Edición del Miércoles 22 de abril de 2009

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Llegan cartas - Edición Impresa - Buzón

Llegan cartas

Reminiscencias de la escuela Industrial

Alberto de Luján Castillo.

DNI. 6.212.519.

Señores directores: En 1892 se comenzó a sembrar la semilla para implantar la enseñanza técnica en la provincia, que terminaría con la creación de la Escuela Industrial Central en 1902 y su nacionalización en 1909. El ilustre sembrador fue el profesor Enrique J. Muzzio, que tuvo que luchar contra los prejuicios de ciertos elementos influyentes en lo político y social, quienes desmerecían las ocupaciones industriales y de artesanos y querían que sus hijos fueran “hombres útiles y de letras”. Fueron muchas las gestiones y los obstáculos que enfrentó, pero su cosecha fue fructífera, ya que dio nacimiento a la Escuela Industrial Superior, que este año cumple 100 años de su nacionalización. Mi conexión con la escuela comienza en 1945 con el ingreso al 1er. año. A partir de entonces, me adoctriné con ella para siempre. Como homenaje a su centenario, deseo expresar muy pocas cosas de las miles que me vienen a la mente. El cuerpo docente, formado por prestigiosos profesionales de la ciencia y de la técnica, y plenos de valores morales y sociales, siempre bien recordados: el Ing. Ángel J. Nigro, que era el director y había egresado de la escuela con la primera promoción, en 1914; José Salgado, vicedirector; el secretario era un personaje pintoresco, también profesor, a quien nadie que haya pasado por la escuela podría olvidar: Gabriel Felipe Storni; Enrique Muzzio, auténtico padre de la escuela; Luis Peresutti, Pedro Oscar Murúa, Max Maignién; Julio Hiver, autor de la canción de la escuela; Julio Salaber, José Babini, Guillermo Ebrecht, Mario Schivazappa, Celestino Bossi; Luis T. Zamaro; el jefe de celadores Arias, que ponía en vereda a cualquier alumno que se saliera de las reglas; maestros de los talleres y muchos más. Todos ellos, dignos maestros que guardamos en nuestro corazón. A muchas de esas celebridades las habíamos rebautizado con motes que ya venían de tiempo atrás: “El Conde”, “El Loco”, “Chupín”, “El Gato”, “El Burro”, “Corneta”, “Tutankamón”, “El Capitán”, “El Perro”... En 1946, con motivo de cambios políticos, también en la escuela hubo renovación de autoridades y el retiro de algunos docentes que estuvieron en discordia con el nuevo gobierno. El año siguiente ingresaron docentes jóvenes y la escuela se renovó, luego de años de letargo. En lugar de 120 alumnos que ingresaban en 1er. año se dio lugar para 210, y lo más destacable y progresista fue la apertura de la escuela para las mujeres, tanto para docentes como para alumnas, ya que antes era sólo para varones en todos los estamentos. Y esto ocurrió antes de que la mujer argentina votara por primera vez. Y aunque muchos descreían en la capacidad femenina para la tecnología, quedó demostrado que no hubo diferencias, y muchas chicas se distinguieron y superaron a tantos de nosotros los varones. Y termino no sin antes hacer referencia al compañerismo y a la amistad que entre algunos ha durado para toda la vida, estrechando vínculos en cada acontecimiento en que la escuela nos reúne, como este año será al cumplir su centenario.



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