Apuntes de política provincial
La sociedad en el banquillo
Teresa Pandolfo
En los últimos días, se ha atribuido al periodismo el exagerar la difusión de noticias que revelan situaciones crecientes de inseguridad. La publicación de los hechos que se conocen despierta reacciones no sólo en los funcionarios responsables del área, sino que también en niveles más altos e incluso académicos.
La prensa refleja una parte mínima de los incontables episodios delictivos que se suceden -hoy todos los ámbitos están alcanzados-, y las herramientas con que se cuenta no alcanzan para el combate de coyunturas con tramas tan complejamente entrelazadas como la presente.
Aunque suene a demagogia, habrá que decir que la sociedad misma, junto con el Estado, pero no sólo éste, deberán ir resolviendo la “cuestión de fondo” que nutre a la inseguridad y da nacimiento a sus protagonistas. Protagonistas que a su vez forman un arco amplísimo y que va desde los autores de la violencia doméstica -que luego produce otros fenómenos- hasta los que manejan el narcotráfico y su incidencia en barrios y población.
Y cuando desde “Apuntes...” se habla de cursos de acción para ir resolviendo esa “cuestión de fondo”, se lo hace en referencia a una valorización de la familia y a encontrar tiempo para atender lo que le pasa a la misma; a que deben generarse condiciones para la inversión productiva del sector privado (la empresa es la gran generadora de empleo y de oportunidades de crecimiento plural); al trabajo como el mayor estimulante de la autoestima y, en un mismo pie de igualdad, se ha ubicado a la educación.
Todo esto sin haber dejado de puntualizar reiteradamente que al descender los niveles de actividad económica aparece el deterioro de los demás indicadores que componen la canasta social: trabajo, educación, seguridad social en serio, acceso a la salud, a la cultura y a la recreación. Y cuando faltan las condiciones antes mencionadas, la inseguridad se dispara; la marginalidad crece, se enferma más gente y los niveles de convivencia bajan hasta desaparecer.
Diálogo
Esta semana, a invitación de la Mesa del Diálogo Santafesino, concurrió a una reunión el ministro de Seguridad, doctor Daniel Cuenca, acompañado por el secretario del área, doctor Carlos Iparraguirre.
Con sinceridad descarnada por parte de los funcionarios a la hora del diagnóstico y situación operacional encontrada en la Policía y un poco menos a la hora de mencionar los logros, se pusieron en blanco y negro los ejes de la política del gobierno del doctor Hermes Binner en materia de seguridad.
Pero también Cuenca fue contundente al manifestar que las responsabilidades en el plano social no correspondía que fueran resueltas por la Policía, sino que en ello estaba trabajando una instancia interdisciplinaria en el gobierno, llamada gabinete social.
Decir que se salió optimista de la reunión con Cuenca sería faltar a la verdad; tampoco se podría decir que conforme porque se esperan mejoras en el corto tiempo. Por el contrario, Cuenca dejó en claro que volver a un clima de más tranquilidad ciudadana llevará tiempo, en tanto y en cuanto se progrese en las políticas sociales y en materia de gestión policial, con una mejor preparación de los efectivos, con el desarrollo de la Policía Científica y de acciones de inteligencia para la prevención.
El discurso oficial es el posible pero no el que satisface a la gente acosada por la inseguridad. Aunque debe asumirse como hecho cierto que los problemas que nos aquejan son consecuencia de fallas culturales profundas, que como sociedad se fueron aceptando, sin tomar en cuenta lo que íbamos perdiendo en el camino.
Empresas y proyectos son amores
Como esta periodista considera que la actividad económica hace mucho para volver a colocar a cada uno en su lugar y en el volver a recuperar su dignidad y expectativas de vida, no puede menos que saludar la inauguración de Artes Gráficas del Litoral (AGL), nacida de dos grupos empresarios: El Litoral SRL y Artes Gráficas Rioplatense SA, del grupo Clarín, en igualdad de condiciones.
La inversión realizada se encuentra en el orden de los 45 millones de pesos. En estos primeros tiempos trabajan 50 personas en la planta ubicada en el Parque Industrial de Sauce Viejo, pero si hay trabajo gráfico, además de la impresión de ambos diarios y sus suplementos, se proyecta llegar a tres turnos de producción, con lo cual se duplicaría el número de gente trabajando en la nueva empresa.
La sociedad que hoy es AGL quedó plasmada en los papeles una semana antes de disponerse la famosa resolución 125 de retenciones móviles a las exportaciones de productos agropecuarios, que dio origen al conflicto del gobierno nacional con el campo. El paro del campo comenzó el 12 de marzo de 2008. El conflicto de marras cambió las reglas de la economía interna del país; las relaciones políticas y debilitó el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
De haberse demorado las conversaciones con las que se alcanzó el acuerdo, ¿se hubiera concretado la sociedad? ¿Se hubiera armado la nueva empresa -con la compra de una rotativa Goss Uniliner- cuando a lo relatado se sumó el colapso financiero internacional? No hay una respuesta. Sí se puede decir que se siguió adelante, porque primó una mirada esperanzadora respecto de la región y del país. Y que además se ha demostrado que cuando hay vocación empresaria se encuentra la voluntad necesaria para ir removiendo los escollos que se presentaron desde marzo del año pasado.
Desde hace unos días, El Litoral no se imprime en la sala contigua a la redacción. Dejar el escritorio sin el ejemplar revisado y todavía con la tinta fresca es para el periodista como desprenderse de una parte de sí mismo. Porque por esas cosas de esta profesión apasionante, el sonido de la rotativa andando era la campana que anunciaba que la faena había concluido y que sólo separado por un instante, comenzaba el trabajo para el diario del día siguiente.
Todo cambio es como un morir para nacer de nuevo y en este caso la apuesta implica un salto cualitativo, que bien vale el esfuerzo.
Mons. José María Arancedo y el ministro Daniel Cuenca en la Mesa del Diálogo.
Foto: Mauricio Garín.
