Llegan cartas
Sin política de frontera
M. Carlos Visentin
LE 2.389.173. Ciudad.
Señores directores: La Argentina padece una enfermedad crónica: la ausencia total de política de frontera. Con sólo presentar algunas cifras se da uno cuenta de su gran importancia. La Argentina tiene aproximadamente unos 14.493 km de fronteras, de los cuales 5.117 km son límites fluviales y marinos y 9.376 lindan con cinco países —dicen los libros—: Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Chile . Creo que hay un error, porque no incluyen un límite no reconocido pero real, pues las naves argentinas no pueden navegar cerca de las Islas Malvinas sin que se considere que se ha violado la soberanía inglesa.
Nuestra frontera es un caos. A nadie le gusta que lo critiquen y otros creerán que le hago una evaluación negativa al gobierno actual, cuando el problema es más viejo, pero nadie será capaz de decir que estoy equivocado cuando aseguro que por la frontera terrestre ingresa diariamente lo peor de la población de los países limítrofes, cuyo destino, en su gran mayoría, es la Capital Federal, donde usurpan viviendas, terrenos, forman asentaderos o nuevas villas miseria, con un alto porcentaje de delincuencia por hambre y falta de trabajo. Esto último se lo quitan al nativo, porque se ofrecen “en negro”, dispuestos a aceptar que los exploten antes que volver a su país. Puede entrar “libremente” quien quiera hacerlo, por más que en su prontuario esté fichado por tratante de blanca, proxeneta reconocido, o dueño de un cártel de drogas.
Si hablamos de Derecho Espacial, no hay ningún control del espacio aéreo en nuestras fronteras. Los vuelos de las avionetas trayendo drogas son comunes y sólo los descubren denuncias particulares.
En cuanto al Derecho Marítimo, la Argentina tiene una plataforma submarina de 1.000.000 de km2, muy rica en peces de aguas cálidas por la corriente del Brasil y de aguas frías por la corriente de las Malvinas y por la posibilidad de encontrar petróleo. El Mar Argentino alcanza hasta 12 millas náuticas, a contar desde la línea de la costa establecida por las más baja marea. Dentro de esa superficie, la soberanía argentina es total y absoluta. Además, está el “mar patrimonial”, que llega hasta las 188 millas náuticas y que es de libre navegación por barcos de todas las banderas, pero se lo considera “zona exclusiva de explotación” argentina. Todo esto no es absoluto, vale decir no todos los países aceptan estos derechos, pero para la Justicia internacional es un argumento de mucho peso. No obstante, el control del Mar Argentino es pobre por falta de infraestructura; se han “borrado”, poco menos que aniquilado, las Fuerzas Armadas, y las naves para controlar tan gran extensión es una fuerza precaria. Y faltaría aún tratar el Derecho Argentino Antártico.