Hay dos sandinismos, según Cardenal
EFE
El gobierno de Nicaragua y su presidente, Daniel Ortega, se llaman “sandinistas”, pero “han renegado, han traicionado a la izquierda, a la revolución y a Sandino”, afirmó el poeta, sacerdote y ex ministro de Cultura nicaragüense Ernesto Cardenal.
Cardenal, de 84 años, destacó tras una conferencia en la Casa de América de Madrid que él pertenece al sandinismo “verdadero”, que ha querido “renovar el sandinismo que se corrompió”.
Sin embargo, “hay dos sandinismos”, dijo en referencia con los seguidores del líder nicaragüense Augusto César Sandino, guerrillero liberal que se enfrentó a las tropas norteamericanas en el norte de Nicaragua y que murió asesinado en 1934.
A su juicio, el “sandinismo corrompido es el que está en el poder, en el gobierno”.
El que fue ministro de Cultura en el primer gobierno sandinista (1979-1990) subrayó que no podía expresar su opinión sobre la situación política de Nicaragua, por lo que tuvo que cambiar la temática de la conferencia que iba a impartir.
“No puedo hablar con libertad porque tenemos una dictadura, simplemente. He tenido muchas represalias de parte del gobierno de Nicaragua por las cosas que he dicho y no puedo seguir diciendo más, porque tendría más represalias”, agregó ante las decenas de personas que se congregaron para escucharle.
Cardenal, considerado uno de los mejores poetas centroamericanos, abandonó su militancia sandinista a mediados de la década de los noventa, después de las discrepancias en el seno de su partido entre los renovadores, liderados por Sergio Ramírez, y los ortodoxos de Ortega.
En la conferencia impartida en la capital española, el propuesto en 2005 y 2007 como candidato para el Premio Nobel de Literatura defendió el altruismo, la solidaridad y la cooperación como los mejores valores de la humanidad.
En el discurso, titulado “Somos polvo de estrellas”, se preguntó sobre el origen de la vida y disertó acerca de la creación de ser humano y del sentido de la muerte.
De manera cronológica y con continuas referencias científicas e históricas, el poeta consideró que “temer a la muerte es un error de óptica”, dado que “somos parte de algo mayor” que la propia vida.
“La muerte es buena porque si no Dios no hubiera creado un universo donde todo muere y todo ser vivo regenera en una muerte”, dijo.
También defendió a los “miles de jóvenes sin partidos políticos, ni líderes, ni ideologías” que protestan contra la guerra, el neoliberalismo y la globalización.