Edición del Domingo 25 de octubre de 2009

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El árbol que tapa el bosque - Edición Impresa - Opinión Opinión

Apuntes de política provincial

El árbol que tapa el bosque

Teresa Pandolfo

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Un asalto con rehenes en una jornada, en la que, además, se terminó de descubrir un autosecuestro -inicialmente se lo debió investigar como un posible secuestro extorsivo- y en la que también estaba previsto un escrache al ministro Daniel Cuenca, luego no concretado, puso sobre el tapete aristas de la seguridad de Rosario.

Así como esta capital exhibe un alto número de homicidios en términos proporcionales, hasta ahora, la ciudad del sur se presentaba como un aglomerado con más control. De repente, no fue así o los rosarinos no lo perciben más así.

Lo real es que la semana que pasó se habló mucho de la seguridad en Rosario, a la que se agregó el homicidio del productor de Chañar Ladeado, hecho que indignó a la tranquila comunidad, que reaccionó peticionando a las autoridades en una actitud inédita para el lugar: los vecinos rodearon la comisaría.

El agravamiento social

El senador por el Dpto. Rosario, doctor Juan Carlos Zabalza, hace una lectura a partir del agravamiento de la situación social en todo el país y, en especial, en los principales aglomerados. “El principal problema no es la seguridad, sino la pobreza y la injusticia social”, indica el senador en diálogo con esta periodista.

Hay quienes hablan de un 30 % en cuanto a la cantidad de argentinos ubicados por debajo de la línea de pobreza y otras consultoras y observatorios sociales señalan un 40 %. Tanto un porcentaje como el otro resultan altísimos.

Lo real es que la concurrencia de la crisis financiera externa con la disposición de políticas equivocadas en el plano de la producción dentro del país provocaron la pulverización de más de 160.000 puestos de trabajo en la Argentina, unos 20.000 dentro de la provincia. Pero, además, desaparecieron las changas y la demanda de pequeños quehaceres en la economía informal. En otro segmento de la sociedad, el ahorro se fue acabando y se sigue advirtiendo temor a comenzar nuevos proyectos, potenciales generadores de oportunidades laborales.

Desde el punto de vista laboral, las cosas están mucho más difíciles que uno o dos años atrás; ha continuado el proceso inflacionario interno y la preocupación gana los hogares sin distinciones.

A mayor educación y poder adquisitivo de la población, la preocupación crece, aunque algunos rubros de la economía están recuperando actividad, pero ese segmento de gente al que se hace referencia suma en su análisis la evolución de los hechos políticos dentro del país y su incidencia en las inversiones, que buscan sin excepciones reglas estables en el tiempo y seguridad jurídica.

Es decir, tratar de arreglar la seguridad desde un cambio de las condiciones sociales en el corto plazo no se observa como posible. Se pueden esperar logros parciales.

Espejo

Otro elemento que se agrega al análisis es la violencia que nace del gobierno nacional y que se vuelca de arriba hacia abajo por distintos mecanismos y formas de relación.

Se plantea la confrontación por sobre el diálogo y, en general, quien no piensa igual que la Casa Rosada aparece como un adversario al que se debe sacar del terreno. No se admite la posibilidad de aceptar la opinión de otros, de conciliar los proyectos que se envían al Congreso. Tampoco se observa voluntad para alcanzar consensos a fin de ir resolviendo los diferendos surgidos entre los distintos sectores.

Este tipo de relación planteada, todo o nada, desde el Estado hacia la oposición y grupos de poder que no le son afines, es percibida por la sociedad, que observa cómo la política ha abandonado la intención de resolver los problemas concretos para quedarse directamente en el juego de fuerzas para mantener el poder.

Otro esquema

De todas maneras, considerando estos marcos referenciales que no son los mejores para resolver las cuestiones sociales (incluida la seguridad como una de sus derivaciones), es necesario que internamente en la provincia se concrete un esfuerzo llevado adelante en menor tiempo.

En el Senado de la provincia hay un proyecto de declarar a la seguridad en emergencia. ¿Realmente es el camino? ¿En qué cambiarían las cosas? ¿No resulta más conducente analizar qué medidas pueden ir resolviendo cuestiones que crispan y son generadoras de violencia?

En otras palabras, avanzar en temas como drogas, desarme de la sociedad civil, desarmaderos clandestinos y reventa de objetos robados o disciplina interna en las fuerzas de seguridad a partir de un diálogo interno que permita también ir resolviendo a este sector sus demandas. Cómo organizar la presencia de los intendentes y el control de los propios ciudadanos, todas aristas de esa complejidad llamada seguridad.

La razón completa no le asiste ni al gobierno ni al justicialismo que reclama la emergencia en la provincia. Sería oportuno que oficialismo y oposición se escucharan, no ya en un marco de competencia, sino de complementación. No es un asunto que se solucionará con un solo camino.

Asimismo, también para resolver la cuestión social, el gobierno debería ser más permeable en los temas de la producción. A dos años de la llegada a la Casa Gris del Frente, no se advierte una impronta superadora en el plano productivo, fundamentalmente orientada a la generación de nuevos puestos laborales. Hay que hacer más en ese terreno específico y cabe señalar que para Santa Fe siguen frenados todos los proyectos de la economía real.

La falta de expectativas de vida para la juventud resulta igual que si a un recién nacido se le cortaran las piernas sin motivo. El tiempo para los diagnóstico y estudios de cadena de valor ya debe darse por acabado; ahora, la demanda es ir por los hechos, como quedó reflejado en la Conferencia de la Industria, realizada el jueves en Rafaela.

En la provincia se observa un esfuerzo significativo en construcciones sanitarias -con excelencia de diseño incluida-, pero no igual empeño ni recursos volcados para potenciar la producción de la provincia. También esto debe asumirse como respuesta a los problemas de la seguridad.

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Hermes Binner.

Foto: El Litoral



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