Las razones de su meditado “sí” a la candidatura, junto a Luis Juez.
Morandini: “Nunca fui una
periodista de despachos”
Sostiene que “los periodistas siempre hacemos política” y que, al aceptar sumarse a la actividad partidaria, ha sido leal a sus convicciones y su trayectoria. Afirma que “no alcanza con que lleguen caras nuevas, si no se modifica la cultura política”.
Luis Rodrigo
La diputada nacional Norma Morandini confiesa que el año pasado tuvo un período de dudas sobre su futuro. Y que se debatía entre el deseo de “volver a los libros y el periodismo” o seguir en la actividad política partidaria, a la que llegó junto a Luis Juez, al ganar una banca en el Congreso en diciembre de 2005. Aceptó ser candidata por ese sector (no le gustaría que se dijera que es su candidata) al Senado de la Nación. Cree que la Argentina debe cambiar su “cultura política” y que el contexto actual presenta una oportunidad.
Como si fuera apenas alguien más en una numerosa delegación encabezada por Juez, sorprendentemente pequeña, la enorme periodista, pasó por la Casa Gris casi inadvertida. Por unos momentos, habló con El Litoral.
Bastan unos minutos y apenas unas pocas preguntas (cuando se logra interrumpirla) para tener cabal dimensión respecto de ante quién se está. La autora de “Catamarca” (1991); “El harén: árabes, poder y política en Argentina” (1998) y “La Gran Pantalla, ensayo sobre el periodismo de televisión” (1999) dice que nuestro país se merece un régimen político con más poder parlamentario.
Más que el 30%
—¿Por qué esta decisión por Luis Juez?
—Yo no vengo de la política partidaria. Los periodistas hacemos política y tengo una vocación política, pertenezco a una generación que ha hecho política y ya sólo de pensar en mis dos hermanos desaparecidos, sólo eso, tendría que ser una razón para tener que explicar por qué estoy en política: siempre había dicho que “no” en Buenos Aires. Ironizaba mucho y me decía: “Necesitan el 30 %”. Y Luis Juez me encontró con la guardia baja. Estaba en Lisboa (Portugal), dando un curso, donde yo había vivido el exilio y fue en esa oportunidad cuando me dije: “¿Por qué no?”. Yo estaba regresando a Córdoba y creo que, por devaluada que esté la acción política, no se puede poner en duda la honorabilidad de representar a otros y que otros deleguen confianza.
He aprendido mucho y el año pasado tuve mucha contradicción entre si volvía a mis libros, si volvía a escribir o si realmente seguía, de alguna manera, aportando lo que he aprendido. ¿Qué aprendí? Que no alcanza con que lleguen caras nuevas, si no se modifica la cultura política. No puede ser que política sea trueque. Creo que estamos en un momento bisagra, entre una concepción autoritaria y que efectivamente construyamos cultura democrática. Por eso voy a seguir y a aportar, desde este lugar, que es el de poder llegar al Senado.
—¿Pero por qué Juez y no otro dirigente?
—Ya había vuelto a vivir a Córdoba, cuando escuché por radio la primera vez a Juez. Paré mi auto y me pregunté quién era este hombre que decía de manera sencilla lo que yo digo de manera difícil. A mí Juez nunca me dijo lo que yo tenía que hacer y me siento respetada. Creo que la lealtad es a uno mismo. Uno sólo puede ser leal a otros si es leal a uno. No creo que las personas tengan dueño, como yo tampoco me apropiaría jamás de nadie... Tenemos que construir en torno a compromisos, no a personas. Esta pluralidad me entusiasma. Y se lo dije el primer día que lo conocí personalmente, hay que ver cómo de esta colcha de retazos se hace una manta democrática, que nos cobije a todos.
—¿Ud también se decepcionó del kirchnerismo, como le pasó a Juez?
—Nunca estuve en el kirchnerismo. Me senté con espíritu de colaboración, pero nunca pertenecí a ese sector. Sólo por tener esta coincidencia de que mis dos hermanos desaparecidos se llamen Néstor y Cristina es que me he cuidado mucho de no atacarlos personalmente. No tengo nada personal contra el matrimonio y sí tengo mucho contra lo que ellos encarnan, que es una concepción autoritaria del poder.
Creo que el plebiscito es un instrumento de la ciudadanía, nunca de los gobernantes. Las mayorías no pueden servir para convalidar: el Parlamento es el lugar del debate; si no le devolvemos su lugar autónomo, entonces no tenemos una democracia. Si el Parlamento es de un solo color y funciona a control remoto desde el Ejecutivo, se debilita el sistema democrático.
—Argentina, ¿tiene condiciones para crear más poder parlamentario, para ser menos presidencialista?
—Tenemos que construirlo. Más si pensamos de dónde venimos. Tenemos 50 años de cultura autoritaria que nos ha hecho ver como naturales fenómenos que se dan de patadas, perdón por la expresión, con lo que es la definición de democracia. Tenemos, por ejemplo, los derechos humanos: nuestro país se ha subordinado a tratados internacionales que está obligado a cumplir, no se pueden invocar y después no respetar la libertad de prensa. Las democracias modernas son hoy las democracias sociales que tienen como instrumento político los derechos humanos. Ése es mi compromiso.
Nunca fui periodista de despachos, donde nunca tuve amigos. En los despachos para un periodista tiene que haber funcionarios que cumplan sus funciones... Hoy, el ex presidente (Néstor Kirchner) dice que “vamos a volver a 2001”, yo digo que sí, que quiero volver a 2001, no en lo que nos pasó, sino para entender por qué nos pasó. Por qué estallaron los partidos políticos en mil pedazos, por qué la gente cree en personas... qué tenemos que construir. Estoy convencida de que hay que construir cultura democrática, pero la democracia tiene que querer decir para todos lo mismo. Me temo que, por ahora, no quiere decir para todos lo mismo.

Norma Morandini pasó por Santa Fe junto a otros dirigentes del juecismo cordobés. Estuvo en la Casa Gris con el gobernador Hermes Binner y el senador nacional Rubén Giustiniani.
Foto: Néstor Gallegos
LA CLAVE
Unipersonal
Norma Morandini llegó al Congreso de la mano del juecismo de Córdoba, y al poco tiempo se apartó y formó un bloque unipersonal llamado Memoria y Democracia. Desde allí siempre coincidió en buena parte de sus posiciones con los diputados nacionales de la Coalición Cívica y del socialismo.