Apuntes de política provincial
Derecho a una oportunidad

Hermes Binner y Élida Rasino, frente al desafío de una mayor calidad educativa, y una extensión de la educación no formal.
Foto: Guillermo Di Salvatore
Teresa Pandolfo
La semana estuvo marcada por hechos de variado origen y consecuencias. Uno, la reunión del Ing. Mario Barletta con sectores privados, para analizar alternativas que permitan enfrentar la retracción económica en la ciudad.
El segundo, el acuerdo salarial con el magisterio, que posibilita el comienzo del ciclo lectivo frente a lo que ocurre en otras jurisdicciones del país, y el tercero, en el plano político-partidario, la postura del obeidismo en la Cámara de Diputados de la Nación, que tomó distancia del Frente para la Victoria.
Se abordará el primero de los mencionados, porque en el transcurso de esa reunión, desde dos puntos del arco empresario, fue muy marcada la demanda por una mayor seguridad, con acento en la posición social de segmentos importantes de nuestra gente joven.
El derecho a ser
Fue el señor Jorge Bullson, de la Asociación de Comerciantes de Facundo Zuviría, quien planteó muy puntualmente que Provincia, Municipalidad y Nación debían aunar esfuerzos, para darles un destino de vida a los jóvenes de 18 a 21 años. A este segmento lo calificó como “conflictivo” y propuso que en los cuarteles vacíos de Santo Tomé y de Guadalupe, recibieran instrucción en cinco especialidades para que luego tuvieran una posición en el mundo del trabajo. Luego, el Ing. Daniel Oblán, del sector industrial-exportador, recordó que debía tomarse a la educación de los grupos poblacionales más desprotegidos, como una inversión tanto para el presente como para el futuro.
Desde la menuda infancia, a estos niños y jóvenes los vemos, cada vez en mayor número, en los semáforos de la ciudad y en la crónica policial.
Bullson remarcó la instrucción para su posterior incorporación al mundo del trabajo, y dejó entrever cuánta fuerza intelectual y laboral estaba desperdiciada.
En ese momento, a esta periodista le vino a la mente un reportaje que Nelson Castro le realizó a Roberto Mangabeira Unger, ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil. Ese funcionario del gobierno de Lula fue profesor de Barak Obama en Harvard. La entrevista se publicó en Perfil, el 7 de febrero de este año. El reportaje se concretó con motivo de la asunción de Obama como presidente de los Estados Unidos, país inmerso en una crisis con repercusiones globales, en el plano financiero y económico.
El catedrático brasileño señaló que el problema no era más o menos mercado sino -dijo- “es la manera en que se organizan las cosas en el mundo, en las economías y el mercado, lo que hace que la mayoría de las personas no tenga ni instrumentos ni oportunidades adecuadas. Por eso -continuó- toda esa energía humana se frustra y se desperdicia.
“Las personas mueren sin poder haber sido lo que pudieron haber sido. Este es el problema y por eso es importante liberar las energías constructivas, buscando reconstruir las economías del mercado. Y el Estado no debe sustituir al mercado temporariamente, sino que debe reinventarlo de una manera democratizadora”, explicó.
En definitiva, el ministro brasileño dejó planteado lo que el señor Bullson, con otras palabras, procuró hacer reflexionar a los presentes cuando mencionó una capacitación masiva, pero en especialidades requeridas tanto por un presente más seguro, como por lo que representaba un destino para miles de jóvenes sin oportunidades de revertir su situación por sí mismos.
Valga el ejemplo de lo que hace el gobierno de la ciudad en un barrio conflictivo, donde a partir de la enseñanza del violín, surgieron capacidades desconocidas, incluso para los propios protagonistas.
Un tercio de la población capitalina -y lo mismo ocurre en Rosario- se encuentra bajo la línea de pobreza y/o indigencia. Muchas de estas personas se miran a sí mismas sin futuro, o lo que es peor, se consideran muertos en vida porque, como otros, consideran que pueden terminar en un instituto penitenciario, o muertos.
La responsabilidad de introducirlos en un escenario más esperanzado corresponde al resto de la sociedad, incluidas las autoridades. Y esta premisa no es una utopía sino, como se dijo en la reunión de marras, querer resolver los problemas. Ninguna dificultad se diluye por sí sola. El cambio viene como resultado de una idea, que implica un proyecto, un seguimiento y la evaluación períódica de los resultados.
Dos proyectos
Por años, se ha venido diciendo que la escuela pública no enseña. “Argentinos, a las cosas”, dijo años atrás Ortega y Gasset. Hay que recoger ese guante y ha sido una buena noticia el entendimiento salarial alcanzado con el magisterio, para que comiencen las clases.
Pero al margen de esta cuestión, que termina siendo formal, si la escuela no enseña lo que se debe aprender en el mundo de hoy, resultan alentadores dos cursos de acción que se propone el Ministerio de Educación: uno, hacer efectivo el ciclo secundario, para lo cual se crearán 186 establecimientos nuevos para cursarlo. Aún cuando algunos sectores políticos dudan de esta instrumentación, sobre todo en el interior territorial con los llamados “núcleos rurales”, es una decisión importantísima, la tomada. Como toda propuesta, es permeable de ser perfeccionada a medida que se recoja la experiencia de su funcionamiento.
El otro, es el cambio curricular y metodológico, en los estamentos formadores de docentes. Esta determinación es una clave relevante para el salto cualitativo que se persigue en la educación.