacó Heinze sobre la línea y de un cabezazo de Hernández que se fue al lado del palo. Un equipo con la misma capacidad de contundencia y oportunismo que la misma Argentina, nos puede mandar de vuelta antes de tiempo. Y esto es lo que preocupa.
Tevez se enojó con Maradona cuando lo sacó. Carlitos cree que fue en “reprimenda” a algo que hizo mal; no lo creo así. Todo lo contrario: fue la figura de Argentina. Ocurre que esa falta de marca en el medio hizo que Maradona apelara a Verón para que ayude a Mascherano y, fundamentalmente, para volver a manejar la pelota y el partido. Debía resignar un delantero. A Messi, Diego no lo va a sacar, salvo que el partido esté 4 a 0 y él haya convertido dos o tres goles. Y a Higuaín tampoco, porque es más referencia de área que Tevez. Y además, el goleador del equipo. Debía sacrificarlo a él, pero lo hizo por culpa del equipo y no justamente de quien había sido el mejor en el rubro individual.
Nos espera Alemania. Esto es un Mundial y hay dos cuestiones que están muy claras. Lo primero, que son finales y acá importa ganar, se juega con la presión del resultado; lo segundo, que los rivales van creciendo en poderío. México fue mucho más que Nigeria, Corea y Grecia. Y estoy seguro de que Alemania será más que los mexicanos, lo cual no significa que Argentina deba salir a tenerle miedo. Sólo el lógico respeto hacia un equipo fuerte y con historia, que viene de golear a otra potencia como Inglaterra. Nada más. Y nada menos. Máxime para esta selección de Diego tan fuerte atacando pero con inestabilidades y dudas para defenderse.
SUDÁFRICA 2010

Un gringo testarudo
Gabriel Heinze fue un poco desprolijo ayer con su juego, pero dejó todo en cada pelota, peleando, poniendo garra e incluso salvando la valla en dos ocasiones. Mucho sacrificio para una defensa que no termina de asentarse. Foto: Agencia EFE
El goleador implacable
La defensa mexicana cometió un error y ahí estuvo muy atento el artillero de la Copa del Mundo, Gonzalo Higuaín, quien en la imagen ya termina su obra y se apresta a definir en forma brillante, con el arquero y el defensor como meros espectadores. Foto: Agencia EFE
/// SÍNTESIS
Argentina 3
México 1
Argentina: Sergio Romero; Nicolás Otamendi, Martín Demichelis, Nicolás Burdisso y Gabriel Heinze; Maximiliano Rodríguez, Javier Mascherano y Ángel Di María; Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Carlos Tevez. DT: Diego Maradona.
México: Oscar Pérez; Efraín Juárez, Ricardo Osorio, Francisco Rodríguez y Carlos Salcido; Adolfo Bautista, Rafa Márquez y Gerardo Torrado; Giovanni Dos Santos y Andrés Guardado; Javier Hernández. DT: Javier Aguirre.
Goles: en el primer tiempo, 25 min, Carlos Tevez (A); 32 min, Gonzalo Higuaín (A). En el segundo período, 6 min, Carlos Tevez (A); 26 min, Javier Hernández (M).
Cambios: en el segundo tiempo, en el inicio, Pablo Barrera por Bautista (M); 16 min, Guillermo Franco por Guardado (M); 24 min, Juan Sebastián Verón por Tevez (A); 33 min, Jonás Gutiérrez por Di María (A); 42 min, Javier Pastore por Maxi Rodríguez (A).
Árbitro: Roberto Rosetti (Italia).
Estadio: Soccer City, de Johannesburgo.
BAJO LA LUPA
ROMERO (6).- Tuvo que intervenir más y lo hizo bien. En el gol, nada que hacer: fue inatajable. La pelota se le movió en el bombazo de Salcido en el travesaño.
OTAMENDI (6).- Lo mejor del fondo. Marcó bien y se animó a progresar en la cancha. Le metió un centro bárbaro a Higuaín que casi fue gol en el primer tiempo.
DEMICHELIS (4).- Flojo. Lo dejó dar vuelta a Hernández en el gol, pero en realidad no dio muestras de seguridad, ni siquiera en el juego aéreo. Se le notan más sus inseguridades en una cancha extremadamente rápida.
BURDISSO (5).- Complicado por los problemas ajenos más que por los propios. Pero no fue el punto débil del equipo.
HEINZE (5).- Esforzado, sacrificado pero también limitado. Tuvo la virtud de haber sacado una pelota en la línea. Se juega la vida en cada balón, aunque a veces no alcanza sólo con eso.
MAXI RODRÍGUEZ (5).- Contenido al principio, más suelto y entrando en juego después.
MASCHERANO (5).- No se notó su influencia como en otros partidos. Tapado por los delanteros, preferentemente Bautista, no dejaron que sea el paso obligado de la pelota desde el fondo.
DI MARÍA (5).- Una muy buena jugada en el primer tiempo, mayor participación en el juego pero sin ser gravitante ni para atacar ni para defender.
MESSI (6).- Es difícil ponerle una calificación. No fue tan gravitante, se le sigue negando el gol, pero cada vez que entra en contacto con la pelota hace algo distinto. Participa en la jugada del primer gol y el arquero le sacó un remate tremendo en el segundo.
TEVEZ (8).- Fue clave. Exigió como siempre, pero agregó gol. En el primero estaba en claro offside, pudo marcar el segundo pero la pelota le quedó incómoda y luego metió un golazo en el tercero.
HIGUAÍN (6).- Aprovechó un enorme error defensivo para clavar el segundo y empezar a definir el partido. Es una amenaza permanente.
VERÓN (6).- Acomodó el equipo en cuanto a darle mayor tenencia de la pelota y un poco de ayuda en la marca a Mascherano.
JONÁS GUTIÉRREZ.- Entró de volante por izquierda para darle aire a ese sector.
PASTORE.- El partido estaba definido y se necesitaba alguien para tener la pelota.